~•Cap 26: ¿Tuya? •~

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Finalmente rompe el silencio.

—¿Estás bien? —pregunta tratando de ser gentil, pero joder, ¿Qué se puede esperar de un hombre tan frío y distante? No es como si de la noche a la mañana se convirtió en un hermoso capullo.

Pero si con "bien" se refiere a que mis labios los cuales están hinchados y rojos quieren más y más, entoces estoy de maravilla. —pienso para mi antes de responder.

—Sí, bien, no pasa nada. —tartamudeo.

Uju no pasa nada Elena.

Asiente en señal de aprobación y habla nuevamente. —A partir de ahora nadie volverá a tocarte, yo personalmente me encargaré de cortarle las manos al que trate de hacerlo.

Su tono amenazante solo hace que la atracción que siento por el se intensifique más, pero lo oculto. —No me importa si estás de acuerdo o no, tú eres mía, no lo olvides.

Sigue conduciendo y no me mira, pero hay tensión entre los dos, no tomo sus palabras enserio, solo será frente al imbécil, ni que fueramos de un libro de mafiosos o algo así, además ¿Quién mataría solo porque me tocasen?

Con tal de que Noah me dé mi maldita banda soy hasta del Papa Francisco.

Mientras conducía, nuestras miradas se cruzaban, una que otra vez, pero no era nada especial. Cuando llegamos se estaciona frente a mi casa y Mariel me espera afuera, me dice que las demás fueron llevadas a sus casas por Nicolás.

—Gracias por salvarme de esta. —le digo antes de entrar a casa. —asiente y se va.

—¿Cómo qué Gracias por salvarme de esta? —pregunta mi hermana con una ceja arqueada casi estallando de la risa. —Te reclamo como suya frente a casi media High School y ni cuenta te diste.

—Eso no es verdad. —pongo los ojos en blanco y toco el timbre. —abuela abre la puerta y nos recibe como siempre.

—Mis niñas. —nos rodea en un abrazo cálido y nos da un leve piquito en la mejilla a ambas. —¿Cómo les fue? —pregunta mientras entramos junto a ella, haciendo otra pregunta. —¿Tienen hambre?

—B-bien Nona. —trato de mirar en otra dirección. —Nada fuera de lo normal.

—Sí, estamos bien, y yo tengo tanta hambre que podría comerme un elefante. —Mariel sube las escaleras hasta su habitación.

—Ya te preparé algo Mar. —avisa nuestra abuela.

—Y a ti Elena, haré como que te creo, pero se que hay algo más allá de un simple bien. —Esos hermosos ojitos no mienten.

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Ayudamos a la abuela con los quehaceres de la casa, hacemos la tarea y la noche transcurre normal, En nuestro chat grupal las chicas siguen hablando de la besuqueada que me dieron, hasta que cambian de tema.

—Mañana es sábado, ¿Vamos al parque o algo así? —sugiere Irina. —Porque las clases nos van a consumir y el año escolar se está yendo bastante rápido, solo basta parpadear para que 2 de nosotras se vayan a la universidad.

Habla la que no irá a la uni porque quiere ser campeona de Voleibol.

—Hablen con sus adultos responsables, mi Nona siempre está de acuerdo y lo saben. —digo casi de inmediato, aunque se que les darán sus permisos.

Unos minutos después todas responden y como era de esperarse pueden ir, aunque a Irina siempre la están cuidando de lejos, los guaruras de su tío.

Vuelvo a las redes sociales y ojeo las publicaciones de algunos famosos reconocidos, llena de aburrimiento, lo suelto y camino hasta la planta baja por un vaso de agua, me encuentro con mi hermana la cual parece emocionada y tengo curiosidad.

—¿Qué pasa? —rqueo una ceja mirándola fijo.

—¡Joas me invitó a comer helado! —Me chilla sonriente. —Pero será mañana en la noche, quizás a la misma hora que hagan la salida al parque.

—Baja la voz, maldita loca desquiciada. —susurro mientras me río. —No pasa nada ve a tu cita. —la animo.

—Quería acompañarlos, pero es que casi no estoy pasando tiempo con mi morenazo. —sus pupilas se dilatan.

—Tranquila, espero la pasen genial. No olvides llevar un-. —me interrumpe.

—¡Shhh! No, como se te ocurre. —me regaña avergonzada.

—Un labial. —Termino la oración. —Ve a la iglesia, pecadora. —Iba a decirte que lleves un lips niña.

Pone cara de (Ay Ajá), sube hasta la segunda planta, tomo mi vaso de agua y cuando termino lo llevo al fregadero, camino hasta la sala de estar y me tumbo en el sofá.

Quién coño perdería su tiempo pensando en esos ojos grises, esos labios que te hacen arder por dentro, uy y ese torso duro y bien trabajado, esos tatuajes, Tragame tierra y escúpeme en la casa de ese Dios griego.

—Ese chico te tiene en las nubes Lena. —mi Abu se sienta a mi lado llamándome por como me apodo desde que tengo uso de razón.

—¿Cuál chico mamá? Estoy pensando en la profesión que voy a elegir para estudiar en la universidad, eso es todo.

—¿Esa profesión y tú se están protegiendo? —casi me ahogo con mi propia saliva al escuchar su pregunta. —típico de mi Nona, no tiene filtros para hablar, pero es la mejor, no nos oculta nada en el ámbito hormonal y nos aconseja en todo.

—¡Nona! Dios mío. —me llevo las manos al rostro tratando de tapar mi sonrojo. —No, yo soy... Todavía soy... Olvidalo.

—Lo sé mi niña, pero como andan las hormonas en este tiempo, es mejor prevenir.

—Solo tengo en mente estudiar. —me levanto del sofá. —Sí, me gusta alguien, pero no me imagino teniendo una familia con él.

—Bien, Solo recuerda todo lo que te enseñé, Amor, Respeto y Lealtad ante todo.

—Bien, Voy a salir a caminar un rato.

Asiente con un deje de aprobación, mientras se levanta y sube las escaleras. —Bien, cuídate cariño y por favor, no tardes mucho. —habla desde arriba, acto seguido entra a su habitación y cierra la puerta, tomo uno de mis abrigos y salgo de casa.

Son las 7 de la noche y solo camino a dos esquinas de la casa, en verdad no sé para qué salí, simplemente las noches oscuras me llaman la atención.

~In Trouble~ ® (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora