5 [Celos]

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Dos meses habían pasado desde el examen, una prueba que había dejado un sabor amargo en la boca de Julia.  Victoria, con su habitual seguridad, había creído entender el ejercicio, pero lo había interpretado al revés.  Julia, por su parte, había seguido sus pasos, repitiendo el mismo error.  El resultado fue un desastre para ambas, pero a Julia, en realidad, no le había molestado tanto la nota. Lo que la tenía de cabeza era otra cosa: Victoria se había empezado a juntar con una niña pelirroja, una chica llamativa con un aura de misterio que le causaba una mezcla de envidia y desasosiego.

Las veía juntas en los pasillos, susurrando secretos, riendo con complicidad, y una punzada de celos le recorría el cuerpo.  Victoria, con su sonrisa pícara, parecía haber encontrado una nueva musa, una compañera que la cautivaba.

Un día, en clase de Lengua y Literatura, Julia vio a Victoria sentada junto a la pelirroja,  dibujando algo en su brazo con un bolígrafo.  La escena la llenó de una rabia contenida, un fuego que ardía en su interior.  Sin poder contenerse, pidió permiso a la profesora para ir al baño, buscando un respiro de la imagen que la atormentaba.

Victoria, con su mirada aguda, notó la molestia en el rostro de Julia.  En otra ocasión, durante una clase práctica, Julia observó desde una banca cómo Victoria levantaba a la pelirroja,  acariciando su espalda con una familiaridad que la llenó de amargura.

— ¿Qué pasa? ¿Estás celosa? — le preguntó Victoria, acercándose a Julia con una sonrisa que no alcanzaba a disimular la picardía en sus ojos.

Julia, con la voz temblorosa, intentó disimular su incomodidad. — ¿Qué decis, Victoria? Nada que ver. — y se alejó con paso rápido hacia otro lugar.

La verdad era que Julia estaba completamente descolocada.  Todo lo que había intentado para acercarse a Victoria,  las miradas furtivas, los saludos fugaces,  las conversaciones llenas de doble sentido,  habían sido en vano.  Victoria, al parecer, ya tenía una nueva compañera, una pelirroja que la cautivaba con una intensidad que Julia no había logrado despertar en ella.

El anterior trabajo práctico de Lengua y Literatura que la profesora había hecho equipos, se volvió a nombrar y nuevamente tendrían que hacer grupo, aunque aquella vez ni siquiera se juntaron porque la profesora suspendió aquel trabajo.

Julia, en su asiento habitual, sintió un escalofrío recorrer su espalda al ver a Victoria acercarse.

— ¿Y en dónde haremos el trabajo? — preguntó Victoria.

— Donde quieras. — respondió Julia, seca. La última vez que había intentado hablar con Victoria, la castaña había ignorado por completo, un silencio glacial que había dejado una herida abierta en su corazón.

— ¿En mi casa? — insistió Victoria.

— Sí, como quieras. — respondió Julia, fría. Se levantó de su asiento, con la intención de alejarse, de escapar de la intensidad de la mirada de Victoria, pero la castaña la detuvo con un suave agarre en el brazo, una acción que en otras circunstancias habría sido un gesto de cariño, pero que ahora se sentía como una cadena que la ataba a un destino incierto.

— ¿Te pasa algo? — preguntó Victoria. Julia la miró con una expresión de furia contenida, torciendo los ojos y soltándose de su agarre con un brusquedad que no era habitual en ella.

— No, nada. — respondió Julia, agarró su mochila y salió del salón de clases sin mirar atrás, dejando a Victoria sola.

Julia no era así, al menos no con ella. Siempre la saludaba, la trataba bien, le dedicaba sonrisas que iluminaban su día. ¿Qué le estaba pasando? ¿Qué había sucedido para que su "amistad" se convirtiera en un campo de batalla?

"Confusión De Amigas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora