La semana se escurrió entre sus dedos como arena fina, y antes de que Julia pudiera pestañear, el sábado, el día de la fiesta, se alzaba ante ella como un faro en la noche. La expectación revoloteaba en su estómago, una mezcla de nervios y emoción que la hacía sonreír.
En su habitación, la magia de la transformación comenzó a tomar forma. Descartó la idea de un vestido largo y elegante, optando por un vestido verde esmeralda, corto y vaporoso, que acentuaba su figura con gracia. Unas botas altas del mismo color, con detalles de hebillas doradas, completaban el conjunto, haciendo eco de la audacia de su espíritu. Su cabello, normalmente rebelde, ahora se rebelaba en una cascada de rizos definidos, enmarcando su rostro con un halo de sensualidad. Unos delicados aretes de plata y un collar con un dije de cristal verde, que reflejaba la luz como un pequeño universo, fueron los toques finales de un look que prometía cautivar.
Pero antes de que la transformación estuviera completa, Julia se sumergió en su ritual de belleza. La piel, su lienzo, recibió un cuidado meticuloso, una serie de productos y tratamientos que la dejaron radiante. Tres horas se esfumaron en un mar de cremas, mascarillas y aceites, un tiempo que valió la pena cuando se miró al espejo y vio reflejada a una mujer segura y radiante.
Su padre, con su habitual desgano, le sugirió que tomara un taxi. La idea de compartir el viaje con él, con su silencio taciturno, no le atraía en absoluto. Así que, sin dudarlo, llamó a un Uber y se dejó llevar por la ciudad, dejando atrás el hogar y sus preocupaciones.
Al llegar a la casa donde sería la fiesta, esperó a sus amigas en la entrada. Pero un mensaje en el grupo, un torbellino de letras en la pantalla de su teléfono, cambió el curso de la noche.👤 Trío 🫦
Coti guapa 🌷
Chicas, yo no podré ir. Lo siento.
21:08Sabrii preciosa ✨
No te preocupes, Coti, yo tampoco iré. Lo siento. Otro día.
21:09La furia de Julia se encendió como una mecha corta. ¿Sus amigas la habían dejado sola? ¿En la fiesta más importante del año? Bloqueó su teléfono con un golpe seco, negándose a responder a nadie. No quería oír explicaciones, ni disculpas, ni nada. Su ira era un volcán en erupción, y lo único que quería era sumergirse en la fiesta, dejar que la música y la euforia la envolvieran.
Entró a la casa con la cabeza en alto, ignorando las miradas curiosas. Lo primero que vio fue a un par de adolescentes besándose en la entrada, una escena tan común que apenas le llamó la atención. A su izquierda, la pista de baile palpitaba con un ritmo frenético, mientras que a su derecha, la cocina prometía un oasis de bebidas y risas. Enfrente, una escalera se elevaba hacia las habitaciones de la casa, una invitación a la intimidad y al misterio.
Julia se dirigió hacia la cocina, buscando algo para calmar su sed y sus nervios. Tomó una cerveza fría y se dirigió a la pista de baile, con la esperanza de encontrar a algún conocido, alguien con quien hablar, bailar, olvidar. Y lo encontró, pero no era la persona que esperaba. Juan, el chico de la clase de historia, la vio y se acercó con una sonrisa demasiado amplia.
— Hola, guapa. — Saludó, recorriéndola con la mirada.
— Hola. — Respondió ella con frialdad, apartando la mirada.
— Me debes mi noche. — Recordó él, con un tono que rozaba la amenaza. Julia frunció el ceño.
— Nunca dije que cogería contigo. — Le dijo, mirándolo con asco.
— No me interesa lo que dijiste. Tendrás sexo quieras o no. — La obligó, con una seguridad que le heló la sangre.
Juan la agarró del brazo y la arrastró hacia la escalera, hacia las habitaciones. Estaba a punto de abrir la puerta de un cuarto cuando, por suerte, se encontró con una compañera de clase, nada más y nada menos que Victoria.
— Oye, golpea la puerta. — Se quejó Victoria, con un tono de reproche.
— ¿Qué haces aquí? — Preguntó Juan, con una mueca de desagrado.
— Que te importa. — Respondió Victoria, con una mirada desafiante. Luego se volvió hacia Julia. — Hola. — Saludó con una sonrisa.
— Hola. — Respondió Julia, con un escalofrío recorriéndole la espalda. Temía lo que Juan pudiera hacer.
— ¿Todo bien? — Preguntó Vicky, notando la tensión en la mirada de Julia. La chica negó con la cabeza disimuladamente, tratando de que Juan no se diera cuenta. — Ven, te mostraré algunas cosas. — Habló rápidamente, y arrastró a Julia hacia otra habitación, lejos de la amenaza de Juan.
