Destelloz y Granadas de Fragmentacion

Acercate un poco mas

Déjame contarte un secreto que sólo yo sé.

Te amo.

¿Es una tontería? Te cuento mi secreto todos los días, pero sigue siendo un secreto que sólo yo conozco. Así es la naturaleza de la mayoría de las personas. La diferencia, para mí, es que sé que me amas porque puedo oírlo. Puedo oír cada canción y cada nota, cada coro y armonía que están ahí para que los escuche, y todo lo que tengo que hacer es abrir los oídos.

Cuando era muy joven, no sabía que otras personas no podían oír las almas, así que no entendía por qué alguien podía ser cruel. ¿Cómo podían ser tan despiadados si podían oír el dolor que infligían resonando a cuadras de distancia? ¿Cómo podían soportar el ruido?

Entonces supe la verdad.

Que yo era diferente.

Aprendí que podía oír almas y uno pensaría que eso me haría sentir especial, pero no fue así. Me rompió el corazón. ¿Tienes idea de lo desesperanzado que se siente saber que todo el mundo anda dando tumbos, sordo y ciego, haciéndose daño unos a otros y sin saber nunca por qué ni cómo detenerlo?

De repente, el mundo era tan grande y tan terrible. Estaba lleno de leviatanes ciegos que destruían todo a su paso porque no podían saber más. Digo "no podían" a propósito, también, porque "no sabían" suena como si pudieran cambiarlo, pero no pueden. No importa cuánto se esfuercen en escuchar, nunca escucharán el mundo como yo lo hago. No importa cuánto escuchen, nunca podrán escuchar el dolor que infligen o el amor que alguien más siente por ellos.

Es aplastante.

Intento todos los días demostrarle a la gente que sus canciones no tienen por qué chocar entre sí. Intento demostrarles que sus almas son la misma, pero nunca funciona porque todos los demás son sordos excepto yo.

Por eso el amor es un secreto que sólo yo sé.

 Los demás tienen que creer en el amor. Tienen que tener fe en que está ahí y que permanecerá ahí para siempre. Tienen que creer en él porque no pueden verlo, oírlo ni tocarlo. Te cuento este secreto para que tú también sepas que, pase lo que pase, siempre podré escuchar el amor en tu corazón. No importa cuánto te duela o lo triste que estés, siempre lo escucharé y siempre lo amaré.

Eso es lo que quiero decir cuando digo "te amo".

'Te estoy contando un secreto que sólo yo sé.'

Seraphine dejó el lápiz y leyó la carta que acababa de terminar de escribir. La tinta todavía brillaba en la página mientras pensaba en arrugarla y volver a intentarlo. Su silla estaba rodeada de intentos fallidos de expresar sus sentimientos con palabras y este último intento era, en su opinión, el más exitoso, así que tal vez tuviera que conformarse con eso.

Seraphine se masajeó las sienes e intentó acallar los susurros que invadían los confines de su mente. Desde que se había unido a Janna, sus "oídos" se habían vuelto más sensibles. Más de lo que estaba dispuesta a admitirle a Renata, de hecho. Tenía la sensación de que también tenía más que ver con la presencia pasiva de Janna que con cualquier otra cosa. Actuar como anfitriona de un ser tan poderoso como Jan'Ahrem tenía que tener algunos efectos secundarios y uno de ellos, aparentemente, era expandir enormemente los sentidos ya expansivos de Seraphine.