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Nirvana está en la entrada del centro comercial, sus ojos escanean el lugar en todas direcciones. El mensaje que recibió momentos antes le indica que la persona con la que se va a encontrar ya ha llegado.

—¡Nir! —un grito fuerte la hace voltear de inmediato, su rostro iluminándose al reconocer la voz.

—¡Kie! —La rubia sonríe ampliamente antes de correr hacia su amigo. Salta sobre él con tanto entusiasmo que casi lo tumba, pero él apenas logra sostenerla de la cintura, riendo mientras envuelve las piernas de ella alrededor suyo.

—También me alegra verte —ríe Kyler mientras recupera el equilibrio.

Después de que la emoción inicial se calma, ambos caminan juntos mientras él le cuenta las buenas noticias. El rostro del asiático está iluminado con orgullo al hablar de su progreso. Durante su último año de escuela, su promedio ha mejorado significativamente, en gran parte gracias a la ayuda constante de Nirvana. Ese esfuerzo no solo le ha permitido ingresar a la universidad, sino que también ha mejorado la relación con su padre, quien finalmente parece estar orgulloso de él y ha asumido los gastos de sus estudios.

—Y eso ha sido todo un alivio —continúa Kie, con un toque de nostalgia—. Papá realmente se está involucrando ahora. A veces es raro, pero me gusta. Sentir que finalmente está orgulloso de mí.

La rubia ha conocido al padre del asiático y ha convivido con él en un par de ocasiones. Es el típico padre estructurado de familia que solo busca lo mejor, y quizás el peso que pone sobre su amigo es lo que le impedía avanzar. Fue en ese momento cuando Nirvi intervino para ayudarlo y hacerle ver sus capacidades.

—Lo sabía, Kie. Sabía que podías lograrlo —dice con una mirada suave.

Disfruta ver a su amigo así y poder compartir esos momentos con él. Kyler viaja a visitarla de vez en cuando, no son visitas frecuentes, y la ojiazul lo extraña mucho.

Ambos se dirigen al patio de comidas, buscando algo para llenar sus estómagos. El aroma de las hamburguesas recién hechas los envuelve mientras hacen su pedido. Una vez que tienen la comida, se sientan en una mesa para continuar su plática.

—Así que te está yendo bien —comenta la rubia con una sonrisa.

—Sí, entré a una fraternidad muy cool. Y papá está súper emocionado. Ya está hablando de que quiere que trabaje en la empresa con él este verano, dice que tengo que conocer todo lo que un día será mío —explica Kie, con sus ojos llenos de ilusión.

Kyler está estudiando administración de empresas en la prestigiosa Universidad de Columbia, un logro del cual se siente muy orgulloso.

—Es increíble, Kye —comenta, contagiada por la energía y felicidad de su amigo.

—Todo es gracias a ti, Nir. Creíste en mí cuando ni yo lo hacía, y nunca te rendiste conmigo. Gracias —Kie toma su mano sobre la mesa, mirándola a los ojos.

—No hay nada que agradecer, Kye. Estoy muy feliz por ti —responde, apretando su mano en respuesta, mientras su sonrisa se torna aún más cálida.

—¿Qué hay de ti? ¿Ya sabes qué quieres hacer al finalizar tu último año? —Nirvi retira su mano incómoda y toma su refresco.

—Es difícil para mí, y lo sabes. Con la libertad condicional ninguna universidad me aceptará, aunque mis abuelos digan que pueden sobornarlos —ríe amargamente, jugando con el sorbete del vaso—. Pero estoy bien con eso, ya encontraré qué hacer —intenta sonreírle a su amigo.

—No lo dudo. Siempre conseguiste lo que te propusiste. Eres increíble, Nir.

—Gracias, Kye —Nirvana suspira, y un pensamiento cruza fugazmente su mente, volviendo a llenar su expresión de preocupación—. Lo único que odio es haber arrastrado a Tory a todo esto y que ahora ella no tenga la oportunidad de un futuro mejor.

I See Red [Cobra Kai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora