En el bullicioso mundo del fútbol, Olivia, una apasionada aficionada y mejor amiga de Mikky, se encuentra en una encrucijada emocional. Mikky invita a Olivia a un partido del FC Barcelona para apoyar a su novio, Frenkie de Jong, sin saber que Olivia...
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Pov de Olivia: El sol de la mañana entraba por la ventana de mi habitación, y cuando abrí los ojos, lo primero que sentí fue una mezcla de emoción y alivio. Todavía no podía creer que Pedri y el equipo hubieran ganado el Clásico la noche anterior. Recordar cómo había sido ese último gol de Kessié me hacía sonreír, incluso ahora, mientras estaba recostada en la cama. Fue un momento tan emocionante, tan intenso, y estar allí para verlo hizo que todo fuera aún más especial.
Me quedé un rato en la cama, revisando las fotos y videos que había tomado en el estadio y después en la cena. Habíamos celebrado hasta tarde, pero no importaba, valió la pena. La victoria nos dio una excusa perfecta para salir y disfrutar todos juntos.
Mi teléfono vibró en la mesita de noche, y cuando lo revisé, vi un mensaje de Pedri.
**Yo:** *"Buenos días, ganador del Clásico. Me preparo y te veo en un rato. 😘"*
Después de levantarme, me preparé lo más rápido posible. Sabía que hoy no solo sería un día para disfrutar de la victoria, sino también para pasar tiempo con él, sin tantas distracciones ni multitudes. Al salir de casa, recordé la noche anterior. Durante la cena, Pedri y yo no habíamos hablado mucho sobre lo que había pasado entre nosotros en los últimos días. Desde que nos habíamos hecho novios, todo había sido un torbellino de emociones, compromisos, y ahora el Clásico. Pero sabía que hoy podríamos tener ese momento tranquilo que tanto necesitábamos.
Pedri pasó a buscarme en su coche como de costumbre. Me sentí tranquila y feliz de verlo. Llevaba su habitual ropa deportiva y una gorra, probablemente para evitar llamar la atención.
—Buenos días, campeona —dijo con una sonrisa mientras me abría la puerta.
—Buenos días, estrella del Barça —le respondí, bromeando mientras me sentaba en el coche.
Nos dirigimos a un café cerca de la playa, un lugar que había elegido para que pudiéramos desayunar en paz, lejos de la ciudad y del bullicio. Era uno de esos lugares tranquilos donde sabíamos que nadie nos molestaría, y con el sonido del mar de fondo, todo se sentía más relajado.
Mientras esperábamos nuestros pedidos, Pedri me miraba con esa mirada juguetona que siempre tenía cuando estaba a punto de decir algo importante.
—Estuve pensando en algo anoche —comenzó, jugando con la servilleta entre sus dedos—. Ganar el Clásico fue increíble, pero hay algo que aún no hemos celebrado adecuadamente.
—¿Ah, sí? —le pregunté, levantando una ceja con curiosidad—. ¿Qué cosa?
—Nosotros —dijo, mirándome directamente a los ojos.
Sentí un cosquilleo en el estómago. Era cierto que desde que nos habíamos hecho novios, no habíamos tenido tiempo para celebrarlo o hablarlo en profundidad.
