Bajo el cielo de Texas

3

Llevaba una semana completa viviendo en aquel lugar, por lo que su cabeza se encontraba en una fina línea entre adaptarse y perder la cordura.

Aquel día, tras una agitada mañana haciendo diversas actividades, se encontraba junto a Dan, quien estaba dándole tratamiento en el pelaje a dos caballos.

En los últimos días ambos se habían acercado de una manera considerable, pues Dan le enseñaba todo lo que no sabía. Y esa dedicación hacia él había hecho que lo soportará, aunque aún le faltará mucho para que le agradará como un amigo.

— Son lindos ¿Cierto?— pregunto de repente el castaño.

Aquel comentario lo trajo de nuevo al presente, dónde observó a los dos animales frente suyo. Uno era grande e imponente, teniendo un pelaje de color negro mientras que el otro era más pequeño, siendo de un color café claro.

Asintió con la cabeza en forma de respuesta, pues observaba tan fijamente al caballo negro que no era capaz de ni siquiera hablar.

— Sabes.—dijo una vez que Dan acabo.— Soy muy bueno en equitación.

Observó como Dan alzaba una ceja, cosa que lo dejó incrédulo.

¿No sabía que era la equitación?

— Dime que sabes a lo que me refiero.

—Claro que lo sé.— dijo con una sonrisa.— Solo me sorprende que alguien tan delicado como tú sepa montar a caballo.

¿Debería de sentirse indignado?

Sí, la clara respuesta era que sí.

Sin embargo decidió no mostrarse como tal, pues sabía que aquella era la intención que tenía el chico.

— Pues déjame decirte que soy un gran experto en eso.— insistió con orgullo.

— ¿De verdad? Me es difícil creerte.

Burla.

Eso era lo único que se escuchaba en la voz de Dan.

Frunció el ceño mientras sonreía, mirándolo con desafío. No se dejaría humillar.

— Puedo demostrarte aquí y ahora que puedo hacer eso e incluso más.— habló con firmeza mientras daba un paso hacia adelante.

— No es que dude de tu palabra, pero está semana has demostrado no saber mucho sobre el ganado, ¿que me garantiza la verdad?— respondió imitando su acción, quedando aún más cerca.

La tensión crecía de una manera considerable mientras ambos se seguían mirando fijamente, estando a centímetros uno del otro. Podían sentir el cálido aliento del otro golpear su rostro, haciendo únicamente que la tensión aumentará.

Empezaba a sentir calor.

Sin poder evitar sus impulsos desvío la vista a los labios contrarios, detallando hasta el más mínimo detalle de estos.

Grandes, suaves y muy tentadores.

— Pensé que eras un espíritu dominante, pero veo que me he equivocado.— habló Dan por lo bajo.

Regreso su vista a los orbes contrarios, los cuales dejaban en claro la burla que cargaban.

¡Ja! Él, Joo Jaekyung, alborotador de hormonas, rompe corazones, activo y dominante en todas sus experiencias sexuales pasadas ¿Siendo un sumiso? Vaya que estaba chiflado.

Y sí, sabía que Dan no se lo había dicho en manera directa, no obstante le había dado una muy clara indirecta, —muy directa—, sobre eso.

— Yo puedo ayudarte a comprobar que soy un espíritu muy dominante.— respondió mientras sonreía con amargura, uniendo aún más sus rostros.