4 [Mami]

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Tres meses habían pasado desde el primer día de clases. Julia, en un giro inesperado del destino, se había distanciado de Constanza y Sabrina, quienes, para su fortuna, habían cambiado de curso. Su relación con Victoria, sin embargo, seguía siendo una danza silenciosa de miradas furtivas y saludos fugaces. A veces, ni siquiera eso. Pero Julia no podía evitar sentir una atracción irresistible hacia Victoria, una fascinación que la absorbía por completo, eclipsando todo a su alrededor. La castaña tenía un aura magnética que la cautivaba, un misterio que la intrigaba. ¿Por qué se sentía tan atraída? No lo sabía.

La profesora de Lengua y Literatura, con un tono autoritario, anunció la formación de los grupos de trabajo.

— Okay, chicos. Les diré quienes serán sus grupos, y no podrán cambiar, ya que lo tengo anotado. —  su voz resonó en el aula, mientras agarraba su libreta con firmeza.

Iba nombrando a los alumnos de a dos, creando parejas de trabajo. La profesora ya estaba en la "R".

— Ramírez hará trabajo con... Soleri. —

Julia abrió los ojos como platos, fingiendo indiferencia, pero por dentro estaba dando saltos de alegría. ¡Al fin trabajarían juntas! Podría ir a la casa de Victoria, o, mejor aún, Victoria podría ir a la suya (la segunda opción era peor, ya que su casa era un campo de batalla de discusiones familiares). Después de este trabajo, podrían ser amigas.

Miró a Victoria, quien simplemente levantó las cejas en señal de saludo. Julia le devolvió una sonrisa, aunque por dentro seguía celebrando en silencio.

El timbre del recreo sonó, y Julia comenzó a guardar sus cosas para salir del aula. Una mano tocó su hombro, y al girar, se encontró con la mirada intensa de Victoria.

— ¿El trabajo se hará en el colegio o en la casa? Es que no oí esa parte. — preguntó Victoria.

— No lo dijo aún. — respondió Julia, con un leve temblor en la voz.

— Ah, bueno. — Victoria respondió con un tono seco y se alejó.

"Me habló", pensó Julia, sentándose en su silla, reviviendo la mirada de Victoria, la intensidad de sus ojos, la belleza de su chaqueta negra.

Este pequeño encuentro, esta simple conversación, había despertado una llama de esperanza en el corazón de Julia. Tal vez, solo tal vez, este trabajo sería el puente que las uniría de verdad.

Julia ya había salido de clases, pero se sentía tan sola. A veces, extrañaba la compañía de sus ex amistades, por más que fueron unas falsas, la hicieron feliz, y las hacía olvidar de algunos problemas.

Julia, con el viento acariciando su rostro, se hundió en el banco del patio de la escuela, sus pensamientos divagando entre la brisa. De pronto, una voz la sacó de su ensimismamiento.

— ¿Qué onda? — preguntó Victoria, acomodándose a su lado con una sonrisa que no alcanzaba a disimular la picardía en sus ojos. Julia se sorprendió, la alegría la invadió como una ola, pero la contuvo con un esfuerzo visible. Un ligero fruncimiento de cejas la delató, un gesto casi imperceptible que solo Victoria, con su mirada aguda, pudo captar.

— Todo bien, ¿y tú? — respondió, su mirada encontrándose con la de Victoria. La intensidad de esa mirada la desconcertó, pero no la incomodó. Era como si Victoria pudiera ver a través de ella, como si leyera sus pensamientos más ocultos.

— Que raro que no estés con tus amiguitas. — comentó Victoria, su tono insinuante, como si leyera los pensamientos de Julia.  En ese momento, una sombra de tristeza cruzó el rostro de Julia. Era un recuerdo fugaz, un eco de las discusiones que había tenido con sus amigas, pero la tristeza se disipó rápidamente, dejando paso a una sensación de alivio.

— Tuvimos algunas discusiones y eso. — habló, su voz apenas un susurro, la mirada perdida en el vacío.

— ¿Doble caras? — preguntó Victoria, sacando un chicle de su bolsillo, la acción tan simple, tan natural, que a Julia le pareció un gesto de complicidad.

— Hmm… Sí. —  asintió, sintiendo una punzada de culpa por el pensamiento que la había traicionado.

— ¿Quieres? — Victoria extendió su brazo, ofreciéndole el chicle con una sonrisa que irradiaba confianza.

— Gracias. — agradeció Julia, abriendo el envoltorio y metiendo el chicle en su boca. El sabor dulce la envolvió, como un bálsamo para su alma.

— ¿Quién te viene a buscar? — preguntó Victoria, su mirada inquisitiva, como si buscara la respuesta en los ojos de Julia.

— Mí padre de seguro. — respondió, sintiendo un nudo en la garganta.

— ¿Tienes hermanos o hermanas? — Victoria parecía fascinada por la vida de Julia, como si la conociera de toda la vida.

— Soy hija única, ¿y tú? — hizo un globo con su chicle.

— También soy hija única, o sea, tengo hermanos, pero padres separados. Mí mamá se quedó con mis dos hermanos y yo me quedé con mí papá. — confesó Victoria, su mirada fija en la de Julia, como si buscara una respuesta, una conexión.  En sus ojos, Julia vio un atisbo de tristeza, una pena contenida que la conmovió.

— ¿Si hablas con ellos? — preguntó Julia, desviando la mirada, incapaz de sostener la intensidad de la mirada de Victoria.

— ¿Con mis hermanos y mí madre? — Julia asintió. — No. Me bloquearon de hecho. — Vicky hizo una mueca de desagrado, pero sin dejar de mirar a Julia.

— Que malos. — Victoria se rió, pero su risa no llegó a sus ojos.

— No me importa igual. — mintió, la verdad era que le dolía, le dolía mucho.

Victoria, con una sonrisa radiante, se despidió de Julia en la entrada del colegio.

—Nos vemos — dijo, antes de dirigirse al auto negro que la esperaba en la acera.

En su habitación, Julia se encontraba recostada en su cama, absorta en la pantalla de su teléfono. Era una tarde tranquila, y la joven se encontraba navegando por las redes sociales, sin prestar atención al mundo exterior.

De pronto, un mensaje del grupo de WhatsApp de su colegio la sacó de su ensimismamiento. "¿Ya saben qué temas van a venir en el examen?". La pregunta la tomó por sorpresa, y un escalofrío recorrió su espalda.

Saltando de la cama, Julia corrió hacia su escritorio, con la mente llena de pánico. Descargó su mochila sobre la superficie, buscando frenéticamente entre sus cuadernos y apuntes, tratando de encontrar alguna pista sobre los temas que podrían ser evaluados en el examen.

• Grupo colegio

Julia
No entiendo nada 😭.
18:30

Vicky
Te explico, mami.
18:34

¿Acaso Victoria le había llamado "mami"? La palabra, cargada de un significado ambiguo y sugerente, flotaba en el aire como un aroma tentador. Era un apodo que se usaba a menudo entre chicas cuando se insinuaban.

Julia sintió un rubor cálido subir por sus mejillas, mientras recordaba la conversación con Victoria.

Con un suspiro, Julia agradeció a Victoria por la información que le había dado. La castaña le escribió un mensaje privado a Juli.

👤 Vicky

¿Hacemos llamada?
18:36

Sí puedes.
18:36

El teléfono de Julia vibró, interrumpiendo su torbellino de pensamientos. Era Victoria, y la simple melodía de su llamada hizo que su corazón diera un vuelco.

— Y eso es todo, ¿Entendiste? — Victoria bajó su carpeta, con un gesto de seguridad, y miró a la cámara del teléfono, esperando la confirmación de Julia.

— Estem, sí. Gracias, Vicky. — respondió Julia, bajando la mirada, sintiendo un calor que no era solo por el nerviosismo del examen.

— ¿Se te cayó algo? — Victoria frunció el ceño, observando a Julia a través de la cámara. — Es que desde hoy estás mire y mire al suelo. —

Julia, sorprendida, levantó la mirada hacia su teléfono.  — No. — se rio nerviosamente — Simplemente estoy viendo mis pies, es que hoy me hice la manicure. —

Victoria, con una sonrisa pícara, la comprendió. — Ya entendí. Bueno, nos vemos mañana. —

— Está bien. Gracias por explicarme el tema. Adios. — respondió Julia, con un tono un poco seco, tratando de disimular los nervios que la carcomían.

— Uy, ¿Tan así? —

— ¿Cómo? — Julia se sintió aún más nerviosa, la voz de Victoria la había puesto en alerta.

— Seca. Gricis pir ixpliquirmi il timi. Idios. — Victoria la imitó, enfatizando la frialdad de su tono.

Julia, con una risa nerviosa, intentó disimular su incomodidad. — Lo siento. Muchísimas gracias, Vicky. Te amoo. — le lanzó un beso a la cámara, tratando de recuperar la confianza que había perdido. — Descansa y nos vemos mañana, linda. ¿Así te gustó? —

— Gracias por hacerme caso. Nos vemos mañana. —

Y con eso, cortó la llamada. Julia, con el corazón latiendo a mil por hora, quedó pensando en la conversación.

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No sean cortos y comentenme algoo 😭🙏.

Que tengan lindo día/tarde/noche.

"Confusión De Amigas"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora