𝟭𝟯

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—Tomás, hay que arreglar las cosas—dijo Juan desde el otro lado del celular.

—No hay nada que arreglar Juan, no te quiero cerca ni de mi ni de Rodrigo—dije de malhumor, era la decimoquinta vez que llamaba en el día.

—Pero Tom-

Colgué la llamada, me importaba una poronga, si Juan está con Demián probablemente el también tuvo que ver en los golpes de Rodrigo.
Fui a tomar una ducha, hoy iba a trotar cerca del parque, le avisé a Matías y al salir estaba Juan afuera.

—Tomás...—dijo tratando de acercarse.

—Juan, no quiero escucharte—dije poniéndome los Airpods.

—Tomás, solo quiero disculparme

Suspire y aparte su mano de mi hombro.

—Dale, habla.

—Perdón Tomás, no era mi intención serte infiel—dijo apenado.

—Juan, ¿Que poronga te pasa por la cabeza? Vos y yo no fuimos nada serio—Dije molesto—Me importa una chota con quien te beses, pero no voy a dejar que trates mal a Rodri.

—Ah, todo es culpa del maldito forro ese

Senti mi sangre arder, apreté mis puños y frunci el ceño.

—Mira Juan, volves a decirle cualquier insulto a Rodri, y seré yo el que te parta la cara a piñas—dije molesto dándole un empujón y dándome la vuelta. —Haceme el favor de no joder más, no quiero volver a escucharte, si te alejas tanto de mi cómo de Rodri, te lo agradeceré—añadi empezando a caminar.

Encendí la música y empecé a trotar, no me importaba absolutamente nada de Juan, es totalmente  ridículo.

¿Infiel? Nunca fuimos nada serio, es un sorete hijo de re mil putas, podré perdonar su personalidad de chota, pero jamás el que se junte con una de las personas que le hace daño a mi Rodri.

Iba tan centrado en mis pensamientos, que ni escuchaba la música, y es que:

"¿Enserio se puede ser tan hijo de puta?"

¿Cómo podes pensar en una relación que nunca existió mientras le haces daño a alguien?

En ese momento choque con alguien de la calle, me saque un airpod y estaba apunto de insultarlo, hasta que vi que era Rodri.

Me acerqué para asegurarme, no dudaba que era él, pero no quiero ue suceda lo mismo que ayer. —Rodri, ¿Estas bien?—pregunte extendiendole la mano.

Lo miré fijamente, su respiración estaba agitada y estaba llorando...
Juro que si encuentro al pelotudo que le hizo esto a Rodri, le rompere toda la cara a punta de piñas.

Hice una mueca al ver cómo no se movía, me acerqué más. —¿Rodri?

Note como mordió su labio, tomo mi mano y me abrazó, ocultando su rostro en mi hombro mientras empezaba a llorar.

Le correspondi el abrazo dándole algunas palmadas, sentía cada lágrima caer en mi hombro, cada una me hacía sentir horrible.

—Rodri, ¿Querés que te lleve a tu casa?—pregunte, el nego con la cabeza y continúo llorando. –Rodri... no podemos quedarnos en medio del parque—le aconseje—¿Querés venir a mi casa?–sugerí, el estuvo un rato en silencio y luego asintió.

Le ayudé a ponerse de pie y le tome de la mano, empezamos a caminar de regreso a mi casa, tenerlo tomado de la mano era como llevar a un nene, me parecía muy tierno, pero al mismo tiempo me daba tristeza el cómo me lo encontré.

𝙀𝙡 𝙗𝙧𝙞𝙡𝙡𝙤 𝙦𝙪𝙚 𝙚𝙣𝙘𝙞𝙚𝙣𝙙𝙚 𝙚𝙡 𝙖𝙡𝙢𝙖 | ᴿᵒᵈʳⁱᵗᵒᵐDonde viven las historias. Descúbrelo ahora