Capítulo ~14

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Tiffany pilla a Kit y a Erebus desprevenidos y se abalanza sobre mí.

Antes de que pueda reaccionar, me tira al suelo y caigo de bruces.

¡Está mujer no se rinde!

—¡Aprende a mantener la boca cerrada!

—¡Basta, Tiffany! —la detiene Kit—. Empujar a Katalina como una matona no va a cambiar nada. El daño ya está hecho.

—¡Deja a Katalina en paz!

Vaya, Gil está furioso.

Corre a mi lado para ayudarme a levantarme.

—Cógeme la ma... —en cuanto Gil le da la espalda, Tiffany lo apuñala.

¡¿Tiffany tenía un cuchillo?!

De repente, todo se mueve a cámara lenta.

No puede ser...

Acaba de....

—¡¿Qué has hecho?! —grita Erebus.

—¡Gil! —cae a mis pies.

La sangre empieza a empapar su camisa.

—¡Que alguien me ayude! —grito mientras le miro.

Por el rabillo del ojo, veo que Kit se acerca corriendo a un teléfono y llama a la policía.

Oigo gritos apagados y pasos, como si todo fuera a cámara lenta.

Tranquila, Katalina. No pierdas los nervios.

Veo la sangre de Gil en mis manos.

Ha apuñalado a Gil...

¡¿Cómo de loco hay que estar para hacer una cosa así?!

Mientras Gil gime de dolor, vuelve a su forma de tritón.

Apenas está consciente...

Sacudo la cabeza.

—No, no, no... ¡Esto no puede estar pasando! —le abrazo y le ruego que siga consciente—. Gil, ¡Quédate conmigo! —miro alrededor del plató—. ¡Que alguien le ayude, por favor!

Oigo a Kit gritar de fondo, pero no entiendo qué dice.

Todo parece un borrón. No tengo ni idea de lo que pasa a mi alrededor.

Me aferro a Gil desesperadamente.

—No voy a ninguna parte, Gil.

Esto no debía ocurrir...

No quería que nadie saliera herido.

—Katalina... —su voz es apenas un susurro.

—No, Gil. No digas nada. No gastes tu energía. Quédate conmigo...

—Tengo que decirte algo... Esta podría ser mi última oportunidad.

Las lágrimas caen por mis mejillas.

—No hables así. Vas a estar bien... —intento sonreír, pero me sale una mueca—. Quédate conmigo...

—Katalina... Te quiero...

—Y-yo también te quiero, Gil —lágrimas caen por mis mejillas—. Pero no intentes hablar, Gil. No vas a ninguna parte. No te ha llegado la hora —acaricio su cabello—. Así que nada de despedidas dramáticas, ¿Vale? —intento sonreír pero me tiemblan los labios y no puedo detener el torrente de lágrimas—. Aguanta, ¿Vale?

—Katalina, gracias... Por todo... Lo que has hecho... Por nosotros.

Ya no lo reconozco... Está tan pálido y débil.

𝖯𝖺𝗋𝖺𝗇𝗈𝗋𝗆𝖺𝗅 𝖢𝗋𝗂𝗉𝗍𝗂𝖽 𝖫𝗈𝗏𝖾𝗋𝗌  (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora