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Nico

Creo que no hace falta decir que ese día fue magnífico. Habíamos formalizado nuestra relación, y eso me hacía sentir muy feliz. La verdad, también estaba nervioso por cómo manejaría la situación con mi mamá y mis abuelos. Oli ya sabía que Josh me gustaba mucho, pero, aun así, tenía cierto temor de hablarlo con el resto de mi familia. ¿Qué se suponía que les diría? Aún no tenía definida mi orientación o, ¿tal vez sí? Bueno, había salido con algunas chicas antes y también había tenido crushes por chicos, pero nunca pensé en etiquetarme. Solo era una persona amando a otra persona, o sintiendo atracción por alguien más. Sé que la palabra "amar" es muy fuerte, y en este contexto tal vez sea demasiado intensa, aunque yo soy así.

A veces me pregunto si de verdad es tan importante etiquetarse, si es algo que realmente necesite hacer. Al final, lo único que sé con certeza es que me siento bien con Josh. Me hace sonreír, y eso debería bastar, ¿no? Pero, claro, la sociedad siempre tiene algo que decir. Siempre están esas preguntas incómodas, las miradas que buscan una explicación, como si todo tuviera que entrar en una categoría predefinida. Con mi familia, la cosa es complicada. No es que sean personas cerradas, pero tengo miedo de decepcionarlos. Tal vez es una tontería, pero a veces me siento atrapado entre lo que esperan de mí y lo que realmente soy. No quiero que me miren diferente, o peor, que piensen que no encajo en la idea que tienen de mí. Aun así, tarde o temprano tendré que hablar con ellos. No puedo seguir evitando el tema, y si hay algo que me ha enseñado estar con Josh, es que no debería esconder lo que siento.

Supongo que mi mayor miedo es que ellos no lo entiendan. ¿Cómo explicarles que no busco definirme por una etiqueta, sino simplemente por lo que siento? En el fondo, creo que ya sé lo que soy, pero admitirlo en voz alta es lo que realmente me asusta. Me he pasado tanto tiempo intentando encajar en lo que se espera de mí, que nunca me di el tiempo de entender mis propios sentimientos. He leído sobre la bisexualidad, sobre la pansexualidad, y muchas veces me he preguntado si alguna de esas etiquetas me define. Tal vez no se trata solo de chicos o chicas, sino de personas. ¿Eso me hace pansexual? ¿O bisexual? La verdad es que ni siquiera sé si necesito una palabra que lo explique todo.

Siempre pensé que las etiquetas eran para otros, para quienes las necesitaban. Pero ahora que estoy en esta situación, me doy cuenta de que quizás encontrar una me daría algo de paz. No para los demás, sino para mí. Para entenderme mejor. Me he sentido atraído por chicos, por chicas, y también por personas que no encajan en lo que la sociedad considera "normal". Entonces, ¿por qué debería limitarme? Quizás soy bisexual, porque me atraen tanto chicos como chicas. O tal vez soy pansexual, porque la atracción que siento no tiene nada que ver con el género, sino con quién es la persona. Lo que importa es que Josh me hace feliz. Me gusta su manera de ser, cómo me hace sentir, y no importa si es chico o chica. Creo que esa es la verdadera respuesta. No sé si necesito elegir una etiqueta ahora mismo, o si simplemente tengo que seguir sintiendo lo que siento. Al final, las etiquetas solo son palabras, pero lo que siento por Josh es lo que realmente importa. Creo que lo que necesito es aceptar que está bien no tener todas las respuestas ahora mismo. Estoy aprendiendo, descubriéndome, y eso también está bien.

La cena transcurría como cualquier otra noche, con el ruido de los cubiertos y las voces de fondo. Mi mamá hablaba con mi abuela sobre la terraza, mientras mi abuelo leía su periódico con el ceño fruncido, como siempre. Oliav, mi hermano, jugaba con el teléfono bajo la mesa, seguramente esperando a que le llamaran la atención, pero en ese momento nadie parecía notar nada fuera de lugar. Todo parecía normal, pero dentro de mí, no lo estaba. Tenía que decirlo, y solo pensar en eso hacía que mi corazón latiera más rápido.

Respiré hondo. No podía seguir postergando esto.

—Tengo algo que decir —las palabras salieron antes de que pudiera detenerme, y de inmediato todas las miradas se clavaron en mí. La mesa quedó en silencio. Mi mamá levantó la vista con curiosidad, Oliav dejó su teléfono y mi abuelo, hasta él, bajó el periódico.

𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐧 𝐒𝐚𝐧 𝐌𝐚𝐫𝐜𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora