Afterglow - Tony Stark

33

Eira se reuniría con Natasha para almorzar. La esperaba en un rincón tranquilo del lugar con una sonrisa antes de que Nat se sentara frente a ella con una voz severa: "¿Trajiste al Soldado del Invierno a casa contigo?"

Eira tragó saliva. No se dio cuenta de que Nat sabía quién era. Todo lo que los demás sabían era que la había secuestrado por alguna razón.

"Está bien", se defendió Eira. "Está... un poco perdido".

Nat sacudió la cabeza antes de ver a alguien por la ventana, apoyado contra un coche. Abrió mucho los ojos y dijo: "¿Lo trajiste contigo?".

—Quería salir de la casa —Eira se cruzó de brazos.

"O... ahora se ha convertido en tu pequeño perro guardián", dijo Nat mientras Bucky observaba atentamente su mesa en busca de cualquier señal de peligro.

—Entonces, él es protector. ¿Qué pasa con eso? Tony también lo es.

—Sí —Nat la miró—. Tony también.

Eira se quedó confundida por un momento antes de comprender lo que Natasha estaba tratando de sugerir. Sacudió la cabeza y dijo: "No es así".

Nat tarareó con incredulidad y Eira gimió: "¿Eso es todo por lo que querías reunirte conmigo?"

Nat suspiró antes de inclinarse sobre la mesa y abrazarla. "No".

Eira sonrió y le devolvió el abrazo antes de que Nat la soltara. Nat la miró con dulzura: "Solo quiero que estés bien..."

"Estaré bien", aseguró Eira.

-Y Tony dice que aún no habéis hablado... de Siberia.

Eira la miró con incredulidad: "¿Entonces Tony organizó esto?"

"No", dijo Nat. "Pero me llamó antes y me dijo que debía fisgonear. No me pareció una buena idea, pero tengo que reconocerle que está intentando asegurarse de que estás bien".

—No quiero hablar de eso —Eira bajó la mirada y dibujó formas sobre la mesa—. ¿Cuál es el problema?

"Eira", la regañó Nat.

—No me juzgarías si hiciera algo malo, ¿verdad? —Eira la miró desesperada.

"Yo sería la última persona en juzgarte", afirmó Nat. "Lo sabes".

Eira sollozó antes de murmurar en voz muy baja: "Maté a alguien..."

Nat sintió que sus ojos se abrían de par en par mientras Eira continuaba: "Crearon un suero que le dio a alguien mis poderes. Ella habría hecho cosas terribles, así que la maté".

Nat se acercó y puso su mano sobre la de ella. "Sabes que hiciste lo correcto".

—Pero aun así era una persona —susurró Eira como si estuviera atormentada. Lo estaba. Le pesaba crear manchas en el mundo con el color rojo.

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Bucky finalmente quiso ver a Steve, pero antes de llamar al hombre y casi provocarle un ataque al corazón diciéndole que su mejor amigo estaba vivo, se aseguró de que Bucky realmente lo quisiera.

—¿Estás seguro? —Eira lo miró preocupada.

"Sí", sonrió Bucky. Podía imaginar que encantaba a muchas mujeres con esa sonrisa.

"¿Realmente seguro?"

"Sí, mariposa", se rió entre dientes. "A veces actúas como toda una madre".

Sus labios se abrieron con sorpresa. "Sí, ¿no? Dios mío, cuando sea vieja me voy a preocupar mucho".

"Y me volveré paranoico con el peligro de los extraños", sonrió Bucky con tristeza. "Creo que te he vencido".

Ella frunció el ceño y puso las manos en las caderas. "Ese no serás tú, James Buchanan Barnes. Retira lo dicho".

Sonrió mientras bromeaba: "Estás haciendo lo de mamá otra vez..."

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Al día siguiente, Bucky salió con Steve. Steve se había presentado con un tímido saludo, señora. Fue muy cordial y, con Tony, nada era demasiado formal. Así que ella no sabía muy bien cómo responder.

—Oh, hola... —dijo antes de añadir rápidamente, torpemente—: Señor.

Bucky se dio una palmada en la frente antes de empujarla hacia la casa. "Eres una tonta. Vuelve adentro".

Pero Bucky no estaba en casa hoy, así que bajó las escaleras para buscar a Tony. Lo encontró construyendo otro traje, pero lo interrumpió cuando se subió a su regazo y le dirigió una mirada de cachorrito apenado.

—Entonces, ¿ahora quieres mi atención ya que tu segundo novio se fue? —dijo Tony con mucha amargura.

Ella puso los ojos en blanco antes de besarle los labios y se dieron un beso largo y profundo que dejó a Tony sin aliento. Ella sonrió: "¿Cómo podría tener un segundo novio si solo te beso a ti?"

—No... no puedes —respondió lentamente, como un niño.

—Deja de ser idiota —dijo mientras le pasaba los dedos por el pelo—. Sabes que hablo de ti probablemente el 90% del tiempo de todos modos.

"¿En serio?" sonrió.

Ella tarareó en señal de acuerdo antes de abordar otro tema: "Y sé que hablaste con Nat..."

Él la miró atentamente: "¿Estás loca?"

—No —dijo ella con una pequeña sonrisa mientras ponía una mano sobre su mejilla—. Pero no tienes que preocuparte por mí.

"Siempre me preocuparé por ti, ángel. Eres lo único que me preocupa".

Ella sonrió aún más antes de morderse el labio. Sabía que él quería que le explicara lo que había pasado en Siberia y pensó que tal vez ella también estaba lista para contárselo.

Ella confesó tristemente: "HYDRA recreó otra yo y solo podía pensar en ti tratando de detenerla si salía, así que la maté..."

"Nieve..."

—Tengo cicatrices en la espalda —dijo, y pasó al siguiente tema con los ojos llenos de lágrimas—. Son profundas y feas, y no estoy segura de querer que las veas nunca.

—No te voy a culpar por nada de lo que hayas hecho allí —respondió Tony antes de pasar a la segunda confesión; trató de pensar en algo poético—. Y tienes cicatrices porque sobreviviste a algo feo; creo que eso las hace hermosas, Snowflake.

Ella sonrió brillantemente con lágrimas en los ojos antes de abrazarlo fuertemente, "Te amo mucho".

—Bueno, estuve seis meses sin ti y todavía te amo locamente, así que... —balbuceó y ella se rió un poco—. Creo que puedo decir que te amaré por siempre, ángel.

"¿Para siempre?" sonrió mientras se alejaba un poco para mirarlo.

"Para siempre."