Capitulo 12 - Te recuerdo

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Me quedé un tiempo más entre sus brazos, su calidez se sentía tan lejana, su respiración me arrullaba como el mar, que va y viene, lentamente. Extrañaba a Mamá, había días en los que llegaba a deprimirme. Solo quería los abrazos que daba, mas, ya era imposible.  Ya era muy tarde. Recuerdo que mamá me dijo una vez que todos estaríamos juntos para siempre.
Algo que yo creí en el momento, es algo fácil. No crees que en un año o menos, todas esas promesas se esfumen. La palabra Siempre, tiende a ser mentira. Miro al pasado, y me doy cuenta que nunca había visto la vida de esta forma, tan madura, tan oscura, tan ... real.

-Gracias, Toby - Me acurruque en su pecho mientras oía sus latidos del corazón, que por cierto; estaba acelerado.

- ¿Gracias por qué? -Dijo confundido y con voz ronca.

Estar de esta manera era bastante relajante, pero tenía que responder. Me levante, sintiendo el frío clima que penetraba en la habitación, los huesos de mis pies tronaron con un ligero >>¡Crack!<< . Y mi vista se torno negra. Espere un momento y esa vista desapareció. Déjandome ver a Toby sentado en la cama.

-Sí... Sí no te hubiera conocido, la vida me seguiría pareciendo un paraíso sin problemas, y no es algo que quiera creer ahora - Decidí hablar sin temblores ni temores, todo era verdad. No tenía a que tenerle miedo - Por los unicornios, Toby. Han pasado tantas cosas que mi vida ya no me parece real. Sin embargo, sigo adelante, sin pensar que pasará mañana. Cada día es como una caja de pandora; llena de sorpresas y desgracias. Pero todo esto no me hará más débil, sino más fuerte. Claro que extraño mi pasado, pero anhelo el presente y el futuro, porque tu estás en él, Toby, y sí tú estás en él. Te aseguro qué esperaré con ansias un nuevo día.

Suspiré, mirando con cariño a Toby, él sólo me dedico una sonrisa torcida y sin palabras, me senté junto a el, no espere respuesta. Tal vez era algo incómodo para el, tal vez no me amaba y no sabía como responder ante aquellas palabras que le dedique. Me recosté, con Toby a mis pies, estaba realmente cansada. Posé mi brazo en mi cara, tapando el largo de mis ojos y comencé a vagar por recuerdos de la niñez.

-¡Luna, ven! - Johanna y yo estábamos en el patio de nuestra antigua casa de campo, amaba aquella casa. Reinaba el silencio a diario, y sólo se interfería por las risas de Johanna y mías a la hora de jugar a las escondidas.

-¡Ya voy!- Dije con cansancio, normalmente tendía a cansarme rápido al jugar con Johanna, ella siempre corría más rápido que yo. Y se burlaba de ello, pues, por mi condición física, perdía (No todas las partidas, ya qué mi cerebro era mucho más inteligente que el de Johanna). Alcancé a Johanna, y soltando un suspiró, me recargué en su hombro, recuperando el aliento perdido- E-Estoy cansada.

-Luna, no seas aguafiestas, juguemos, me lo prometiste la noche pasada; no puedes pasarte la vida dibujando y flojear debajo de un árbol. Morirás de obesidad mórbida antes de los esperado. Oh, lo olvidaba- Tocó su cabeza con la palma de la mano, como sí hubiera recordado algo importante- Tú no comes a menudo, descarto la idea- Todo esto lo dijo rápidamente, aveces llegaba a asustarme la velocidad de sus palabras, y qué, en ocasiones, no llegaba a entender que decía, temo que se muerda la lengua algún día de estos ( Cosa que sí pasó ).

-Supongo que podemos jugar un poco-  Recordé que cuando Johanna se enojaba era satanás reencarnado, su furia y agresividad eran incomparables, pero, aún así, yo sabía que ella me quería.

-Bien, yo contaré ésta vez, tú te escondes- Me apunto con su pequeño dedo y salió corriendo, dándome la espalda- ¡Comenzaré a contaaaar!- Apoyo sus brazos en un tronco de roble y escondió su cara en ella.

Tome mi cuaderno de dibujo con sigilo, junto con mis lápices que reposaban en el suelo. Con pasos ligeros y grandes, me fui alejando de Johanna.

>> Cinco, cuatro <<

Aceleré el pasó y me escondí tras un árbol, conocía a mi hermana como la palma de mi mano, sabía que voltearía a ver sí seguía por ahí. Vaya, menuda tramposa me tocó por familia.

>> Tres, dos <<

Al asegurarme de qué Johanna no me observaba, corrí hacía el lago que solo yo y mi padre conocíamos. Era nuestro secreto que escondíamos de las vanidosas de mi madre y hermana. Estaba escondido entre el huerto y unos árboles que ya estaban ahí cuando llegamos a esta casa.

>> UNO, ¡LISTA O NO, AQUÍ VOY! <<

Oí la voz de Johanna, chillona para tener 13 años, e infantil para su edad. Aunque, ella bien podría estar ahora con sus amigos, saliendo de compras, al cine, o cosas que hacen los adolescentes. Pero ella se quedaba conmigo porque mamá se lo pedía, Johanna aceptaba con gusto. Nunca entenderé el por qué.

Me senté en el pie de un árbol y comencé a dibujar. El sonido que causaban las hojas al ser tocadas por el fino aire, me causaba una sensación de paz y tranquilidad. Aveces era bueno escapar de las pastillas y mujeres con batas blancas. Mamá decía que las pastillas eran para que fuera más fuerte. Y ¿Quién no quiere ser más fuerte? Aunque no me gustaría que mis venas se saltarán de mi piel y pareciera una niña atrapada en un globo. Pasé el lápiz por la hoja de el cuaderno, y dibuje un círculo, no perfecto esta claro, pero servía de base. Trazaría algo más, pero la hoja se dobló por la mitad encima de mi mano. Levanté la mirada y el cabello comenzó a revolotear en distintas direcciones.

Pasaron varios segundos y el viento no cesaba. Cerré mi cuaderno y lo dejé debajo, me levanté y observe a mi alrededor. Un escalofrío me recorrió y mis labios temblaron. Una sensación de quemarme por dentro brotó repentinamente, haciendo que cayera en el suelo, tocándome el pecho con fuerza, y respirando con dificultad. Cerré mis ojos, tal vez así podría ahuyentar tanto dolor, mas, no lo hizo. El dolor era insoportable, comencé a gritar, no sabía que era exactamente lo que gritaba, el dolor me hacía de oídos sordos. Pero quería pedir ayuda, necesitaba ayuda.

Sentí como un líquido espeso corría de mi nariz y supuse que ésta estaba sangrando. Entre abrí mis ojos y visualice una sombra negra, que se iba transformando en una figura humanoide, cerré mis ojos denuevo, los volvía a abrir y miré una magnitud de bocas carmesí; volvía a cerrar los ojos. Grite más fuerte, y en ese momento, sentía como alguien me tomaba y como perdía el conocimiento, con ese ser catastrófico en mente.

Abrí mis ojos sorprendida, me levante de la cama con rapidez y toqué mi pecho.

-Zalgo...



Inusual |Ticci Toby| |Book #1|Where stories live. Discover now