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Tras el día posterior a la tormenta, todo en él se encontraba demasiado raro. Y es que, cada vez que veía al castaño o que convivía con él, aquellas incógnitas sobre sus sentimientos volvían a su mente.

¿No es demasiado pronto?

¿Acaso estoy confundiendo el amor con algún tipo de respeto?

¿Será que la razón de todos estos sentimientos es porque él es la única compañía que tengo aquí?

Dudas y más dudas, todas consumiendo cada pizca de la poca coherencia que le quedaba.

¡Vaya mierda!

Otra semana en aquel lugar había finalizado, dándole a entender que técnicamente ya llevaba tres semanas en el rancho. No sabía cuánto tiempo estaría ahí, pero suponía que aún faltaba para volver a casa.

Y aquello le generaba otra duda.

¿Realmente quería volver a casa? Es decir, claro que extrañaba su vida anterior, pero, aquella vida no se sentía como tal, pues la rutina de desastres y estupideces era un tanto cansadora. En cambio, aquella vida de campo era más refrescante, pues aún si era agotador trabajar todos los días, el sentimiento que le brindaba ser útil era incomparable.

Además, otra razón para no volver a los Ángeles era que no llevaba ningún avance en su objetivo, pues seguía siendo igual o peor de ignorante sobre el significado de la vida.

—Creo que mi cabeza va a explotar— dijo cansado mientras se sentaba en el pasto.

Aquel día ambos habían terminado temprano, por lo que simplemente se echaron debajo de un árbol a platicar.

—¿Sigues reflexionando sobre el significado de la vida?— preguntó el castaño.

Asintió levemente mientras cerraba los ojos, sintiendo como la fresca brisa golpeaba su rostro. Días como esos se habían convertido en sus favoritos, pues una atmósfera agradable siempre los acompañaba.

—No soy un experto en ello, pero...— empezó a hablar Dan—. Creó que justamente el significado de la vida es esto que tú haces.

—¿Te refieres a sobrecargarme la cabeza?

Una suave risa resonó en el lugar, haciendo que sintiera un cosquilleo ante ella.

—Yo me refiero a la búsqueda y reflexión que hace una persona— respondió con la vista perdida en el cielo—. Y cada uno tiene un resultado diferente, por ejemplo, algunos creen que el significado de la vida es el amor que puedes sentir por alguien más, otros creen que es la fama que puedes conseguir, todo eso haciéndolos sentir las personas más especiales del planeta.

Se quedó callado ante eso, apreciando el silencio que los rodeaba. Aquel punto de vista había movido y cambiado todos sus pensamientos, haciendo que nuevamente se pusiera a reflexionar.

¿Qué era aquello que lo hacía sentir especial?

Tal vez era la fama, o ¿Mejor el dinero? ¿Las fiestas? ¿El alcohol?

No, definitivamente no era nada de eso. Entonces ¿Qué?

—¿Cuál crees que sea tu sentido de vida?

Notó como aquel cerraba los ojos, recargando su cuerpo en el tronco que había detrás. En aquel momento el aire se había intensificado, jugando y alborotando sus cabellos.

—Creo que es el amor y dedicación que pongo en todo lo que hago, esperando que todo salga bien, pero sin llegar a la ambición— contestó con un tono relajado—. Aunque no lo sé perfectamente, como dije, todo es subjetivo y puede cambiar.

Bajo el cielo de Texas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora