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Alexandra

Desde que llegué a aqui, nunca me imaginé que los trabajos que realizaran fueran muy complicados, y realmente no es así, pero había terminado agotada y fastidiada en cada maldito día.

Primer día - cocineros: nada mal. A decir verdad la comida se me daba bastante bien, y no solo toda la onda de devorarla... aunque prefería eso que estar apresurada por hacer comida para cincuenta simios sudados. Diría que fue mi mejor día.

Segundo día - carniceros: a pesar de que no fue muy complicado, escuchar a los animalitos llorar por sus miserables vidas, ver tantas vísceras, oler y sentir tanta sangre en mis manos me había revuelto tanto el estómago que pensé que jamás volvería a comer carne otra vez... lo olvidé al día siguiente.

Tercer día - aradores: eso de las plantitas y vegetales me parecía algo demasiado fácil y aburrido pero tenían sus procesos y cuidados que me resultaban interesantes. Y de no haber sido porque hablé con Newt durante todo el día, me hubiera desesperado fácilmente.

Cuarto día - doc's: llegaron puros mariquitas a querer curarse heridas pequeñas (como los carniceros, donde me regañaron por decirle "chúpate el dedo" a algunos cuantos), y unos más por dolores sin importancia. De cualquier modo ya sabía como funcionaba todo y qué medicamento utilizaban pues era igual a donde yo antes vivía. Me parecía muy aburrido esperar a que algún pobrecillo necesitara atención.

Quinto día - fregones: o mejor dicho... Chuck. El día más aburrido y estresante de mi vida. Era tan relajado, después de limpiar más o menos, había mucho tiempo muerto donde no sabía que hacer a parte de platicar con el chico. Sentí mucha lástima por él aunque se le miraba feliz tallando figuras de madera.

Sexto día - embolsadores: al principio había llamado mi atención estar cerca de la acción, o recoger cuerpos como me habían contado, pero me di cuenta de lo muy tedioso que era actuar de policia del lugar esperando a que algún habitante rompiera esa regla de 'nadie le hace daño a nadie', no eran tan tontos como para hacerlo.

Y aquí estaba, caminando a mi séptimo y último día: los constructores.

Newt me había contado que eran tipos fuertes, pero sin tanto cerebro, así que mi super inteligencia (que se note la modestia) sería de ayuda. Y en verdad estaba muy emocionada de poder terminar con esto.

– Hola, capitán Gally- saludé con un gesto militar al llegar a mi puesto, ganandome una mala mirada – Alby me mandó para-

– Sí, no tienes que contarme tu vida shank- me interrumpió sin emoción alguna.

"Sospecho que éste me hará el día imposible"

– Bueno, ¿Qué hay que hacer?- pregunté poniendo mis manos sobre mi cadera, arrugando la cara por el fuerte sol.

La mayoría de los constructores parecían ser amigos cercanos del encargado pues me habían hecho malas caras como Gally o unas risas amargadas.

– Escucha, garlopa- me miró desafiante y sabía lo que hacía: quería hacerme enojar, pero esta vez no caería en tentaciones, no me metería en problemas... por lo que decidí ignorar su lindo apodo – Lo que hacemos aquí es bastante sencillo... supongo sabes lo que es esto- levantó un martillo en su mano, haciendo que soltaran una corta carcajada.

– ¿Un martillo?- pregunté sin entender.

– ¿Y esto?- señaló otra cosa.

– ¿Clavos?- negué con la cabeza ante lo estúpido que me estaba pareciendo todo.

– Estoy sorprendido- se burló – ¿Qué tal esto?-

– No tienes que tratarme como si fuera una retrasada, ¿de acuerdo?- suspiré y él alzó las cejas, pero no iba a callarme – Sé lo que intentas hacer, Gally. Ya sé a donde vas. Esta bien si estás en desacuerdo con el trabajo que quiero tener pero solo estoy tratando de terminar con esto y aceptar lo que Alby me diga... así que deja de hacerlo complicado y solo dime que hacer- ordené mis palabras antes de decirlas, tratando así de no explotar en enojo.

"𝑩𝒆𝒂𝒖𝒕𝒊𝒇𝒖𝒍 𝑩𝒐𝒚" 𝑴𝒂𝒛𝒆 𝑹𝒖𝒏𝒏𝒆𝒓 (𝐶𝑜𝑟𝑟𝑒𝑟 𝑜 𝑚𝑜𝑟𝑖𝑟)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora