Capítulo 20

1.9K 81 0
                                    

Noche buena sería en dos días. Violeta  volvía a revisar la distribución de turnos y guardias que le tocaban para diciembre, no habían tenido suerte, a la cirujana le tocaba guardia para noche buena y a la cardióloga le tocaba guardia para noche vieja.

- ¿Pasarás la noche buena con Martin? – Preguntó Violeta acomodándose en la silla frente al ordenador mientras terminaba un protocolo de fístula arteriovenosa.

- Sí, ya sabes, Martin no es de Madrid, y como tú estarás de guardia, lo he invitado a cenar en nuestro piso. – Sonrió el castaño.

- Que envidia, a Chiara y a mí nos ha tocado guardias separadas para las fiestas. – Hizo un pequeño puchero.

- Algo se os ocurrirá. – Finalizó la conversación con un amago de sonrisa.

Había pasado ya un mes desde que llevaba una relación seria con la morena, y si bien ambas sabían que cada una tenía su piso la mayoría de las veces terminaban juntas en el piso de la cardióloga, lo cual le gustaba más de lo que podía admitir, al final, la relación en términos serios no había sido tan complica como ella lo había pensado, a veces, incluso, iban juntas a cenar donde la familia de Chiara, o salían en plan cita doble junto a su primo y al pelinegro neurocirujano.

Su móvil se removió en el bolsillo y su sonrisa se dibujó rápidamente.

- "Me he olvidado decirte que nos hemos quedado sin café y varias cosas, ¿Puedes hacer una pequeña compra y luego vas a mi piso? :) <3"

- "Claro, nos vemos a la noche, te echo de menos, besos cariño ;) "

Volvió a fruncir el ceño, se sentía una niña pequeña, ella quería pasar noche buena con su chica, quería tener una cena, reír mirando las luces de la ciudad, admirar la decoración navideña, sentir su cuerpo sobre el de ella, su risa, todo, pero el destino había sido caprichoso.

...

- Necesito que me ayudes, no sé qué regalarle a Violeta para navidad. – Mencionó la morena mordiéndose el labio inferior mirando a su amiga.

- Chiara, la que la conoces eres tú. - Dijo Ruslana sin despegar sus ojos del folio que escribía.

- Venga, pero dame ideas.- Rodó los ojos.

- Ropa, libros, joyas.. no sé, no sé. – Dijo Ruslana un poco ofuscada.

- ¿No sabes o simplemente no quieres que esté con Violeta? – Preguntó curiosa la cardióloga.

- No, no es eso... Amiga, es sólo que hacía mucho que no te veía tan implicada por una chica, y vamos, me da un poco de miedo lo que pueda pasar. – Hizo una mueca la pediatra.

Chiara pestañó rápidamente nerviosa, no podía negarlo, a ella también a veces le daba miedo lo que pudiera pasar luego de que su relación con la cardiovascular pudiera terminar, se estaba acostumbrando mucho a tener a Violeta en su vida, no podía dejar de pensar en ella, en buscar sus ojos avellana, en querer despertar con ella, o la forma en la que Violeta cuidaba de ella sin palabras. No, no podía dejar que el miedo volviera a ponerse entre ellas, no valía la pena temerle a un futuro, debían poner sus fuerzas en el presente, día a día.

- No te preocupes Ruslana, las cosas han cambiado, y espero sólo disfrutar el día a día junto a ella. – Dijo la cardióloga.

Ruslana le acarició una de las mejillas, y le sonrió sinceramente.

- Veo que estás muy enamorada chica. – Dijo rompiendo el momento tenso.

La sonrisa de la más alta se agrandó, pero no hubo respuesta verbal, sólo le dejó un beso en la mejilla a su amiga y salió del lugar.

Latidos (KIVI)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora