El día de la ceremonia amaneció soleado y espléndido. Meliodas se había ocupado de traer a un nervioso sacerdote de Liones que parecía no creerse, todavía, lo que le había tocado hacer.
Los invitados a la boda, la mayoría feéricos y gigantes, se encontraban dispersados por el claro bajo el Árbol Sagrado en diferentes posiciones; los primeros se alojaban en plataformas de ramas, creadas para la ocasión mediante magia de hadas; mientras que los segundos permanecían arrodillados o de pie, pareciendo montañas enormes al lado de los frágiles habitantes del Bosque. Gowther, como primer representante de los Pecados dado que Merlín no había podido acudir, estando ocupada aún en volver a traer Camelot a la vida, se encontraba en una plataforma cercana al altar, pero algo más rezagada que aquellas reservadas para las familias de los contrayentes. Todos los presentes, fueran de la raza que fuesen, se habían esmerado por mostrar sus mejores galas en aquel día tan especial.
King llegó entonces, volando a apenas metro y medio de altura, vestido de blanco y verde claro con sus mejores galas y flanqueado, a pie, por Meliodas y Ban. Estos dos también se habían arreglado para la ocasión. Meliodas vestía con su uniforme militar de Liones, compuesto de chaqueta con galones, túnica corta, pantalones y botas. Su cabeza rubia estaba ceñida por una sencilla banda de oro que apenas destacaba sobre su cabellera rubia y encrespada.
Ban, por su parte, había aceptado por fin la sugerencia de llevar algo "más apropiado" de su futuro cuñado –el cual, ni corto ni perezoso, ante su afirmación de lo "aburrido de los formalismos" había replicado que, en este caso, "en la boda mandaba él"–. Así, en vez de su clásica chaqueta de cuero y pantalón a juego, el humano se había vestido con un elegante chaquetón sin mangas; largo hasta los tobillos, curtido en piel de bisonte del atardecer y ceñido con una banda transversal que iba de un hombro a la cadera contraria, en la parte superior. Aparte, se había enfundado unos pantalones jaspeados en tonos ocres y rojizos para completar el conjunto. En cuanto a los zapatos, a pesar del tiempo pasado, el humano se había negado a abandonar sus queridos mocasines de color burdeos.
Cuando el novio y sus testigos llegaron frente al altar, el primero quedó en el sitio, solo girándose para encarar el pasillo por el que llegaría la novia. Meliodas, por su parte, se subió con agilidad a la plataforma donde esperaba Gowther, mientras que Ban ocupó su plataforma en soledad, también a la espera. En efecto, ninguno tuvo que aguardar demasiado para ver aparecer a la más esperada de la ceremonia.
Diane vestía un conjunto similar al que solía llevar un par de años atrás, con mangas cortas y abullonadas, sin cubrir las piernas y a juego con el de King, aunque con algún tono dorado bordeando sus curvas bajo el pecho y en las caderas. El único detalle que lo convertía en una obra de arte era, primero, la cola de fina seda de araña del Bosque que caía desde la base de su espalda hasta casi tocar sus tobillos; y, por otro, el fino velo del mismo material que cubría, solo parcialmente, su cabello recogido en un moño trenzado con suma delicadeza por Gerharde y otras hadas. Tras ella, avanzaban casi a la misma altura, Matrona a su izquierda y Elisabeth, bajo la estela del vuelo de Elaine, a su derecha.
La giganta, fiel a sus costumbres, vestía con un conjunto de top y pantalón, con las perneras cortadas a diferentes alturas y tejidos a a base de pieles curtidas, con el aditivo de una elegante capa corta que cubría uno de sus hombros hasta la altura del codo. Así, las heridas provocadas casi doce años atrás quedaban disimuladas a la perfección, resaltando además todas las virtudes naturales del cuerpo de Matrona y haciendo que más de un hada se quedara boquiabierta, sin remedio, al verla pasar a su lado.
Elaine, por su parte, se había dejado agasajar por Gerharde y compañía igual que Ban, vistiendo en su caso un vaporoso vestido verde cosido en varias capas, cuyo cuello y falda remataban en varios picos de diferentes tonos del mismo color. Sobre su cabello rubio y suelto, ciñendo sus sienes, habían depositado una corona muy sencilla de ramas entrelazadas y cubiertas de pequeñas florecillas
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En tiempos de paz (SDS - Ban & Elaine)
FanfictionEl Caos ha sido derrotado. Britania vuelve a estar en paz y sus razas empiezan a interaccionar entre ellas igual que hace 3000 años. Y en concreto para Ban y Elaine es la oportunidad que estaban deseando tener para estar juntos y a solas con su amor...