Capítulo 8: Las decisiones del ayer y hoy.

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La puerta del café se cerró suavemente tras Stella, dejando en el aire un rastro de su perfume, una fragancia sutil, pero penetrante que Moxxie no pudo evitar notar. La miró mientras se alejaba, cada paso resonando en su mente como un eco persistente.

El lugar que ella había dejado vacío frente a él no era simplemente un asiento desocupado; había cobrado una nueva dimensión, como si se hubiera impregnado, de una presencia invisible, pero ineludible, una marca que solo él podía percibir.

Moxxie soltó un suspiro, un intento fallido de liberar la tensión que se había acumulado en su pecho. Su mirada se posó en la taza de café que había estado sosteniendo, ahora fría y sin vida, un reflejo de la incertidumbre que lo dominaba.

Pero no era solo el frío del café lo que lo perturbaba; era algo mucho más profundo, una sensación vaga e indefinible que lo tenía atrapado en un torbellino de pensamientos contradictorios. Era como si la interacción con Stella hubiera abierto una puerta dentro de él, una puerta hacia un territorio desconocido y peligroso, uno que ni siquiera sabía que existía.

Se recostó en su asiento, tratando de encontrar alguna forma de entender lo que estaba sintiendo. Pero mientras más lo intentaba, más se perdía en el laberinto de su propia mente. Había algo en el silencio que había quedado entre ellos, en lo no dicho, que lo perturbaba de una manera que no lograba comprender.

Moxxie siempre se había enorgullecido de su capacidad para leer a las personas, para descifrar sus intenciones y motivos, incluso cuando estos no eran explícitos. Pero Stella era diferente. Había un muro alrededor de ella, una barrera invisible que lo mantenía a raya y que, al mismo tiempo, lo desafiaba a acercarse, a descubrir qué había detrás de esa fachada impenetrable.

¿Pero realmente quería saberlo? ¿Realmente quería descubrir lo que se ocultaba bajo esa superficie controlada? Había algo en ella que lo atraía, sí, pero también algo que lo repelía, que le advertía que no se acercara demasiado, que no cruzara la línea que los separaba. Era un juego peligroso, y lo sabía. Pero, ¿por qué no podía dejarlo pasar? ¿Por qué algo en su interior lo impulsaba a ignorar las advertencias, a seguir adelante, a explorar ese territorio desconocido, a pesar de las consecuencias?

Estos pensamientos se arremolinaban en su mente, creando una tormenta interna que lo tenía atrapado. Entonces, un grupo de clientes entró al café, rompiendo el hilo de su reflexión. Moxxie se enderezó en su asiento, observando cómo la vida cotidiana continuaba a su alrededor, ajena al tumulto que se desataba en su interior. Se dio cuenta de que ya no tenía nada más que hacer allí. No había nada más que pudiera sacar de ese lugar por hoy.

Pagó su cuenta y se levantó, sintiendo un peso que no había estado allí antes de su encuentro con Stella. Un peso que no podía identificar, pero que lo acompañaba con una persistencia inquietante, como si se hubiera adherido a su alma. Al salir del café, el aire fresco lo envolvió, pero no trajo el alivio que esperaba. Las dudas seguían allí, adheridas a su mente como una sombra persistente.

Caminó por las calles sin un rumbo claro, intentando encontrar algún tipo de orden en el caos que lo envolvía. Pero la presencia de Stella seguía rondando en su cabeza, una figura que no lograba sacudirse. ¿Qué era lo que lo atraía de ella? No era solo su belleza, eso estaba claro. Había algo más, algo que lo llamaba a descubrir, a entender.

Pero también sabía que ese camino no sería fácil, ni seguro. Había demasiadas capas, demasiados secretos ocultos bajo esa superficie impecable que ella mostraba al mundo. Y cada capa que él lograra desentrañar revelaría más de lo que estaba preparado para enfrentar.

Pero, ¿por qué no podía dejarlo? ¿Por qué no podía simplemente alejarse y olvidar lo que había sucedido? Algo en su interior lo empujaba a seguir adelante, a ignorar las advertencias que su mente le daba, a dejarse llevar por esa curiosidad insaciable que Stella había despertado en él. Era como si una parte de él estuviera en conflicto con otra, como si hubiera una batalla interna entre el deseo de entender y el miedo a lo que podría descubrir.

Las calles de la ciudad eran una mezcla de sombras y luces que se extendían a su alrededor, reflejando el estado de su mente. Los demonios pasaban a su lado, ocupados en sus propios asuntos, sin prestar atención al pequeño demonio que caminaba en silencio entre ellos. Moxxie era solo una más de las tantas almas que deambulaban por ese lugar, pero sabía que había algo en su interior que lo separaba del resto, algo que no podía compartir con nadie más.

Finalmente, se detuvo en un rincón menos concurrido, donde los sonidos de la ciudad se mezclaban con el eco de sus propios pensamientos. Cerró los ojos por un momento, intentando encontrar un poco de paz en medio del caos interno que lo envolvía. Pero en lugar de paz, lo que encontró fue una imagen de Stella, no la que había mostrado en el café, sino una imagen más profunda, más sensible
, que le provocó un leve escalofrío.

¿Qué era lo que realmente quería de ella? ¿Era solo curiosidad? ¿O había algo más, algo que no estaba dispuesto a admitir, ni siquiera a sí mismo? Las preguntas se agolpaban en su mente, sin respuesta, creando una maraña de dudas que lo consumía. Sabía que debería alejarse, que debería dejar de pensar en ella. Pero no podía. Algo lo mantenía atado, algo que no lograba comprender.

Moxxie abrió los ojos, sintiendo que algo había cambiado en él. No era un cambio grande o visible, pero era suficiente para saber que las cosas no volverían a ser las mismas. Las decisiones que había tomado, las palabras que había dicho, ya no podían deshacerse. Estaban allí, formando parte de lo que sería su futuro, de lo que lo esperaba a partir de ahora.

Mientras se alejaba de ese rincón, Moxxie se dio cuenta de que, sin importar cuán incierto fuera el camino por delante, estaba dispuesto a seguirlo, a descubrir lo que realmente significaba esa conexión que comenzaba a formarse entre él y Stella. Una conexión que, aunque nacida de la casualidad, se sentía cada vez más inevitable, y quizás más peligrosa de lo que estaba dispuesto a admitir.

N. de A: Un capítulo corto, diferente a lo que llevó trayendo, pero tenía la intención de traer a la mesa los primeros temas claves para todo este drama. El siguiente capítulo saldrá en poco tiempo (ya esta listo de todas formas), solo necesito organizar unos detalles futuros.

Comentarios y apreciaciones siempre son bienvenidos.

Hasta entonces.

Demonios en la Rutina • 「Stella x Moxxie」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora