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Era una tarde soleada, había quedado de verme con Juan en el parque, estaba esperándolo desde hace 15 minutos hasta que al fin lo vi acercándose.

—¿Por que tardaste tanto, boludo?—pregunté cruzandome de brazos.

—Cálmate Tom, solo me retrase unos minutos, no es nada—respondió encogiendo sus hombros, restandole importancia.

Suspire y comencé a caminar.

—¿A donde vamos?—pregunté mientras miraba mi celular.

—Hm, pensé que podríamos ir a comprar algunas cosas y luego ir a comer

Asenti aceptando su plan, no estaba mal la idea, así que caminamos hasta hasta el centro comercial más cercano.
Al llegar exploramos un poco más hasta entrar en una juguetería, solo pasábamos a ver, así que no habría problema tampoco.

—¿Vas a comprar algo de aquí?

—Creo que no...—dije devolviendo al mostrador un peluche.

Me di la vuelta y de reojo pude notar algunos autos de juguete, me acerqué y eran unos Hot Wheels.

"¿Estos son los que le gustan a Rodri, no?"

—Creo que si, me llevaré esto—dije tomando el auto de carrera.

—No sabia que te gustaban los autitos—comentó Juan recostandose en mi hombro mientras pagaba.

—Ah, no es para mí—le dije tomando los autitos en una bolsa luego de pagar—Son para Rodrigo.

Juan se separó y rodo los ojos, a lo que yo le vi extrañado, más no le di tanta importancia y salimos de la juguetería.

—¿A donde vamos ahora?—pregunte siguiendo a Juan.

—Vi una tienda de estampados por aquí cerca, ¿Querés mirar?

—Si, claro, vamos

El me tomó de la mano y durante el camino vi varias cosas interesantes también, desde juegos hasta cosas que compraría para mi.

—Esta es—dijo Juan, soltandome para entrar a la tienda, a lo que yo le seguí.

En la tienda habían varias cosas, desde pins hasta remeras personalizadas, un lugar bastante agradable.

Busque algo que me gustara, pero solo conseguí una bandera arcoíris, pero la dejé de lado y me acerqué a los lugares donde estaban los pins.

Uno en particular me llamó la atención, era una bandera para las pistas de carrera, sonreí al recordar a Rodri.
Es increíble como le gusten esas cosas, y incluso su apellido es "Carrera", es demasiada coincidencia. Quizás se lo compre y se lo regale junto a los autitos.

—¿Necesita ayuda?—preguntó dulcemente un trabajador del lugar.

—Oh... no, gracias...—miré su placa de reojo—Andrés, sólo estoy mirando.

—Entiendo, es que lo veía algo confundido—Sonrió.

—No, no, solo miraba—le devolví la sonrisa

Lo miré, es bastante agradable.

—¿Llevará el pin de carreras?

—Si, pero necesito algo más, ¿Puede ayudarme?

—Claro, ¿Que necesitas?

—Me gustaría un pin de arcoíris, ¿Tenes alguno así?

—¡Por supuesto! Venga.

Seguí a Andrés y me mostró el pin, era un medio arcoíris con una nube, era demasiado lindo, lo tomé y luego lo seguí a la caja, donde estaba una chica.

𝙀𝙡 𝙗𝙧𝙞𝙡𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙣𝙘𝙞𝙚𝙣𝙙𝙚 𝙚𝙡 𝙖𝙡𝙢𝙖 | ᴿᵒᵈʳⁱᵗᵒᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora