VII

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Mystique es - ella es - adorable, quizá, o encantadora, la forma en la que puede ser tan amable y, sin embargo, tan feroz cuando es necesario. El día que encuentran a una niña mutante atrapado debajo de un automóvil mientras una turba de humanos intenta acercarse a ella. Mystique es como una mamá tigresa, gruñendo y lanzándose hacia los hombres con tanta gracia y precisión que la multitud se dispersa como cucarachas expuestas a la luz, tambaleándose hacia atrás ante su ataque con incredulidad en sus rostros. Sus manos y pies golpean con fuerza suficiente para romper costillas, estiradas y con uñas afiladas como navajas. Magneto se adentra tras ella para sacar a los humanos, las bolas de acero que guarda en sus bolsillos salen volando y les golpean el trasero mientras huyen. Cuando se da vuelta, Mystique está agachada junto al auto, persuadiendo a la chica para que salga con una expresión tan suave en su rostro que lo deja desconcertado, desconsolado por la dulzura de su voz. Cuando se obliga a apartar la mirada, Emma lo está observando, con ojos cómplices, y el casco no le hace ningún bien.

VIII

Lo mantienen en una habitación separada del resto de los invitados, tranquilo y fuera del camino. Erik puede escuchar el sonido del público resonando en el pasillo, risas lejanas que se vuelven huecas por la distancia, como el sonido dentro de una concha marina. Una interna nerviosa asoma la cabeza por la puerta cada pocos minutos para ver cómo está, pero la mitad del tiempo ni siquiera logra preguntarle si quiere algo, solo lo mira con los ojos muy abiertos y fascinados antes de retirarse tan abruptamente como llego. El asistente del productor no tiene tales escrúpulos y simplemente entra, con un portapapeles debajo del brazo y un radio que grazna, ignorado, en su cinturón.

— Hola, señor Magneto, casi es su momento, cinco minutos más, ¿de acuerdo?. De acuerdo, ¿ha estado en maquillaje?.

Erik lo mira, se levanta de su asiento en el sofá y dice — No.

El hombre hace una pausa, sus ojos se dirigen al casco y luego a Erik antes de mirar finalmente su uniforme, su boca se arquea infelizmente. — Bueno, tu decides, pero si quieres lucir lo mejor posible para la cámara...

Erik no puede resistirse del todo.

— ¿Estás insinuando que no me veo bien?

La forma en que el rostro del hombre se sonroja mientras balbucea es graciosísima, pero Erik se las arregla para mantener una expresión seria y no sonreír. — ¡Oh no, por supuesto que no, señor Magneto, señor...!

Erik asiente, se quita la capa de los hombros y avanza hacia la puerta.
— Bueno, entonces, ¿vamos?

— Si, señor, por supuesto, el estudio está por aquí, si me puede seguir...

Cuando llega al costado del escenario, el asistente de producción lo insta a pararse en un punto particular del piso que ha sido marcado con cinta de color y lo deja allí, entre bastidores, al borde de las luces del estudio, mirando a un público que aún no lo ha visto. El anfitrión hace un chiste, todos se ríen y Erik observa sus caras sonrientes; hombres, mujeres, viejos y jóvenes, la mayoría de ellos de aspecto adinerado, bien alimentados y ablandados por una vida fácil. Se pregunta si alguno de ellos es un mutante, si alguno de ellos ha venido a verlo.

Tal vez debería quedarse después de terminar la grabación, para ver si alguien se acerca a él. Ha sucedido en lugares más extraños.

— Y ahora, nuestro siguiente invitado... un hombre que ha sido llamado tanto terrorista como revolucionario, un asesino y un activista... llamó la atención del mundo el año pasado cuando salvó la ciudad de Nueva York de ser destruida por un loco, y sin embargo ahora está en el centro de atención por una razón muy diferente. Esta aquí para hablar con nosotros en exclusiva está noche en The Ned Hale Show y me gustaría presentarles a... ¡Magneto!.

Everyday love in Stockholm ~Cherik~ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora