❧ ༒︎ 𝕮𝖆𝖕𝖎𝖙𝖚𝖑𝖔.17 ༒︎ ❧

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Sus miradas se encontraron. Había un brillo especial en esos ojos castaños. Por fortuna, el dolor había desaparecido de ellos. Sonrió feliz. Seguro que esta vez tenía algo hermoso que contar. Acarició el contorno de su cara y pasó su pulgar por la mejilla del joven. Yibo se apoyó en la cálida mano. El contacto se sentía muy bien. Zhan le alzó el rostro y lo sujetó por la barbilla. Temeroso, posó suavemente sus labios en los de Yibo. Su omega era hermoso. Sus labios eran gruesos, rosados y carnosos. Suaves y con un sabor dulce.

Yibo, al sentir ese contacto, se tensó. No se lo esperaba y menos viniendo de un hombre. Eso estaba mal, él también lo era. Sin embargo, se sentía bien. Le gustaba. Ese ligero y suave contacto era cálido, dulce, tierno. Aunque al principio fue reacio, poco a poco dejó de lado todos esos pensamientos y empezó a disfrutar del momento. Iba a responder al beso, cuando Zhan se apartó lentamente.

- Zhan... - Yibo se ruborizó y desvió la mirada - A ti... ¿No te gustan las mujeres?

- No.

- Entonces te gustan los hombres...

El alfa rio. Ese lobo criado por humanos era muy gracioso.

- Tampoco, Yibo.

- ¿Entonces? - lo miraba con cara de sorpresa.

Zhan se levantó y se sentó sobre las piernas del omega para mirarlo de frente.

- Me gustas tú - contestó con total seguridad -. Dime Yibo, ¿a ti te gustan las mujeres? - Yibo negó con la cabeza - ¿Los hombres? - volvió a negar.

Ahora que Zhan preguntaba, se dio cuenta de que nunca sintió ningún tipo de atracción por las chicas que lo pretendían. Tampoco sintió nada por ningún chico. Sí había tenido impulsos sexuales, sin embargo, nunca tuvo deseos por nadie.

- ¿Y yo? Dime, Yibo, ¿yo te gusto?

Él desvió la mirada y se sonrojó. Zhan rio bajo al ver la expresión del joven. Súper tierno. Yibo se revolvió incómodo bajo la mirada del alfa. No sabía qué responder. Estaba claro que le había gustado el beso y que Zhan le parecía extremadamente hermoso y atractivo. Su corazón latía rápido y fuerte por él.

- Yo... ¡Ay! No lo sé - dijo.

Empujó tímido al alfa. Este cayó en el colchón de la cama y rio fuerte y alto. Se incorporó apoyándose en su brazo y lo miró con una gran sonrisa. Yibo rio al ver los dientes delanteros sobresaliendo entre sus labios. Parecía un conejito adorable en vez de un fuerte y enorme lobo. Tenía ganas de lanzarse sobre él y abrazarlo. Se contuvo. No sabía si eso era lo correcto.

- Pareces un conejo en vez de un lobo.

- ¡Oh! ¿Quieres que te muestre mis colmillos?

- No hace falta. Aun los siento en mi cuello.

Zhan se acercó a gatas. Acarició la marca con cariño.

- Yibo, lo siento. Te juro que esa era la última opción que nos quedaba. No quería marcarte, pero si no lo hacía, morirías. Me arriesgué y te forcé a llevar una marca sin tu consentimiento y sin hacerlo de forma correcta. Es más, sin que tú supieras lo que significa.

- Entonces, dime qué significa esta marca.

- Yibo, lo primero que tienes que saber es que las relaciones entre nosotros no tienen nada que ver con las relaciones humanas. A mí no me gustan los hombres ni las mujeres porque sólo me puede gustar una persona. Mi destinado. Es decir, tú.

- ¿Qué quieres decir con destinado exactamente?

- Los destinados - comenzó a hablar mientras se sentaba a su lado - son aquellas personas que la diosa Luna dispone para pasar juntos el resto de su vida. Cuando un lobo conoce a su destinado, se crea una conexión especial entre ambos. Esa persona será nuestra única pareja en la vida. Aquí no nos regimos por el sexo, lo hacemos por nuestra casta. Estamos los alfas y luego estáis los omegas. Tú eres mi omega.

