𝟐𝟕

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                                             Jenna

Salgo del salón soltando un bostezo.

Ni que el profesor me allá sacado de clase por estar dormida podía quitarme la pereza que tenía.

El sueño me mataba, ayer la llamada con la chica genio se prolongó hasta las tantas horas de la noche; es entendible por qué se quedó dormida, yo pude haber hecho lo mismo... nah, la plática con ella (antes de dormirse) era estimulante. No podía aburrirme.

Decido bajar al segundo piso, quizás y con algo de suerte encuentre al motivo de mis desvelos, eso sonó demasiado cursi en mi cabeza.

Camino por el corredor sin preocuparme que algún prefecto me encuentre; hace unos días conseguí un pase propio para andarme sin problemas -claro que ellos desconocían que era falso.

Algo dentro de mí crecía mientras bajaba por las escaleras de emergencia hacia el segundo piso, la simple idea de ver, aunque fuera solo a lo lejos, a Emma me ponía como una niña felíz, ojitos lindos deberá tener los poderes de una bruja para tenerme como una idiota.

Justo cuando doy vuelta por el pasillo veo a lo lejos a personas saliendo de un aula, me doy cuenta que es su salón al ver a mi mejor amiga , pero me decepciono al instante al no verla con ella, Melissa no ha recabado en mi presencia al estar inmersa en su celular, camino a paso lento intentando sorprenderla, aunque al final la sorprendida fui yo al ver un lagrima... ¿estaba llorando?, Melissa nunca llora, no abiertamente.

Apresuro el paso para llegar a ella, voltea a verme al oír seguramente las pisadas apresuradas, entonces su mirada cambia a furia... okey, ya no comprendo absolutamente nada.

Deje de avanzar al verla venir hacia mí, ¿era posible que pareciera más furiosa a cada paso?

—¡Eres una completa imbécil, Jenna!— grita empujándome sin miramientos al estar cara a cara, su empujón solo me hizo dar un paso hacia atrás por la impresión.

—Yo preocupándome por ti, y tú alzándome la voz. Que hermanita..

—¡Todo es un juego para ti, ¿cierto?!— vuelve a alzar la voz y algunas mirones de su clase se percatan— ¡Creí  que ya se lo habías dicho!

Entendí su actitud al decir -gritarme- eso.

—Intenta tranquilizarte ¿quieres?— intenta hablar pero pongo una mano enfrente deteniéndola— Había olvidado eso hasta que Henry apareció y lo menciono. Lo juro.

—Es Percy, es increíble que no recuerdes el nombre de uno de tus ex-chicos —¿todos recordaban su nombre menos yo?— Pero eso no explica por qué no se lo contaste en ese momento a Myers.

—Porque no era el momento apropiado—mire alrededor y los mirones siguen ahí fingiendo que no tiene la oreja parada para oír lo más posible—. Al igual que no es momento, ni lugar para esta conversación—susurro lanzándole una mirada de advertencia a los ojos.

—Hablaremos de esto en tu casa —sentencia mi hermanita postiza aun molesta.

Me limito a asentir antes de preguntarle— ¿Y Emma?

Ella comenzaba a darse la vuelta pero se detuvo al orme.—No lo sé— dice— No la vi en clases porque estaba haciendo unas cosas con Camila.

—¿Y ahora?— pregunto haciendo referencia a la clase que acaban de tener, hoy día desgraciadamente no me tocó ningún curso con ella.

—No se presentó. Creí que estaba contigo ya que solo falta por ti.

Note el ligero tono de reproche pero había cosas más importantes: ¿Dónde se había metido?

𝗚𝗼𝘁𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝗔𝗺𝗼𝗿 / ᴶᵉᵐᵐᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora