Capítulo 24

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Chiara estaba desesperada, llevaba una semana sin saber nada de Violeta, ella no le cogía las llamadas, no contestaba los mensajes, nunca estaba en su piso, y Juanjo le había dicho que Violeta iba al piso cuando él no estaba, lo sabía, porque podía notar como Violeta iba por algo de ropa y luego se marchaba. La cirujana no había vuelto al hospital, sumando horas ausentes en investigación y simulación, por lo cual en última instancia se plantó fuera de la oficina del Dr. Hamilton.

- Necesito saber si sabes algo de Violeta. – Dijo con un tono apagado.

- Chiara, lo siento tanto... Violeta está siendo evaluada como se le dijo, sólo que no dentro del hospital, un psicólogo y el jefe del departamento de ética están teniendo sesiones con ellas hasta que se pueda volver a reincorporar.

- No he podido verla desde la semana pasada, no sé dónde está, es casi imposible encontrarla.

La morena sintió cómo el hombre le miraba preocupado, sin embargo no hubo más palabras, ella salió abatida de la oficina y subió a la planta de cirugía para encontrar a Martin observando un scanner cerebral en la oficina de neurocirugía.

- Estoy desesperada Martin, ¿Juanjo no te ha dicho nada? – Preguntó abrumada.

- No, lo siento.

Su amigo se acercó y le abrazó lentamente, Chiara tenía aspecto de no haber dormido bien, llevaba unas ojeras bastante notables, e incluso los ojos un poco hinchados.

- Ni siquiera he podido explicarle, ella cree que yo la dejé mal, pero no fue así.

- Chiara, sé que es difícil de entender, pero quizás deberías ponerte un poco en el lugar de Violeta, no lo sé, el tema con sus padres, el ser nueva aquí, en sólo tenerte a ti y a Juanjo... Y bueno, ella se siente traicionada.

- ¡Yo no la he traicionado! Fue ella la que pasó por alto una orden de no reanimación, somos médicos Martin, respetamos las decisiones de nuestros pacientes, sobre todas las cosas.

En aquel momento se abrió la puerta y entró Juanjo con sus ojos fijos en su móvil, para luego darse cuenta de que Camila y Martin estaban ahí.

- ¿Sabes algo de Violeta? – Dijo la cardióloga.

- Nada, lo siento. – Hizo una pequeña mueca el castaño.

Se quedaron mirando entre ellos, Chiara se despidió en silencio y salió del lugar aun sintiéndose impotente, necesitaba hablar con la cirujana, pero al parecer iba ser más difícil de lo que parecía, e incluso, le preocupaba aún más que Violeta no estuviera cumpliendo con sus horas en el hospital, si la directiva decidía que ella no podía volver a reintegrarse lo más posible sería que Violeta perdiera su trabajo en el Hospital General de Madrid, y eso, le daba miedo, porque sabía que a la cirujana no le faltaban ofertas de trabajo, y no sólo en España, no podía soportar que Violeta decidiera finalmente dejar la ciudad.

...

- Te lo advertí. – Las palabras de Ruslana salieron con tono áspero.

- ¿A qué te refieres? – Dijo limpiándose unas pequeñas lágrimas.

Ambas estaban en la habitación del piso de Ruslana, ambas estaban libre aquel sábado por la noche, y a Chiara se le escapaba la vida cada día que seguía pasando, llevaba 12 días sin saber de Violeta.

- Violeta te hace mal. – Dijo su amiga con un rostro de preocupación.

- No, no lo hace. – Dijo con un tono firme.

- Lo único que ha hecho desde que te conoció ha sido apartarte de su vida y tú sigues esperando que ella esté ahí abriéndose contigo.

Chiara abandonó la cama, se sentía enfadada, Ruslana no tenía ni una mínima idea de cómo era Violeta, de todo lo que ella y su novia habían compartido, y cómo Violeta pese a todos sus miedos le había entregado días y días de alegría, cariño y amor.

Latidos (KIVI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora