Todo Por Nada

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Sozin escaló por la duna hasta llegar a la fila superior de ventanas de la biblioteca. Estaban casi enterradas, pero le quedaba espacio suficiente para arrastrarse. Se puso boca abajo y echó un vistazo al interior. Un rayo de sol iluminó el extremo de una estantería alta llena de pergaminos. Sozin sonrió.

Se arrastró por la abertura, saltó al suelo de piedra y se apartó de la pequeña cascada de arena que caía a su espalda. Mientras se limpiaba, el candelabro del extremo de la estantería cercana se iluminó de repente con una pequeña llama de un verde sobrenatural. Uno a uno, otros apliques se encendieron junto a Sozin, iluminando interminables hileras de estanterías altas y llenas. La sonrisa de Sozin se ensanchó.

- ¿Hola? - gritó. - ¿Hay alguien aquí?

La voz de Sozin resonó en el vasto espacio, que olía a tinta y viejos pergaminos, mientras esperaba una respuesta. Examinó las estanterías cercanas mientras seguía esperando y se preguntó cómo encontraría algo, ya que nada parecía estar etiquetado. Tras unos instantes de silencio, comenzó a caminar hacia el centro de la biblioteca, con la esperanza de encontrar al legendario Wan Shi Tong en persona.

Finalmente, Sozin llegó al final de las estanterías y encontró un amplio espacio central abierto. Unos puentes entrecruzados se extendían bajo un enorme techo abovedado, a través del cual se filtraba un haz de luz. Columnas y arcos ornamentalmente tallados, decorados con la cara de un búho, rodeaban la zona, iluminada por brillantes orbes verdes.

Sozin caminó hacia el centro del puente que se extendía frente a él y observó su entorno, su mente luchando por asimilar la magnitud del conocimiento que contenía aquel lugar.

Debía de haber recorrido decenas de miles de pergaminos para llegar hasta aquí, y sólo había visto una única estantería de un único nivel de una única ala de la biblioteca.

El hechizo de Sozin fue interrumpido por el sonido de alguien... no, algo; acercándose desde las sombras al otro lado del puente.

Unas pisadas resonaron en la distancia. Se hicieron más fuertes y profundos a medida que se acercaban. La sonrisa de Sozin vaciló y su corazón empezó a acelerarse. Pero se enderezó y esperó, reprimiendo el impulso de correr y esconderse.

El ancho rostro blanco del búho se materializó por primera vez desde las sombras, con sus ojos negros fijos en Sozin. Al entrar en la luz, el resto del imponente cuerpo negro del espíritu fue tomando forma.

Caminó hacia el puente, haciendo temblar el suelo con cada estruendoso paso, y luego se detuvo justo delante de Sozin.

Sozin moqueó e hizo una reverencia.

— Wan Shi Tong", saludó. - El que sabe diez mil cosas. El espíritu miró a Sozin con ojos inquebrantables.

— Soy yo", dijo Wan Shi Tong. La voz uniforme del espíritu era profunda y solemne, resonando por toda la biblioteca. - Pero, ¿quién eres tú?

— Príncipe Sozin de la Nación del Fuego.

— "Hum", dijo Wan Shi Tong. - Nadie de la Nación del Fuego ha visitado mi biblioteca desde el Avatar Szeto, y de eso hace siglos. Supongo que tú también has venido a acceder a mis conocimientos.

Sozin asintió.

— Y si has llegado hasta aquí y sabes quién soy, supongo que ya sabrás que para ello tienes que contribuir a mi colección.

Sozin rebuscó en su bolsa, sacó un humilde tomo con cubierta de cuero de dragón rojo oscuro y se lo tendió al espíritu búho.

El espíritu se inclinó hacia delante hasta que su rostro estuvo tan cerca de Sozin que éste pudo ver su propio reflejo en los ojos brillantes y vacíos del búho.

Avatar: El Juicio De RokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora