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...

—Amor, ¿Prometes que nunca te irás de mi lado?...

—Nunca lo haré, lo prometo.

—¿Es una Pinkie promise?

—Si amor, ¡Una Pinkie promise!

...

Me levanté de mi cama al escuchar el irritante sonido de mi alarma, desactivandola mientras bostezaba y rascaba mi cuello, mire hacia la ventana y parecia que hoy seria un lindo día; pero igual con suma flojera camine hacia el baño para arreglarme.
Una media hora despues, baje las escaleras, dirigiéndome al comedor para ver a mi mamá terminando mi desayuno.

—Buen-

—Rodrigo, tenemos que hablar.—Habló mi mamá interrumpiendome, a lo que yo solo solte un suspiro, ya sabía que quería.

—¿Sobre que?—Respondi sin interés, dejando un ambiente tenso entre nosotros.

—Tienes que volver al Psi-

—Ya te dije que no, mamá.—esta vez la interrumpi yo, mirandola fijamente mientras me pasaba el desayuno.

Ella solto un suspiro indignada antes de hablar de nuevo.—Apresurate, Lucas te esta esperando.—Dijo antes de dejarme solo en el comedor.

—Gracias...—murmure mientras se iba, agradeciendo de sentir como la tensión se disapaba, a lo que termine mi desayuno salí de mi casa.

Al salir me encontré a Lucas en su auto esperándome, asi que solo me subí en silencio al asiento del copiloto mientras el empezaba a conducir, yo solo me dedique a observar el recorrido en silencio.
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—Oye—me llamó mi hermano, haciendome voltear a verlo.

—¿Si?

—¿Mamá hablo con vos?

Al escuchar su pregunta solo solte un suspiro con pesadez, ya sabía cuales eran sus intenciones.

—Si, pero ya sabes cual fue mi respuesta.—Respondí volteando a mirar la ventana de nuevo, tratando de ignorar su insistencia con ese tema.

—Rodrigo...—quizo insistir mientras detenia el auto frente a la universidad.

—Lucas, vos ya sabes el porqué.—Suspire mientras me bajaba del auto, ya habiamos llegado a la universidad.—Gracias por traerme.—Dije cerrando la puerta del auto.

—Anda con cuidado, boludo.

—Boludo vos.-Dije mientras se iba en el auto, dándome vuelta para entrar a la universidad.

Había llegado relativamente temprano, siempre lo hago para evitar que Luis se retrase con su trabajo.

—Oye, chupapijas.

Reconocí instantáneamente esa voz a mi espalda y me maldije a mi mismo, me quede paralizado mientras miraba el piso del salón, rezando a que sólo se fuera y me dejara en paz.

—No te quedes ahí parado.—Hablo de nuevo mientras se acercaba, en ese momento senti mis piernas temblar ligeramente.

—¿Que queres, Demián?—pregunté dandome la vuelta, evitando el mirarlo a los ojos.

—¿Y vos desde cuando me hablas asi, eh?—preguntó tomandome del cuello de la camisa, alzandome a su altura.

—Y-Yo... L-Lo siento...—balbuceé  tragando saliva, asustandome.

—Una lastima, yo no sentiré esto.

Eso dijo, antes de golpearme en el estómago, para dejarme caer al piso mientras me retorcia y quejaba del dolor.
Sin ser suficiente, me pateo repetidas veces parte del muslo y la rodilla.

—Deberias tener más cuidado cuando te refieres a mí.—Dijo mientras dejaba de patearme para levantarme de nuevo y darme un puñetazo en la cara, dejandome caer en una de las mesas, viendo como se acercaba para continuar golpeandome, solo cerre mis ojos con fuerza a esperar los siguientes golpes.

—¡Maldito, hijo de la gran puta!—fue lo que oir decir a Demian, mientras escuchaba repetidos golpes.

Me sorprendió escuchar eso, pero aunque intentara abrir los ojos probablemente despues de que golpearan a Demián-si es que lo estaban golpeando a él-, vendrían a por mi.

Cuando deje de escuchar los insultos de Demián, abri con pesadez los ojos, viendo cómo un pibe se acercaba hacia mi.

—Che... ¿Estas bien?—Pregunto en un tono suave, sacudiendose su ropa mientras yo trataba de reincorporarme al ver que Demián ya no estaba.

Respondi con un simple si al lograr reincorporarme.—Gracias...—añadí inseguro de las intenciones de este pibe, tomando mi mochila y caminando con dificultad hacia la salida del salón.

—¿Seguro?—dudó—Parece que no podes caminar bien—insistió algo preocupado—, puedo llevar a la enf-

—No es necesario—interrumpi sus palabras, tratando mantenerme de pie aunque se notara que en cualquier momento podría caerme.—, Pero gracias.—añadí para darme la vuelta y caminar hacia la salida, pero debido al rapido giro mi pierna flaqueo por completo, haciendome caer al suelo.

𝙀𝙡 𝙗𝙧𝙞𝙡𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙣𝙘𝙞𝙚𝙣𝙙𝙚 𝙚𝙡 𝙖𝙡𝙢𝙖 | ᴿᵒᵈʳⁱᵗᵒᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora