•~Cap 5: ¡Ay el amor!~•

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Las fotos que me enseñó Nicolás habían sido tomadas de sus guardias, claro que un “empresario” tiene que tener fuentes que le informen, aunque no le creía mucho el cuento, no tenía porte de trabajar en cosas ilegales, en aquellas fotos se veían los custodios de Salvatore vigilando la casa de Irina y cada movimiento que hacía fuera o dentro de ella.

Estaban respirándole la nuca, por un lado era él y por el otro Sabrina, ella sabía que a su marido le gustaba Irina y eso solo la hacía sentirse furiosa, por lo que la tenía en vigilancia, para atraparla primero que él y no exactamente para charlar.

Estamos todas en mi habitación, unas sentada en el suelo y las otras sentadas en un sillón o en mi cama.

Pienso un buen rato en todo lo que investigué y Nicolás también reunió en su tiempo libre.
—Dannato Cagna. —maldigo en Italiano.

—En español, por favor. —pide Mariel mirándome como si estuviera loca. —¿Qué acabas de decir?

—Acabo de decir, que Sabrina es una maldita perra. —mi voz sale enojada, pero después me bajo, porque sabemos que ella tiene todas las de perder.

—Sí, sabemos que es una Cagna, pero ya vamos a dejarlo aquí, solo hay que tener a irina bajo la mira. —dice Olivia.

—No podemos dejarlo así. —me levanto, entro a mi closet y saco una caja fuerte bastante pesada. —Ambos tienen planeado llevársela hoy o en el regreso a clases. —Tres de ustedes se encargarán de Salvatore y yo me quedaré con Irina por si Sabrina la quiere encontrar primero.

Bajo la caja al piso sin hacer ruido abajo para no alarmar a mi abuela, Isabel gatea hasta la caja con los ojos brillándole como si estuviera esperando este momento, las demás solo observan y se quedan en su puesto, abro la caja y dentro tenemos nuestros juguetes.

Sí, exactamente lo que dijo Nicolás, jugaremos con nuestras muñecas, cada una tiene dos pero siempre se quedan en mi poder, ya saben que eso de esconder las muñecas no es fácil.

—Esto es lo que vamos a usar, cada que salgamos en grupo o divididas tienen que llevarlas las dos encima, con maquillaje por cierto, las muñecas nunca pueden ir sin sus accesorios. —advierto y ellas comprenden de inmediato.

Mientras más cuidado tuviéramos para hablar mejor, no sabíamos en ese momento quién podría estar vigilando, el día que estábamos en el parque abandonado,ntodas nos dimos cuenta que había alguien pero continuamos actuando como si no pasara nada.

Se las reparto a cada una, las guardan en sus carteras y continuamos hablando pero esta vez de otras cosas, hasta que llegamos al tema de Nicolás.

—Nos enteramos de que Nicolás y tú se han estado viendo seguido. —dice Irina mirándome de arriba abajo como si la hubiera traicionado.

—Sí, nos hemos estado viendo, pero para salvarte el trasero, Nicolás ha sido quien ha reunido varias informaciones sobre Salvatore, no vayas a confundir las cosas, solamente es mi mejor amigo y te tengo una información cariño.

—Ajá ¿cuál es esa información? Pregunta con una ceja enarcada.

—Resulta y acontece que Nicolás está botando la baba por ti... —Somos mejores amigos y desde el momento en el que se conocieron los he notado a ambos, —No para de preguntar y de hablar de ti...

Se queda como si le comenzara a dar un infarto y todas corremos hasta ella.

—¡Mierda! Para que demonios hable.

—¡Irina respira hondo! —Isabel la toma de los hombros y la sacude de adelante para atrás a ver si reacciona.

—¡Irina carajo! Vuelve en ti maldición. —Mariel da vueltas en la habitación, de aquí para allá como si fuera un pollo sin cabeza.

—Tranquilas, solo es cuestión de minutos para que procese que su amor es correspondido, Ay el amor es así... —suspira Olivia mientras permanece sentada en la cama.

Bajo corriendo a la cocina y de la cocina corro a la habitación de la abuela, cogo un frasco de alcohol que tiene en su mesita de noche y algodón, subo las escaleras corriendo, empapó el algodón en el alcohol y se lo paso por la nariz, reacciona un poquito pero se queda embobecida, a lo que me obliga a darle una bofetada.

Irina vuelve en sí y se queda mirándonos como si estuviéramos locas agarrándose la mejilla.

—Tenía que hacerlo linda.

—Sí, pero era sacarme del trance no sacarme los dientes. —responde aún acariciándose la mejilla.

~In Trouble~ ® (+18) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora