"Diez lugares para decir te quiero"
SABADOHoy es el día. Desde la noche anterior he estado nervioso, revisando y cambiando de ropa varias veces, como si fuera mi primer día de clases. Me veo al espejo por última vez, asegurándome de que el peinado esté bien, aunque Josh ya me ha visto en peores momentos, como después de exámenes finales o tras largas noches de estudio. Aun así, quiero que todo salga perfecto hoy.
El punto de encuentro es el Palacio de Gobierno, justo en la Plaza de las Jacarandas, un lugar lleno de historia y cultura, con sus grandes árboles que en primavera tiñen las calles de tonos violetas. El lugar es ideal para empezar un día que sé será especial. Camino con las manos en los bolsillos, intentando disimular mi nerviosismo, mientras veo a la gente pasar. Y entonces, lo veo. Josh está ahí, esperándome con esa sonrisa que parece iluminar todo a su alrededor.
—¡Nico! —saluda cuando me acerco, levantando la mano y sonriendo de oreja a oreja.
—¡Hey! —respondo, tratando de sonar relajado aunque mi corazón late con fuerza—. ¿Llevas mucho esperando?
—Nah, apenas llegué —miente con una sonrisa traviesa que delata que seguramente ha estado ahí más tiempo del que admite.
Nos saludamos con un abrazo, uno de esos que se sienten más largos de lo normal, pero que ninguno de los dos se atreve a interrumpir. Su presencia siempre me ha dado una extraña calma, algo que en mis años en la universidad pocas veces he sentido.
—¿Listo para la aventura de hoy? —pregunta Josh con entusiasmo.
—Listo, ¿y tú? —contesto, tratando de devolverle la energía.
—¡Totalmente! —exclama, mientras señala un pequeño tren vía que está a unos metros de nosotros—. Hoy vamos a recorrer algunos de los Barrios de Aguascalientes. Creo que es la mejor forma de mostrarme la ciudad, ¿no?
Asiento con una sonrisa. Es el plan perfecto para una cita tranquila, pero significativa. Tomamos nuestros lugares en el tren vía, un vehículo turístico que nos llevará por algunos de los lugares más emblemáticos de la ciudad. El aire es fresco y el cielo está despejado, lo que parece un buen augurio para el día.
El tren vía comienza su recorrido, moviéndose lentamente por las calles del centro histórico. A medida que avanzamos, la guía turística en el sistema de altavoces nos va contando las historias detrás de los lugares que visitamos: el Barrio de San Marcos, con su famosa plaza y jardín donde cada año se celebran las ferias, y el Barrio de la Estación, donde las viejas vías del tren recuerdan los días en que la ciudad era un punto clave para el transporte ferroviario en el país.
Josh está maravillado, y yo no puedo evitar sentirme orgulloso de mi ciudad. Nunca había visto estos lugares con la misma emoción que hoy, pero verlo a través de sus ojos hace que todo sea nuevo para mí también.
—Este lugar es hermoso, Nico —dice Josh, mirando por la ventana con fascinación—. Nunca imaginé que Aguascalientes tuviera tanto color y vida.
—Sí, es uno de esos lugares que crecen contigo —respondo—. A veces lo damos por sentado, pero cuando te detienes a ver los detalles, es impresionante.
—¿Sabes? —Josh dice mientras me mira de reojo—. Estaba pensando en lo que me dijiste sobre tu color favorito.
Me quedo en silencio un segundo, recordando la conversación que tuvimos hace unos días. Habíamos hablado de cosas triviales, como los colores que más nos gustaban. Le había dicho que el azul siempre había sido mi favorito, algo sobre la calma que transmitía, como el cielo despejado o el mar en una playa tranquila. Pero no esperaba que él recordara ese detalle.
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𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐧 𝐒𝐚𝐧 𝐌𝐚𝐫𝐜𝐨𝐬
Teen FictionEn un mundo con más de 7,951 millones de personas, encontrar a tu alma gemela parece casi imposible, especialmente en un pequeño estado como Aguascalientes, México. Sin embargo, cuando dos almas están destinadas a encontrarse, las probabilidades y l...