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Desperté al escuchar un horrible sonido igual al de una alarma, que yo conocía muy bien.

Hoy era el día.

Una sensación agridulce apareció en mi estómago llegando hasta mi garganta de solo pensar que hoy se cumplía un mes atrapada aquí... no sabía si alegrarme por sobrevivir a este infierno o llorar a mares porque no estaba en casa.

Me puse rápidamente los tenis que estaban bajo a mi hamaca que Sam había adornado con colgantes hechos con hojas de palma, para supuestamente sentir lo más cercano a 'un hogar decorado', aunque esto se sentía como todo lo contrario.

Todas comenzaban a caminar a paso veloz hacia aquel elevador de carga, mientras que yo, obligándome a arrastrar mi propia existencia, traté de seguirles el paso.

El sol estaba en lo que parecía que era su punto más fuerte, por lo que debía ser mediodía. El clima era húmedo y a pesar del calor, el viento comenzaba a mover los grandes árboles.

"¿Desde que hora estoy dormida?" Pensé.
La verdad es que no había dormido nada bien, la mayoría de la noche no había podido cerrar los ojos de tanto pensar y cuando lo lograba las pesadillas volvían a despertarme.

Lizzy y Ana aplicando mucha fuerza, lograron abrir las puertas de aquella caja metálica.

Cada mes sube una chica nueva, ninguna pasa de los 20 años (a lo que me habían explicado), solo Ana rozaba esta edad.
La primera en llegar aquí, bueno, al menos la primera que sobrevivió; una joven adulta de lo que ella creía tener 20 años ya, musculosa, de piel blanca, con espalda ancha y un cabello negro que al sol parecía tener ligeros toques azules.

Aquella chica, considerada como la jefa o algo así, bajó a calmar los gritos y llantos de la nueva mujer, explicando que todas pasaban por esto: sentirse asustadas, desconcertadas, sin saber absolutamente nada de nada.

Mientras esperaba a que se calmara, y que dejaran ver algo por el montón de niñas que se habían acercado al lugar, me alejé llegando a la sombra, recargando mi espalda en una barra de madera horizontal que simulaba algo así como un barandal, y me puse a recordar mi llegada.

No lloré ni grité aunque me moría de ganas por hacerlo, pero no miento que el miedo que había en todo mi cuerpo se hacía presente en mis manos temblorosas y mi estómago a punto de volverse. Traté de ser ágil, y corrí lo más lejos que pude... al final de cuentas era muy extraño despertar sintiéndote fuera de sí, rodeada de un montón de mujeres que te veían como carne fresca, sintiendo como si tu mundo, tu vida acabará de comenzar, y lo sabías todo; caminar, hablar, el significado de lo que decías, de lo que veías. Pero de alguna manera no podías recordar datos tan insignificantes como tu edad, tu aspecto físico, o incluso tu nombre.

"Aún pienso que corrí con suerte al despertar en esa caja sabiendo como me llamo"

Pero no corrí con suerte cuando descubrí que estaba rodeada de cuatro paredes intimidantemente gigantes... estaba atrapada, como todas aquí. Y el resto eran pequeños fragmentos, nada coherente que diera indicios de quienes éramos, donde estábamos, o porqué estábamos donde estábamos.

La primera semana fue eterna; de hecho sentía como si llevara toda una vida aquí, y no un mes. Por las noches solía irme al bosque a llorar sin que nadie escuchara, me iba a dormir deseando despertar de esta pesadilla o simplemente no despertar; por los días trataba de buscar alguien con quien estar... y diré que soy muy mala haciendo amigas. La segunda semana fue mejor, sin contar algunos detalles, me sentía relajada y me parecía tan estúpida toda la situación que hasta la tomaba con humor. Me costó tiempo adaptarme a la realidad, pero lo hice después de varias noches atrapada allá a fuera.

"𝑩𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝑩𝒐𝒚" 𝑴𝒂𝒛𝒆 𝑹𝒖𝒏𝒏𝒆𝒓 (𝐶𝑜𝑟𝑟𝑒𝑟 𝑜 𝑚𝑜𝑟𝑖𝑟)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora