2 [La Toallita Femenina]

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El martes era el día más estresante para Julia. Doble turno en el colegio, teoría por la mañana, práctico por la tarde. Ella había elegido ser porrista, un trabajo fácil para alguien popular como ella. El año pasado, no había tenido que hacer nada. Este año, sin embargo, la cosa era diferente.

La nueva compañera de clase, María Victoria, la irritaba. La chica que le había tirado un balón de básquet a la cabeza, la que no paraba de hablar y de interrumpir a los profesores. Julia la encontraba maleducada, pero se decía que eso podía cambiar.

La campana de recreo sonó, y Julia se quedó sentada en su silla. Sus amigas no habían ido ese día, y ella no tenía ganas de socializar. Además, tenía que pensar en qué ropa podía ponerse para la fiesta de bienvenida del sábado. Era para los mayores, pero como era popular, la habían invitado.

De pronto, un silbido agudo la sacó de sus pensamientos. Reconoció la voz al instante.  Victoria, con una expresión de víctima en su rostro, le preguntó.

— ¿Tienes toallita femenina? —

Julia, con un gesto de comprensión, buscó en su mochila y le entregó una. Victoria agradeció y salió corriendo al baño.

Juan, el chico más pesado del colegio, se acercó a Julia.

— ¿Quieres? — le preguntó, extendiéndole un chocolate. Julia lo rechazó con un gesto de desdén y siguió mirando su teléfono.

Almorzar con las porristas no era tan divertido como antes. Julia no podía dejar de mirar a Victoria, que estaba sentada en una mesa cercana. La castaña le guiñó un ojo y le sonrió. Julia sintió un rubor invadir sus mejillas y apartó la mirada.

— ¿Estás bien, Ju? — preguntó la capitana del equipo, notando el cambio en su compañera.

— Sí, simplemente me pongo algo nerviosa los primeros días. Permiso. — respondió Julia, levantándose y dirigiéndose al baño.

"¿Qué me pasa? ¿Por qué me pongo como una idiota cuando la veo? ¿Acaso ella coquetea conmigo?" se preguntó Julia mientras se miraba en el espejo.

La clase de práctico comenzó. La profesora se presentó y explicó el plan del curso, pero una discusión interrumpió la clase.

— ¡¿Y qué tiene que sea mujer?! — exclamó Victoria, con la voz llena de indignación.

— ¡Que no puedes jugar al fútbol con nosotros! ¡Solo los chicos juegan a este deporte! — respondió Juan, con un tono arrogante.

— ¿En qué ciclo estás, cabrón? Ya las mujeres pueden jugar a lo que quieran. — replicó Victoria.

— ¿Y a mí qué me interesa a qué pueden jugar las mujeres? ¡Yo te he dicho que no puedes jugar a este deporte y no puedes jugar porque YO soy el capitán y YO decido quién está y quién no! — gritó Juan, empujando a Victoria.

Julia no pudo contenerse. Se interpuso entre ellos.

— Oye, ¿Qué te pasa, Juan? ¿Desde cuándo eres así? ¿Te afectaron las vacaciones o qué? — preguntó con sarcasmo.

— ¿Y tú? ¿Desde cuándo defiendes a lesbianas? — Juan la miró con una mezcla de confusión y desprecio.

— Primero, no es lesbiana, segundo, sea o no sea, no te importa, tercero, porque eres así jamás te daré una oportunidad, idiota. — respondió Julia, con una furia que la sorprendió a ella misma.

Juan, avergonzado por la última frase, cedió.

— Está bien, puede jugar, pero con una condición. — dijo.

— ¿Cuál? — preguntó Julia.

— Tendremos una noche los dos solos. — respondió Juan, con una sonrisa arrogante.

Julia, sintiendo un nudo en el estómago, miró a los amigos de Juan, que aplaudían y gritaban.

— Está bien. — dijo, con un tono de voz que no reflejaba su verdadero sentimiento.

Juan, con una mueca de satisfacción, se dirigió a sus amigos, que lo celebraban.

— ¿Vieron, muchachos? Así de fácil se coge a una mujer. —

Julia, con una mirada llena de desprecio, se retiró hacia su clase.

Victoria, con su uniforme deportivo rojo y su cabello recogido en un rodete, calentaba en el campo mientras los chicos la miraban con desdén.  Ella jugaba con una seguridad que la sorprendió.  Era mejor que Juan, y eso lo molestaba a él.

El equipo de Victoria ganó el partido, gracias a su habilidad.  Todos la celebraron, menos Juan, que la odiaba con más fuerza.  Julia, desde la distancia, la observaba con una mezcla de admiración y confusión.

Al final del día, Julia esperaba a su padre en la puerta del colegio.  Victoria se acercó a ella, sudada y despeinada. 

— Oye. — dijo.  — Gracias por la toallita y por lo del partido.  —

— Oh... Eh... No hay de qué. — respondió Julia, sintiendo sus mejillas arder.  — Jugaste demasiado bien como para que sea tu primer partido.  —

— De hecho no es mi primer- — Victoria empezó a decir, pero el sonido de una bocina la interrumpió.

— Es mi padre, lo siento. — dijo Julia,  subiendo al auto.

Su padre le hablaba, pero Julia no lo escuchaba.  Solo podía pensar en Victoria.  ¿Qué le estaba pasando?  ¿Por qué se sentía tan atraída por esa chica?  ¿Por qué la imagen de Victoria jugando fútbol le provocaba una extraña sensación en el estómago?

Algo no estaba bien con esa chica, pero no importaba.  Era sexy, demasiado sexy.  Y Julia, por primera vez en su vida, se sentía confundida.

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Ash, literalmente m pasó eso cuando conocí a cierta chica. #volvamos ahree.

Que tengan lindo día/tarde/noche.

"Confusión De Amigas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora