Parpadeó lentamente mientras enfocaba a su alrededor, sintiendo como los rayos del sol le lastimaban los ojos.
—Buenos días, bello durmiente— dijo Dan, quien se encontraba recargado en el marco de la puerta.
Al sentarse en el sofá lo primero que vio fue al jardín, dónde todo se veía húmedo y lleno de lodo.
—La lluvia duro toda la noche— dijo el castaño mientras se sentaba a su lado—. Y fue realmente intensa, así que probablemente tenemos que reparar un par de cosas.
Miró hasta la dirección del chico, quién parecía bastante indiferente ante esa situación mientras tomaba su café.
—¿Qué cosas podrían salir afectadas?
—Probablemente los establos, son tan viejos que no me sorprendería que ahora estén hechos pedazos— respondió mientras se levantaba—. Como sea, ven a desayunar.
Sin muchos ánimos lo siguió hasta la cocina, percibiendo repentinamente un olor magnífico. Su boca empezaba a salivar mientras más se acercaban, pues aquello olía tan bien que su estómago empezaba a exigir probarlo.
Al llegar rápidamente se sentó en el comedor, tomando la cuchara y dirigiendo a su boca una buena porción de comida.
—Dios, esto es gloria— murmuró mientras agarraba otra cucharada.
No era capaz de describir el sabor, pues este era tan delicioso que su mente se nublaba de la satisfacción.
¡Era la mejor comida que había probado en años!
—¿Lo preparaste tú?— preguntó mientras veía a Dan comer.
—Sip, ¿verdad que cocinó delicioso? Es una receta clásica de mi abuela— respondió con una sonrisa.
Asintió energéticamente para volver a masticar, apreciando aquel sabor en su paladar.
Que magnífico sabía.
****
Tras acabar de desayunar, Dan y él habían decidido salir a componer todo aquello que se había visto afectado por la tormenta, encontrando así las ruinas que en algún punto del pasado habían sido establos.
—Primero hay que quitar todas las tablas rotas y ponerlas en el rincón de allá— dijo mientras señalaba un lado del patio—. Por cierto, ten cuidado con los alambres que están tirados.
Acatando la orden empezó a realizar lo dicho, intentando tener cuidado con las astillas. Sin embargo, al distraerse con el lodo de sus zapatos se vio incapaz de notar uno de aquellos alambres, tomándolo sin cuidado alguno.
—¡Auch!— exclamó tras sentir el pinchazo.
Rápidamente soltó aquel objeto, mirando con atención a su mano.
¡Estaba sangrando a montones!
Se iba a morir allí, tendría sus últimos alientos en un rancho despoblado sin antes haber conocido a sus artistas favoritos.
¡Que horror!
—Te dije q tuvieras cuidado— dijo Dan mientras se acercaba.
Al instante sintió como aquellas manos tomaban delicadamente la suya, tocando suavemente los bordes de las heridas abiertas.
—Por suerte no es tan grave— comentó mientras lo soltaba—. Ven, vamos adentro para que te curé.
Indignado lo siguió hasta el interior de la casa, sentándose en el sofá con mucha molestia.
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Bajo el cielo de Texas
FanfictionFiestas, alcohol, desastre. Tres palabras que creaban la perfecta descripción del porque había acabado en un lugar como ese. Tras una buena vida de despreocupación dónde no le importaba nada más que a sí mismo, su padre, el dueño de una de las mej...