capítulo treinta y tres.

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Elizabeth apresura su andar por el pasillo de la escuela, sus mejillas están sonrosdas y de alguna manera, cualquiera que la viera sabría que esta emocionada

— ¡Vasco! —Entra al departamento de arquitectura como Juan por su casa y golpea con las palmas de sus manos el pupitre dónde el varón se encontraba

— Yo no fui, lo juró.

— Yo tampoco.

El resto de la clase siguió coreando que ninguno fue, Elizabeth hace una expresión confundida y mira a Bumjae en busca de respuestas

— No sé porqué éstas enojada, pero tampoco fui.

— ¿Eno-...? no estoy enojada —Niega frunciendo el ceño confundida

— ¿Ah no? —Susurran tímidamente

— Es que llegaste bien agresiva Eli —Bumjae ríe rascándose la nuca

— ¡No estoy molesta, estoy emocionada! —Mira a Vasco— ¡Vasco mira esto! —Muestra la pantalla de su teléfono en mano

Aunque llama a Vasco, no ve problemas cuando el resto de los chicos se acerca par curiosear el contenido.
Era una publicación en Instogram, tenía apenas cinco likes y era sobre un folleto que pedía voluntariados para ir a un refugió de perros.

Diego se lo envió esta mañana conociendo lo friki de animales que era y la única persona lo suficientemente amorosa por los animales además de ella que podía invitar, era Vasco.

— ¡Elizabeth! —Vasco toma su mano con el teléfono y la mira a los ojos— ¡¿me acompañarías?!

— Yo iba a ser quién preguntara pero ¡claro que sí, vamos vamos! —Asiente emocionada— pero ¿sólo nosotros dos?

Ambos se miran fijamente y con una lentitud de niña del exorcista, voltean a ver al resto de la clase.

— B-Bumjae... nos están mirando...

— Si no nos movemos, pensaran que no existimos.

— Oigan... s-sus ojos estan brillando...

La escuela entera se sacudió cuando unos gritos femeninos salieron del club de arquitectura cuando lo vieron, la sonrisa maléfica que cruzó en el brillante rostro de Elizabeth.

La escuela entera se sacudió cuando unos gritos femeninos salieron del club de arquitectura cuando lo vieron, la sonrisa maléfica que cruzó en el brillante rostro de Elizabeth

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— Entonces... todos vienen voluntariamente ¿no es así? —El hombre pregunta mirándolos

— ¡Por supuesto! —Vasco y ella exclaman emocionados— ¿verdad? —Sonríe mirando al resto de la clase de arquitectura

¡No los estaba obligando! sólo se había hecho la víctima frente a ellos y logró convencerlos, su plan no incluía a los de primero pero ¡mientras más, mejor!

— ¡Claro que sí! —Todos gritonean ferozmente

El hombre aplana los labios, mira a la única mujer entre ellos y aunque primeramente pensó que ella estaba siendo amenazada para estar allí, de alguna manera de repente ahora creé que es al revés

𝐋𝐀𝐓𝐈𝐍𝐀 | LookismDonde viven las historias. Descúbrelo ahora