Yibo lo miraba sin entender bien lo que quería decir.

- ¿Qué quiere decir eso? No lo entiendo.

Zhan, le explicó con mucha paciencia.

- En nuestro cuerpo convive nuestra parte humana con nuestro lobo. La primera nos define como hombre o mujer. Es lo primero que sabemos cuando nace un cachorro. Es la parte visible, por así decirlo. Cuando alcanzamos la adolescencia, nuestro lobo se presenta. Ahí es cuando desarrollamos nuestro segundo género, el que éste nos da. Para que lo entiendas mejor. Los alfas seríamos los hombres y los omegas las mujeres del mundo humano. Vosotros, los omegas, al igual que las mujeres, podéis crear vida y traer nuestros cachorros al mundo.

Yibo quedó impactado. Él era una omega, entonces...

- ¿Estás diciendo que yo puedo... ¡Quedarme embarazado!?

- Sí, podrás tener a nuestros cachorros en un futuro.

- Espera, espera, espera. ¡Pero soy un hombre! ¿Por dónde va a salir el cacharro?

Bajó su mirada hacia su entrepierna asustado. Zhan rio ante la cara de susto del joven.

- No, por ahí no - miró su trasero -. Por ahí.

- ¿¿¿Qué??? ¿Quieres decir que si me quedo embarazado voy a cagar un bebé? ¿Literalmente, cagaré un bebé?

Zhan no podía parar de reír. Yibo se enfadó, se levantó, se puso sobre sus rodillas y encaró al alfa.

- Lo digo en serio, Zhan.

- Lo sé, lo sé, sin embargo, tus ocurrencias y tus gestos son muy graciosos. Si quieres llamarlo así, está bien. Aunque eso no es lo que quiero que entiendas ahora. Hay muchas cosas que debes olvidar y muchas otras por aprender. Cuando lo hagas no te sorprenderás tanto. Por lo pronto, sí. Un alfa puede embarazar a un omega independiente de si es hombre o mujer.

- Entonces, un hombre alfa puede embarazar a un omega.

- Alfa, Yibo. No importa si es hombre o mujer.

- ¿Las mujeres también?

- Así es. Por ejemplo, Ziyi es alfa y tiene a su omega embarazado - levantó las manos y encogió sus hombros.

- ¿Cómo es posible? Si ellas no tienen... Espera, ¿Acaso tienen...? Ya sabes.

- Al igual que los hombres omegas desarrollan un útero para tener cachorros, una mujer alfa durante el acto, es capaz de desarrollar su clítoris hasta alcanzar el tamaño de un pene. Aunque este suele ser más pequeño que el de los alfas.

Yibo estaba sorprendido. Aquella información rompió todos sus esquemas mentales. Sabía de que algunos animales eran hermafroditas, sin embargo, no era capaz de asimilar que él también lo era.

- ¿Y la marca? - preguntó llevando su mano al cuello.

- La marca es un lazo de unión. Como los anillos que se dan los humanos cuando se casan. Sin embargo, es un lazo para el resto de tu vida. Como te dije antes, nosotros sólo elegimos una pareja y es con ella con la que nos enlazamos a través de la mordida. Es la única cicatriz que no desaparece de nuestro cuerpo. Con el lazo formado, alfa y omega crean una conexión única entre ellos. A mayores, el resto de la manada sabe que esa persona ya tiene pareja.

- ¿Eso quiere decir que me he casado contigo? - preguntó el omega boquiabierto.

- No del todo. Nuestro lazo está incompleto. Yo no llevo tu marca - desvío la mirada -. Lo siento, Yibo. Cuando un alfa marca a su omega, este hace lo mismo. Además, para que el lazo sea fuerte debe suceder durante el acto sexual. Por mi culpa te he atado a mí sin tu consentimiento.

- Mi madre me dijo que debía reclamarte también, aunque no sé cómo... - Yibo abrió los ojos en grande - ¡Es verdad! Al final no te lo conté - los ojos de Yibo volvían a tener el mismo brillo -. ¡Vi a mi madre, Zhan!

Luna nueva Luna creciente Donde viven las historias. Descúbrelo ahora