—Quiero que rodeen la zona sin levantar sospechas de los transeúntes, estén atentos a un solo descuido un mínimo descuido y nos la llevamos, aunque esas niñas no son competencia para mí.
Los custodios hacen caso y se ponen cada uno en los alrededores del parque, son tres en total para no levantar sospechas, además irina es delgada y no podrá con la fuerza de nosotros cuatro.
Dos chicas están con ella charlando y no se le despegan en ningún momento, comienzo a enfurecer tanto que mi paciencia está empezando a agotarse y solo quiero ir por ella y sacarla del maldito parque de una vez por todas.
En un descuido Irina se levanta del banco en el que estaban sentadas y las otras dos se quedan ahí, pero ninguna se percata de que las estamos observando hace ya rato, camina en dirección a uno de los baños más apartados haciéndome las cosas más fácil, hago señas a los hombres para que la sigan se van y yo me quedo dentro de la camioneta viendo como la agarran y le tapan la boca con un trapo haciéndolo desmayarse al instante.
Las dos que se quedaron sentadas en el banco rápidamente se dan cuenta y corren tras de ellos mientras ellos vienen a la camioneta
Por favor maldita sea, no estamos en preescolar Tres malditos hombres no pueden con dos par de mocosas...
Dos de ellos agarran a una y le apuntan por las costillas, amenazando a la otra para que no lo siga persiguiendo caminan hasta la camioneta abren la puerta y meten a Irina que todavía está inconsciente en los asientos traseros.
Qué felicidad, primera vez en años que me siento tan feliz, obtuve lo que quería, ahora falta deshacerme de Sabrina.
—Si intentan algo les va a ir bastante mal a ustedes y a la chica. Dice la serpiente, mi mano derecha.
La otra se queda inmóvil en su sitio viendo como los hombres sueltan a la que tenían apuntándole y se suben todos a la camioneta uno de ellos la enciende y y los otros dos se suben en sus motocicletas, emprendemos la vida primero hacia atrás por el cristal a ver si intentan algo.
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Mariel
—¡Maldita sea no se la pueden llevar!Intento levantar el arma para dispararles en las llantas, pero Isabel me frena de golpe haciéndome recordar que estamos en un parque "un lugar" público y que eso nos puede perjudicar o meternos en problemas con nuestros mayores.
—¡Maldición! esto no puede estar pasando, justamente cuando todas estamos dispersas atacan y se la lleva. Gruño de frustración sin saber qué hacer, si Olivia estuviera aquí los hubiéramos perseguido en su carro.
—Elena hubiera buscado una estrategia y no se la hubiesen llevado si todas estuviéramos juntas. Dice Isabel poniéndose las manos en los ojos llena de frustración.
El Bugatti Chiron de Nicolás se parquea frente a nosotras minutos después de que se llevaran a Irina, se baja de un lado y Elena del otro, parecen darse cuenta de la situación de inmediato y Nicolás se enfurece y se culpa por no estar aquí cuando se la llevaron.
—Si la sacan del país no podremos hacer absolutamente nada. Dice Elena obligándose a pensar en algo rápido, parece como si lo de Irina le estuviera afectando bastante, en los ojos se nota por el dolor que está atravesando.
Aunque me parece raro que haya llegado con Nicolás si ni siquiera se hablaban y ella no quería tenerlo cerca ni a centímetros.
—No, no, no, eso no va a pasar primero lo mato antes de que se lleve a Irina, ese maldito hijo de perra. Responde Nicolás.
—¡Claro! Dice Elena haciéndonos sobresaltar a todos. —Cómo no se me ocurrió antes, ¿Recuerdan el brazalete que le regalé a Irina? Asentimos con la cabeza y ella continúa. —También el brazalete tenía un GPS incrustado.
Puta diosa de las ideas maravillosas la amo como no se imagina esta perra.
Hay un poco más de alivio entre nosotros pero Isabel interrumpe haciéndonos entrar en la realidad.
—Esperen, no sabemos a cuántos hombres nos estaremos enfrentando si los perseguimos, aquí solo eran tres pero allá pueden ser 200 y ni siquiera lo sabemos.
—Ese no es problema. Dice Nicolás haciendo que Isabel y yo nos extrañemos, porque , ¿Cómo qué no es problema? si no tenemos los suficientes armamentos para eso.
Nota nuestra extrañez y nos explica a Isabel y a mí que realmente no es una blanca palomita como parece y su familia tampoco lo es, solo es una carcasa que usan para pasar desapercibidos delante de las personas.
Salvatore Lombardi y sus custodios
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