Las chicas salieron de la casa y se sentaron en un cordón de la calle, buscando un poco de aire fresco y un respiro de la fiesta.
— Lo siento por el otro día que te tiré un balón en la cabeza. — Se disculpó Victoria, con un tono sincero.
— No pasa nada. — Respondió Julia, mirando al suelo. Se ponía nerviosa cuando Victoria la miraba a los ojos.
— Está bien. Es que parecías una niña engreída y yo detesto ese tipo de personas, aparte como respondiste me molestó. — Confesó, con un tono directo.
— Quizás sea algo engreída. — Se rió Julia, con un toque de inseguridad. — No lo sé. — Subió y bajó sus hombros, sin saber qué más decir.
— Tienes cara, aparte eres porrista, miras a tu novio desde las gradas, eres popular. Muy de película cliché. — Comentó Victoria, haciendo movimientos exagerados con las manos al describir la vida de Julia.
— Oye, novio no tengo, que asco. — Hizo una mueca de disgusto.
— ¿Eres lesbiana? — Preguntó Victoria, con curiosidad.
— No. — Respondió Julia, con una mueca de asco, pero no por ser lesbiana, sino porque no quería parejas ni pensar en ello.
— Oh. — Victoria se quedó seria, sin saber qué más decir. La conversación se había vuelto incómoda. — Bueno, creo que me iré a mi habitación. — Se levantó del cordón de la calle.
— ¿Vives aquí? — Preguntó Julia, con la esperanza de seguir hablando. Victoria asintió con la cabeza y se retiró, dejando a Julia sola con sus pensamientos.La adolescente llamó un Uber y se fue a su casa. Al llegar, se colocó su pijama, sin siquiera molestarse en quitarse el maquillaje. La noche había sido un desastre, un torbellino de emociones que la había dejado agotada y con un nudo en el estómago. Se dejó caer en la cama, sintiendo el peso de la soledad y la decepción.
Al otro día, Julia se despertó al mediodía, el sol ya alto en el cielo. El sonido de las voces de sus padres, elevadas en una discusión, la despertó de golpe. Era un ritual que se repetía con frecuencia, una melodía discordante que se había convertido en la banda sonora de su vida. Para evitar escuchar sus gritos, se colocó su ropa de fitness y salió a trotar.
El aire fresco del parque le hizo bien. La música de su auricular inalámbrico, la canción "Set Fire to the Rain" de Adele, la acompañaba en su recorrido. El viento le revolvía el cabello, mientras ella se concentraba en el ritmo de sus pasos. De pronto, la música se cortó, el auricular se había quedado sin batería. Julia protestó en silencio, maldiciendo su mala suerte.
En ese instante, escuchó una risa familiar. Miró hacia la derecha, donde se encontraba una heladería, y allí estaban Constanza y Sabrina, disfrutando de sus helados. Julia sintió una punzada de resentimiento.…
— ¿No pensaban invitarme? — preguntó, su voz cargada de decepción.
Constanza se puso nerviosa, intentando hablar, pero Sabrina la interrumpió con un tono de voz áspero.
— No te quejes, Julia. —
— ¿Qué les hice? — Julia se sentía mal. El nudo en su estómago se había convertido en un nudo en la garganta. Ya iba a llorar. Odiaba discutir por esas razones.
— Nada, pero nos cansa tus actitudes. — respondió Sabrina, sin dejar de comer su helado.
— ¿Cuáles? — Julia hizo un puchero, con la mirada llena de confusión.
— Todas, tu cara de idiota, tu forma de ser, como me dices que no salga con el de séptimo solo porque no quiso contigo. — Sabrina no sabía ni que decir y empezó a inventar.
— ¿Solo por un hombre? — Julia sintió un golpe en el estómago. Entendió que Sabrina solo odiaba el hecho de que el chico de séptimo la había preferido a ella. Constanza, claramente, estaba del lado de Sabrina, luego de que le llenara la cabeza de mierda. — Espero sean felices juntas. Adiós. — dijo Julia, con la voz ahogada por la tristeza. Se dio la vuelta y se alejó, dejando a sus amigas sentadas en el banco, con la mirada llena de culpa y confusión.-----------------------------------------------------------------------------------
Quiero novia 😭, ahre.
Que tengas lindo día/tarde/noche.
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"Confusión De Amigas"
FanfictionJulia regresa de vacaciones con una nueva amiga, Victoria, pero se siente confundida. ¿Es amor o amistad lo que siente por ella?