L1: Capítulo 10: La profesora Ana McRae

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Narra el Narrador

Astrid no volvió a buscar el espejo de Oesed.
Sabía perfectamente que no debía buscarlo a pesar de que la tentación la estaba matando. Ella esperaba con ansías a que Lyca regresara de sus vacaciones; ella era la única persona a la que consideraba su amiga, y consideraba que una distracción era lo que nesecitaba para olvidarse de lo que vio en aquel espejo.

Por qué en otros tiempos, ese había sido su mayor error: no haber encontrado la distracción correcta.

Lyca volvió antes del comienzo de las clases al igual que Regulus.
La castaña se quedó fascinada cuando su amiga le contó que había encontrado el espejo de Oesed, Regulus también se había asombrado un poco y quiso indagar más, pero Astrid se cerró por completo cuando el metamorfo le preguntó que había visto en el.

Regulus: ¡Venga pesecita!— dijo el chico de cabellos azul, casi implorando.

Astrid: ¡Que no! Eso es algo muy personal, y tú eres muy imprudente.

Lyca: Y chismoso.— colaboró la castaña divertida.

Regulus: ¡Ey!— se quejó el metamorfo.

Lyca: Lo siento Reg— se encongio de hombros despreocupada—, es la verdad.

Regulus pareció algo ofendido.

Luego de algunos minutos conversando (chismeando), Lyca se despidió de ellos para ir a su sala común, sus dos amigos tambien se despidieron y cada cual fue por su lado.

Mientras caminaba, Lyca se pregunto que vería ella si se viera en el espejo, y por más que le gustaría averiguarlo, dudaba mucho que el espejo estuviera todavía en la habitación en donde lo encontró Astrid y lo más probable es que lo hayan reubicado.
Por lo que siguió su camino a la sala común de Griffindor.

Los días pasaban a una velocidad increíble, Lyca observaba de vez en cuando como el trio de oro ocupaba siempre la misma esquina en las noches, y cuchicheaban y ojeaban libros, mirando nerviosamente a su alrededor.
Lyca sabía que ellos no estudiaban, debían estar buscando todavía información sobre Nicolás Flamel.

Revelarles un poco de lo que ellos querían saber no sería malo, ¿no? ¿Que tanto afectaría eso a la trama?

Trato de hacer memoria, y se dio cuenta horrorizada de que no recordaba para nada como ellos se enteraban de la verdad.

No solo no recordaba con claridad los acontecimientos del primer libro, sino que lo mismo le pasaba con el segundo, el tercero y todos los demás.
Tal parecía que a medida que mas pasaba el tiempo para ella, más le costaría recordar todos los acontecimientos o su orden, y eso la estaba poniendo muy nerviosa.
Decidio no intervenir de momento en la historia, por lo menos de no ser nesesario.

Se ocupo en escribir en una libreta todo lo que pudiera recordar hasta el momento, luego se encargaría de poner orden de los eventos.
Fue en ese instante que la puerta de su habitación se abrió de manera brusca, y por ella entró Hermione Granger visiblemente frustrada y enojada.

Lyca: ¿Pasó algo, Hermione?— pregunto algo temeroso, pues al no saber lo que le pasaba a la chica no podía prevenir su reacción.

Quizás Astrid si podría— pensó recordando la habilidad de su amiga a la hora de leer a las personas.

La chica de pelo tupido la miro ceñuda, como si considerará la pregunta de Lyca una broma.

Hermione: Bien que lo debes saber, Snape.

Lyca frunció el ceño, preguntándose por qué la llamaba así, hasta que recordó que Snape era su apellido por ser hija del profesor.

Lyca: Créeme que hasta donde yo se, no poseo el don de la adivinación, así que no, no lo sé Granger.— dijo dejando de lado la amabilidad por la forma en que le hablaba Hermione.

¡¿Reencarne como la hija de Remus Lupin?! Donde viven las historias. Descúbrelo ahora