Nico
El aniversario de mis abuelos fue memorable, como todos los años, solo que esta vez pude pasarlo con alguien especial en mi vida: Josh. Para mí, fue importante porque no hubo malentendidos. Mi familia estuvo ahí y conocieron al chico que me gusta. Me siento afortunado.
Tuvimos que regresar a clases el lunes. Había cosas pendientes por terminar para cerrar bien el ciclo escolar. Sin embargo, he notado que Josh está algo raro. No en un mal sentido, pero sí parece un poco distante.
Posiblemente era nerviosismo o miedo. Había comenzado a caminar por el campus con esa necesidad apremiante de encontrarlo. Quería hablar con él, saber si había hecho algo mal o si mis tíos le habían dicho algo que lo hiciera tomar distancia. A veces, el humor de ellos era tan absurdo que ofendían a muchas personas. Mi cabeza parecía a punto de explotar con todas las ideas que se agolpaban en mi mente. No quería tener una discusión ni que las cosas se sintieran raras entre nosotros. Solo necesitaba saber que él estaba bien. Deseaba con todas mis fuerzas sentir que todo estaba bien.
Finalmente, lo encontré en una de las aulas. Estaba sentado, concentrado en unas hojas de máquina que tenían su letra. Lo observé por un momento, sintiendo esa necesidad de acercarme y hablar con él. Le sonreí y lo saludé.
—¡Josh!
Josh levantó la vista de inmediato y sonrió al verme, levantándose de su asiento. Sin embargo, había algo extraño en su actitud. Aunque su sonrisa era cálida, su mirada me dio la sensación de que algo no estaba del todo bien.
—Hola, Nico —dijo, con una leve sonrisa que no alcanzaba a ocultar una cierta tensión. Se puso de pie, pero lo noté algo inquieto.
Como estudiante de psicología, tenía el instinto de percatarme de los pequeños detalles, y algo me decía que Josh no estaba tan relajado como quería aparentar. Algo estaba pasando, y él lo sabía, yo lo sabía.
—¿Todo bien? —pregunté, observándolo de cerca. Sabía que algo había cambiado, pero no podía precisar qué era.
Josh me miró fijamente, como si sopesara mi pregunta, y por un segundo me dio la impresión de que estaba a punto de decir algo, pero lo pensó dos veces.
—Sí, todo bien —respondió, aunque sus ojos no dejaban de darme esa sensación de incomodidad.
Aunque su respuesta era tranquila, algo en su postura y su mirada me decía lo contrario. Decidí no presionarlo por el momento.
—¿Te puedo preguntar algo? —dije, un poco dudoso, sintiendo que mi propio nerviosismo comenzaba a crecer.
Josh asintió, y lo vi relajarse un poco, pero aún había una tensión invisible entre nosotros.
—Claro, ¿qué pasa?
—Es solo que… no sé, he sentido que últimamente te has alejado un poco. Y no quiero asumir nada, pero me preocupa. No quiero que las cosas se pongan raras entre nosotros.
Lo dije de golpe, sin rodeos. No quería que quedara espacio para malentendidos.
Josh guardó silencio un momento, pensativo. A medida que lo observaba, me di cuenta de que él también estaba pensando en cómo responder, como si estuviera midiendo sus palabras, algo que no pasaba desapercibido para mí.
—No te preocupes, Nico —dijo al fin, con una sonrisa que intentaba ser reconfortante—. Son varias cosas las que tengo en la cabeza, y de hecho, creo que tenemos que hablar...
Esa frase... No podía ser cierto que me dijera eso. Siempre había tenido un miedo enorme a esas palabras. No solían traer buenas noticias, y lo sabía por experiencia personal.
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𝐀𝐦𝐨𝐫 𝐞𝐧 𝐒𝐚𝐧 𝐌𝐚𝐫𝐜𝐨𝐬
Novela JuvenilEn un mundo con más de 7,951 millones de personas, encontrar a tu alma gemela parece casi imposible, especialmente en un pequeño estado como Aguascalientes, México. Sin embargo, cuando dos almas están destinadas a encontrarse, las probabilidades y l...