twelve

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— Mmh~ Seo, oh, sí, así, ah

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Mmh~ Seo, oh, sí, así, ah...

— Dios, haz silencio, ¿quieres?

Ah~ más rápido, más rápido, ngh.

— ¡Han JiSung! — llevaba dos día entero soportando eso — Ya me disculpé, ¿bien? No vuelve a suceder, pero ya para.

El otro reía a carcajadas, había agarrado la obsesión de molestarlo con eso cada vez que el lugar estaba en silencio.

— Ya, perdón — aún estaba tratando de regular su respiración —, no pasa nada, solo avísame a la próxima, puedo quedarme fuera o algo.

— No es que pueda avisarte, son cosas que pasan así... Espontáneamente.

— Bueno, entonces tendré que salir todos los miércoles y viernes, en caso de que se les antoje hacer algo "espontáneamente".

Felix se fingió molesto, pero realmente estaba abochornado. Tras su... ¿Reconciliación? Con ChangBin, volvieron a tener sexo el siguiente miércoles y el viernes, días que por mera coincidencia, JiSung tenía que atender un trabajo en equipo en casa de uno de sus compañeros, por lo que tendrían la casa sola; sin embargo, el viernes regresó más temprano porque había olvidado sus materiales, así que alcanzó a escuchar un poco de lo que estaba pasando en el gimnasio. Digamos que no eran pesas lo que estaban levantando.

Ese día no dijo nada, se fue sin hacer mucho ruido y llegó hasta bastante más tarde, dejó que durmiera tranquilo ese día. El sábado por la tarde, mientras hacían limpieza, sacó el tema muy sutilmente, "¿hace cuánto tienes sexo con tu entrenador?"; Felix iba a hacer la cuenta del tiempo que había pasado, pero luego reaccionó, él no se lo había dicho, ¿cómo lo sabía?

La burla comenzó ese día y se extendió hasta el domingo por la noche, se sentía avergonzado.

— Pero, en serio, ¿hace cuánto que están saliendo?

— No estamos saliendo — se apresuró a aclarar, aunque de pronto se sentía incómodo con ese hecho.

— Ah... ¿Casual? ¿Hace cuánto?

— No sé... Llevábamos como un mes o menos de estar reuniéndonos cuando comenzó.

— Ah, bueno... Ya no me corresponde, pero ten cuidado — hizo una pausa que parecía ser el final de la conversación, pero no —. Y debiste haberme avisado que pasaban cosas aquí, es tu casa, no quiero interrumpir tus rutinas de entrenamiento.

— Basta ya con eso — si era sincero, había extrañado mucho interactuar con él a diario, pero no se lo diría en ese momento, porque realmente no quería seguir siendo molestado —. Además, no es que te puedas regresar a casa de tus papás así de un día para otro, todo es culpa de MinHo.

— No me lo recuerdes, maldito, cree que solucionó todos los problemas viniendo a tirar una caja con cosas en mis manos. Ojalá se le caiga un martillo en el pie cuando esté trabajando.

Gym en casaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora