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A Eira le llevó un tiempo recuperar la sensibilidad en sus extremidades, excepto en la mano, que parecía estar rota de forma permanente; incluso sus dedos estaban doblados en ángulos desde que Valonkov la aplastó. Pero cuando recuperó la sensibilidad, comenzó a toser de nuevo. Esta vez, tosió sangre.

Pero con el paso de las semanas, se quedó muda. Caminaba por las instalaciones con una mirada culpable en su rostro. Después de eso, cumplió con todo sin problemas.

Volvieron al principio, donde tuvieron que extraerle sangre varias veces. Sabía que iban a intentar replicar sus poderes otra vez; si lo hacían, mataría a esa persona también.

Odiaba sus propios pensamientos. Odiaba a Valonkov. Odiaba lo que le habían hecho. Odiaba que la hubieran arrastrado al infierno y que hubieran hecho que su mente también fuera el infierno.

Odiaba todo excepto a su soldado. Tenía una mirada curiosa y pensativa que la miraba todo el tiempo y que ella creía que nunca vería en él.

Pero las cosas estaban cambiando para él. Comenzó a captar más y más imágenes cuanto más tiempo pasaba fuera de la cámara criogénica. Recordó que solía sonreír una vez... una vez. Se preguntó si eso sería posible alguna vez para alguien como él nuevamente.

Una cosa que sí sabía era que no llegaría muy lejos sin su mariposa. Ella era una luz en la que él necesitaba permanecer. Aunque ella lo preocupaba por lo sin vida que parecía y entonces se le ocurrió el pensamiento más extraño: quería salvar su sonrisa.

Simplemente no sabía muy bien cómo lo haría hasta que lo hizo.

_____

Eira había vuelto a su celda por la noche. Él le había preguntado en voz baja si volvería a hablar con él sobre lo que recordaba de él, pero ella nunca respondió; aun así, él dejó la puerta entreabierta.

Entonces ella lo sorprendió.

Ella abrió la puerta y se quedó allí, toda furiosa y triste. Él le empujó el hombro suavemente a modo de advertencia y le suplicó que no hiciera ninguna estupidez: "Vuelve".

Ella lo ignoró antes de acercarse a él. Comenzó a tocarle la cara, lo que lo dejó paralizado. Ella también se paralizó cuando notó que él se tensaba y movía sus manos más lentamente. Colocó sus manos sobre la máscara que estaba sobre su rostro y se la quitó.

—No eres su perro con bozal —dijo en voz baja, con lágrimas en los ojos—. Y me mata que estés ahí parado como estás.

—Tu nombre es James Buchanan Barnes. Algunos te llamaban Bucky. A mí me gustaría llamarte así si decidieras que puedo hacerlo —dijo Eira tosiendo un par de veces—. Pero no creo que dure mucho más y lo siento si te dejo solo...

Pensó en lo que le pasaría a Bucky si se iba; arreglarían la cámara criogénica mucho más rápido. Pensó en Tony y eso le rompió el corazón.

"Lo siento mucho...", gritó.

Las lágrimas le caían por el rostro y Bucky extendió lentamente su mano de carne. Secó una con el pulgar suavemente. La miró con extrañeza porque tenía un recuerdo vívido.

Se acordó de Steve y era muy pequeño. Estaban regresando de un funeral y recordó lo que le dijo al hombrecillo. Estoy contigo hasta el final.

Decidió que quería estar allí para Eira. Extendió la mano para tomarla y sonrió suavemente, recuperando un poco de su antiguo yo. "Vamos, mariposa".

Ella sujetó su mano con fuerza mientras él la trasladaba sigilosamente por las instalaciones. Evitaron las cámaras y a otros guardias mientras Bucky se coló en el laboratorio con ella. Sabía que si querían llegar a alguna parte, el chip en su cuello tenía que ser removido.

Afterglow - Tony Stark Donde viven las historias. Descúbrelo ahora