Frida
Un día después
Ellos eran todo para mí, Lia fue mi mejor amiga, la antigua luz de mi vida, Efrén, él fue el fuego que quemó cada borde de mi cuerpo y al final me dejó hecha cenizas.
Gracias al chico de cabello color miel decidí aislarme. Cuando esperas algo de parte de los demás, tienes un mayor riesgo de sufrir, le llevarte más decepciones, traiciones, pero si no esperas nada de nadie no hay nada que perder, hay menos riesgo, menos peligro.
O eso quise remarcar en mi mente con desesperación.
Estoy agotada, no físicamente. Estoy cansada de tratar de ponerle un muro a los demás y por ahora los dejaré abajo. Al menos hasta que acabe el día. Para mi suerte hoy sábado, no me vi obligada a lidiar con muchas personas, ya que me la pasé encerrada en mi departamento, además de que no había ningún trabajo de catering agendado para hoy.
Son alrededor de las 5 de la tarde. Y me encuentro sentada en un parque cercano a mi trabajo.
El atardecer baña los árboles del lugar, la frescura de la primavera abandona a Madrid y el calor emerge desde los más oscuros rincones de la ciudad.
Observo a los niños jugar en los columpios, en los sube y baja. Y me da nostalgia.
Me encuentro absorta, viendo cómo los niños corren de un lado a otro, cómo ríen, cómo se persiguen entre ellos. Me quedo absorta en su inocencia y falta de precauciones.
-¿Te gusta verlos?- inquiere una voz masculina a mi lado. Una la cuál no necesito mirar para saber de quién es.
-Si- respondo- me gusta verlos.
-¿Por qué?- pregunta Michael.
-Me traen buenos recuerdos- admito.
El se sienta a mi lado. Y me vuelvo hacia él con la intención de detallarlo, su rostro anguloso y alargado tiene una expresión calmada, su cabello semirizo serpentea por su orejas, hasta enroscarse en su nuca, sus ojos tan oscuros como el ébano se distraen con los niños que corretean por el lugar, negándome el contacto visual que me encantaría tener.
“Me das curiosidad” me encantaría decirle. Pero prefiero guárdame ese comentario. Se supone que después de todo quiero que esté lejos todo ser humano de ser posible, excepto Cyrus y Magdiel.
-¿Qué haces sola por aquí?- pregunta Michael. Aún viendo a los niños jugar.«Lo que no te importa» iba a responder en automático, pero me muerdo la lengua antes de articular alguna palabra.
«El no sé merece que seas tan borde» me reclamo yo misma. Así que mejor dije:
-Pasando el rato.-¿Y Cyrus?- inquiere con sincera curiosidad.
-Esta ocupado.
Ya que aunque Cyrus sea mi único amigo actualmente, además de Magdiel que es más mi jefa que mi amiga. Es algo, no sólo agotador para él, si no para mí también, depender únicamente de él. Y no es porque no lo quiera, pero el tiene una vida, más amigos. No siempre puede estar conmigo.
-Mmmm.- murmuro el de ojos oscuros, poco convencido con mi respuesta.
Después de eso ambos duramos unos cuantos minutos sin mediar alguna palabra, en un cómodo silencio, la sombras de la tarde fueron creciendo y los niños del parque tuvieron que irse porque sus padres los vinieron a buscar.
Y estaba a punto de pararme y decir que me iba a casa cuando:
-¿Te apetece ir a cenar?- pregunta Michael a mi lado. Haciendo que vuelva mi mirada hacia él.
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TITANIUM
Teen FictionTitanio. Un elemento de la tabla periódica muy particular, difícil de someter a procesos de metalurgia, en ocasiones muy poco flexible. Existen relaciones similares al titanio, difíciles de romper, moldear y reconstruir , nuestros protagonistas tien...