Era de tarde en el café, la luz comenzaba a cambiar, anunciando el final del día, sumergiendo al anillo en sombras cada vez más profundas. El bullicio disminuía gradualmente, junto con el tráfico de los clientes que iban y venían, lo que creaba un ambiente más privado y oportuno para las conversaciones que requerían atención, sin la distracción constante del entorno.
Moxxie jugaba con la cucharilla en su taza de café, revolviendo un líquido que ya no tenía intención de beber. Sus ojos permanecían fijos en el interior de la taza, pero su mente vagaba por un terreno más abstracto, tratando de desentrañar lo que significaba esta nueva fase en su vida. Desde que su rutina había cambiado, había sido invadido por pensamientos que no encontraba cómo expresar. Su mente se debatía entre lo que era sensato y lo que sentía que debía decir, entre la razón y el deseo de acercarse a Stella, más de lo que quizás era prudente.
La presencia de Stella había comenzado a significar algo inesperado para él. Lo que en un principio parecía una relación basada en conveniencia se había transformado en algo más complejo, algo que ni siquiera él lograba definir por completo. Había descubierto una faceta de ella que era desconocida para la mayoría, una mujer que, detrás de su exterior frío y calculador, guardaba profundas cicatrices dejadas por traiciones y desilusiones. Este nuevo entendimiento lo había dejado a él mismo en un estado de confusión: saber más sobre Stella lo hacía sentirse responsable, como si tuviera en sus manos una verdad que pocos conocían, y esa verdad lo atraía tanto como lo inquietaba.
Sabía que estar cerca de Stella era como caminar cerca de una tormenta, y la posibilidad de ser arrastrado por la misma era real. Aun así, había algo en ella que lo mantenía cerca de ese limbo, intrigado.
Stella, por su parte, sentada frente a él, mantenía una postura erguida, impecable como siempre, sin embargo, por dentro, sus pensamientos no estaban tan bajo control. No solía abrirse, y mucho menos, sobre asuntos tan personales, sin embargo, había algo en Moxxie que había roto parte de esa barrera que tanto se esmeraba en mantener, y en ese breve lapso, se había permitido hablar más de lo que hubiera querido.
Su divorcio había sido un infierno, un infierno que había preferido vivir manteniéndolo en privado, protegido bajo capas de orgullo y desprecio. Aunque ahora, con esas capas desmoronándose, se preguntaba si había cometido un error al dejar que él viera una parte de ella que tan pocos conocían.
Esa tarde había sido, por decirlo menos, extraña. La conversación entre ambos había comenzado con temas banales, pequeños intercambios que se mantuvieron en la superficie, casi como un ritual de cortesía, una danza cuidadosa para evitar tocar el elefante en la habitación. Saltaron de una cosa a otra, pero el verdadero peso de lo que querían decir quedó flotando en el aire, ignorado a propósito o, quizás, no del todo.
Moxxie, durante largos minutos, buscaba en las palabras de Stella algún indicio, alguna señal que le permitiera profundizar más en la conversación, pero Stella era una mujer difícil de leer, una fortaleza inexpugnable cuando quería serlo. Aunque sentía que avanzaba con ella, lo hacía a paso lento, cauteloso, temiendo que un mal paso lo dejara fuera de esa frágil pero intrigante conveniencia.
Y, es que, había una conexión ahí, una que Moxxie no podía ignorar. A pesar de la barrera invisible entre ellos, su cercanía era ahora, irrefutable, las palabras que intercambiaban llevaban un entendimiento que ambos comprendían sin necesidad de expresarlo. Los formalismos, poco a poco, empezaban a perder sentido entre ellos. Pero con esa cercanía también surgía la duda, la incertidumbre de cómo abordar lo que sentía. ¿Cómo podía, él, alguien acostumbrado a un mundo de acciones claras y directas, acercarse a una mujer como Stella, tan resuelta, tan autoritaria? No era alguien con quien las cosas pudieran tomarse a la ligera, lo sabía.
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Demonios en la Rutina • 「Stella x Moxxie」
FanfictionLa vida cotidiana es frágil y susceptible de cambios, y si un nuevo elemento suficientemente atractivo consigue alterar este equilibrio, los cambios que pueda provocar después son inciertos. Un día en su café habitual, Stella aparece, lo que parece...