10 [El Cumpleaños]

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Al fin había llegado mi cumpleaños. Al llegar al colegio, el bullicio habitual se llenó de saludos y sonrisas. Todos parecían emocionados, excepto Victoria, pero no le daría importancia; hoy tenía que ser un buen día.

Camila me sorprendió con un hermoso ramo de flores, brillantes y frescas, que iluminó mi ánimo. "¡Es precioso!", exclamé, agradeciendo su detalle con una sonrisa genuina. Micaela, por su parte, me regaló un conjunto de Gucci, exquisito y elegante, y las demás chicas continuaron la tradición de los obsequios, llenando mi día de sorpresas.

Sin embargo, la última persona que quería que me saludara se acercó. La insoportable Ludmila se plantó frente a mí, sonriendo de una manera que me resultaba irritante.

— ¡Feliz cumple! Espero que la pases genial —dijo con un tono exageradamente dulce.

— Gracias —respondí, con un tono seco, consciente de su hipocresía. Sabía que hablaba mal de Vicky a su espalda y luego fingía ser amable.

Durante el receso, mi corazón dio un salto cuando vi a Victoria acercarse. Ella tenía una expresión de curiosidad genuina en su rostro.

— ¿Hoy es tu cumpleaños? —preguntó, sorprendida. Asentí, sintiéndome un poco nerviosa. — No lo sabía, lo siento. ¡Feliz cumpleaños! —me dijo, acariciándome el brazo con ternura.

Sonreí, un agradecimiento sincero brotó de mis labios. Su gesto simple pero sincero iluminó mi día y, aunque Ludmila seguía presente en mi mente, decidí que hoy, al menos, sería especial.

Estábamos en clase cuando decidí acercarme a Victoria para invitarla a cenar en mi casa, ya que planeaba un pequeño festejo por mi cumpleaños. También invité a Mariana, Camila y a mis amigas de la clase práctica. Victoria asintió con la cabeza.

— ¿Sí irás? — le pregunté con entusiasmo.

— Claro — respondió, bajando la mirada hacia sus hojas, ocupada con unos trabajos que estaba terminando.

Regresé a mi asiento, y como Camila estaba justo al lado, le conté que había invitado a Victoria. Ella se rió y me sugirió que buscáramos un buen outfit para que se enamorara de mí.

— ¡Chicos, formen grupos de cuatro! — interrumpió la profesora. Camila me lanzó una mirada cómplice, mientras yo llamaba a Mariana y ella a Victoria.

Camila se sentó a mi lado, con Victoria enfrente y Mariana al lado de ella.

— ¿Qué hay que hacer? — preguntó Mariana con un aire de pereza evidente.

— No lo sé — respondió Victoria, sacando su celular para jugar. Mariana, siguiendo su ejemplo, hizo lo mismo.

Mientras Camila y yo comenzábamos a trabajar, me distraía observando a Victoria y Mariana, quienes se intercambiaban los celulares. No voy a negar que sentí un ligero celos asomarse.

Pasaron 49 minutos y el recreo comenzó.

— Vicky — la llamé. Ella me miró. — Toma — le dije, ofreciéndole un chocolate. Ella lo tomó distraídamente y se marchó.

Cuando me dirigía al baño, vi a Victoria entregándole el chocolate a Ludmila. Una punzada de tristeza me recorrió el pecho, y mis ojos se llenaron de lágrimas.

Al regresar del recreo, entré al aula con una mezcla de enojo y tristeza.

— ¿Qué te pasa? — preguntó Camila en un susurro. Le conté lo que había sucedido, y ella empezó a murmurar insultos hacia Victoria.

Finalmente, no pude contenerme y las lágrimas comenzaron a fluir frente a las tres.

— ¿Qué te pasa? — preguntó Victoria, visiblemente molesta. La miré con desdén y pedí permiso para ir al baño.

"Confusión De Amigas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora