Capítulo ~7

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Mi tío cuelga el teléfono.

—Hola, ¿Va todo bien? —le pregunto preocupada.

—Malditos teleoperadores —dice al escucharme—. Intentaban que comprara una máquina Milates —parece nervioso.

—Deben de haber sido muy agresivos. Parecías muy molesto antes de colgar.

—Sí, me han presionado mucho. No aceptaban un no por respuesta.

Se que no está siendo sincero. Pero decido no insistir.

Asiento con la cabeza y me dirijo a la cocina.

Después de poner la tetera, me siento en la mesa de la cocina con los brazos cruzados, sin decir nada.

—Vale, está bien. No he sido sincero —acepta mi tío.

Levanto una ceja y hago un gesto hacia la silla de al lado.

—Era uno de los socios de Tiffany —confiesa—. Han amenazando con hacernos daño si no vendo pronto la tienda.

—Es una locura. ¡No puedo creer que piensen que pueden intimidarte así!

—Sinceramente, solo quiero que esto termine. Vender la tienda podría ser mi única opción ahora mismo.

—¡No podemos dejar que ganen! —sacudo la cabeza.

—Entiendo lo que dices, pero ignorarlos no hará que desaparezcan.

—¡No podemos rendirnos todavía! Los detendremos.

—Ojalá tuviera tu confianza o tu intrepidez.

—No soy intrépida. Pero no podemos darnos por vencidos y dejar que se lleven todo aquello por lo que has trabajado tan duro. Al menos, no sin luchar.

—No sé cuántas fuerzas me quedan... Pero lo intentaré.

Así que los matones de Tiffany han pasado a las amenazas físicas. Tenemos que actuar rápido, antes de que sea demasiado tarde.

Miro la hora y me doy cuenta de que tengo que salir pronto para encontrarme con Gil en el videoclub.

Casi me olvido de la vigilancia...

(...)

Me tumbó en la cama pensando en la vigilancia de hoy con Gil.

La vigilancia con Gil ha sido divertida. Siento que ahora conozco al verdadero Gil.

Es una pena que no hayamos podido pillar a Tiffany o a sus socios infraganti. Pero supongo que es bueno que no hayan vuelto a intentar nada.

Al día siguiente, Gil y yo vamos a la biblioteca del pueblo durante mi descanso para comer.

El mira a su alrededor, fascinado por todo lo que hay en la pequeña biblioteca.

—Así que así es cómo los humanos almacenan la información... ¿Qué es ese extraño olor?

—Es el olor de los libros viejos, amigo mío.

—El papel libera sustancias químicas al descomponerse. Huele bien —le informo.

Gil arruga la nariz.

—Quizá para ti... —rueda los ojos—. Entonces, ¿Que buscas?

—Está en el segundo piso.

Subimos un estrecho plano de escaleras hasta el segundo piso.

Las estanterías están repletas de libros hasta el punto de que algunos volúmenes están apilados en el suelo.

𝖯𝖺𝗋𝖺𝗇𝗈𝗋𝗆𝖺𝗅 𝖢𝗋𝗂𝗉𝗍𝗂𝖽 𝖫𝗈𝗏𝖾𝗋𝗌  (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora