𝗗𝗢𝗡𝗗𝗘 Dean tiene que buscar un reloj que su padre hizo décadas atrás para poder detener a Luke y a Cronos.
𝗢
𝗗𝗢𝗡𝗗𝗘 termina cayendo a un portal con el reloj roto lo cual lo lleva a despertar en un mundo diferente, en el cuerpo de la princ...
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﹙ׅ𖥔 ۫﹚٭ ˙ 𝖆𝖈𝖙 𝖔𝖓𝖊 ꕤ𓂅 ꗃ chapter two : ⌗ el poder de un semidiós del fuego ︴ 〢〢〢
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PASO LOS SIGUIENTES DÍAS APRENDIENDO A SER UNA PRINCESA, para Deán comportarse con modales era una verdadera tortura, siempre había estado sucio a la mayor parte del tiempo, su cabello siempre estaba desordenado y apenas y comía algo decente.
«¿Cuantos libros hay? Maldicion no soy un hijo de athenea para leer todo eso... Ay diosesno quiero leer».
Acomodo su cabello platinado en una trenza desordenada y empezó a leer un libro con mucha atención para poder entender, pero su TDAH, hacia más difícil sus lecturas.
Intento mantener su atención en su libro, pero los sonidos a su alrededor la distraian con gran facilidad, hasta que un gruñido a lo lejos llamó poderosamente su atención, rápidamente se levantó dejando el libro en la mesa.
Salió corriendo de la biblioteca con dos de sus damas de compañia siguiendola detrás, al llegar a la entrada vio a un enorme dragón dorado, que soltaba gruñiditos tiernos, parpadeo confundido al ver que la bestia se acercaba a el.
«Oh por los dioses, que hermosura, ojalá tuviera mi Cámara para tomarle una foto y jactarme con ella ante todos».
La dragona dejó que su rostro tocará el vientre de la platinada, lo cual lo confundía mucho.
Su mente intento encontrar una solución y respuesta.
—Princesa parece que su dragona Syrax estaba ansiosa de verla.
—Syrax —Susurro Rhaenyra (Dean) sorprendida bajando su mirada a la dragona—, syrax.
La dragona grupo tiernamente empujando su hocico en su pecho con felicidad.
—Entenderás lo que te digo ahora —Susurro Rhaenyra (Deán) tocando su cabeza.
Hasta que un flashback del momento exacto en el que la verdadera Rhaenyra volaba en una fuerte tormenta, como lentamente descendía al suelo después de que Syrax llegará al suelo.
La sangre cayendo por la nariz de la platinada, los gritos de un platinado a la lejanía y luego la oscuridad en todo su esplendor.
—¡Princesa! —Grito una de sus damas preocupada.
«Que fue eso, no soy un hijo de Apolo para ver iluciones».
