VI

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Hoja Tres: Es campeón en cualquier juego de mesa.

No supe que decir, mis pensamientos fueron si es así ¿Por qué no abre un restaurante? Pero de esa manera mis conflictos internos con su presencia saldrían a la luz y realmente no quiero eso, dije que le daría una oportunidad y en estos momentos quizás era la mejor idea.

—¿Por qué no trabajas en un restaurante? — le pregunté mientras A-Ying y A-Zhan lavaban los platos.

—Estuvo en uno y me aburrió. Es un mundo cruel y competitivo... — sabía que diría algo así, ¿Qué demonios hice para merecer un esposo como ese?

—¿Tienes tiempo? — dijo A-Zhan mientras se secaba las manos.

—¿Para qué? — pregunté.

—Claro que sí. — respondió A-Cheng mientras nos íbamos a la sala. A-Zhan sacó su mesa y preparó un juego de ajedrez.

Eso sería interesante, mi hermano es muy bueno, siempre solía ganar, no entendía mucho pero solo quería ver a ese sujeto derrotado en esos momentos.

—Ajedrez rápido... hagámoslo interesante... si pierdes me das cien yuanes... — quise objetar contra eso, no era justo, quien perdería todo el dinero seria yo.

—Acepto... — dijo ese tipo, ¡Claro! Como no es su dinero.

Mi hermano comenzó y A-Cheng comenzó a ver su celular, se colocó unos audífonos y parecía no prestarle atención el juego, de repente comenzaron a jugar de manera apresurada, nunca me gusto esa manera de jugar, solo lo haces por instinto, y para mi sorpresa mi hermano perdió.

¡Mi hermano perdió!

No dijo nada sacó su billetera y le dio el dinero, seguramente lo dejó ganar o simplemente fue suerte.

Pero ganó, dos, cinco, diez, quince veces, cada partida en menos de 5 minutos. Haciendo 3 cosas al mismo tiempo.

—Lan Zhan te quedaras sin dinero... — dijo A-Ying burlándose de él.

—No lo distraigas, adelante... — A-Cheng le mostró la mano para que este volviera a darle dinero.

Hasta que perdió 20 veces seguidas se detuvo.

—De acuerdo, hagámoslo tranquilamente... — mi hermano comentó mientras colocaba de nuevo las piezas en su lugar.

—A-Zhan ¿no eras campeón de ajedrez en la secundaria? — dije sin poder creerme lo que pasaba.

—A-Cheng es el campeón local de ajedrez... — me respondió haciendo el primer movimiento, no sabía si admirarme, preguntar si con eso no se ganaba dinero, o regañar a ese vago que tengo como esposo por perder tanto tiempo en esa tontería.

—Explica A-Cheng ¿Por qué eres tan bueno en esto? — dijo A-Ying con una botella de vino en la mano. ¡Si que le gustaba el alcohol!

—Tu querías entrar al club de ajedrez en la secundaria solo para encajar con unos chicos adictos al opio...

—¡A-Cheng! ¡no lo digas de esta manera! — no entendía que tenía que ver una cosa con la otra, solo me concentré en el juego de ajedrez, por primera vez miré como mi hermano dudaba mientras Jiang Cheng hacia movimientos sin miedo.

Hasta que finalmente ganó.

—Esto todavía no ha terminado... — dijo A-Zhan sacando muchos juegos de mesa.

Sudoku, damas chinas, primero jugó mi hermano y perdió, luego A-Ying a su lado y perdieron, y después yo me uní al sudoku y para mi sorpresa también perdimos.

—¡Exijo otra ronda! — mi hermano volvió a tomar el tablero de ajedrez, pero esta vez el tablero era nivel maestro, esta vez A-Cheng bostezó, no tomándoselo en serio cuando comenzaron a jugar, el cómo siempre sin misericordia y con seguridad movía las piezas.

Hasta que se hizo increíblemente de noche.

—Lan Zhan ya, mañana será otro día... — A-Ying le dijo cansado y yo también, pero estaba intrigado por todo eso.

Asentimos que era lo mejor, cada quien se fue a su habitación, tenía ganas de decirle a mi hermano que me ayudara, actuó como que no supiera que no recuerdo nada. Pero A-Cheng me llevó a la habitación que seguramente compartimos, era acogedora.

—Siempre sueles bañarte... — me dijo avergonzado. Yo no supe que decir.

—Dile a mi hermano que me ayude... y vete tú. — fue todo lo que pudo decirle. Supe que había sido grosero hasta que lo dije, el parecía triste, pero comprendía la situación y simplemente salió.


A los 2 minutos apareció mi hermano.

—No soy el más indicado para esto... — me dijo cuando entró, aun así, comenzó a ayudarme a quitarme la ropa con delicadeza. Pero sabía que me sentía mejor a su lado.

—¿Y ese tipo sí? — me burlé.

—A-Cheng es fisioterapeuta. — No supe que decir.

—¿¡Estas bromeando!?

—Yo no bromeo... — de repente todo se puso borroso, sentía que estaba en un realista shows de bromas. Pero tenía sentido, escuché que el tenía 9 títulos de medicina.

—¿Por qué...? — iba a preguntar el porque tenía tantos títulos pero me contuve.

—Wei Ying quería ser uno porque pensaba que así podría obtener técnicas nuevas para el sexo... — literalmente no supe que decir. Cuando me ayudó a ir a la bañera.

—Espera... ¿Y eso es verdad? — El se encogió de hombros.

—Quien debería de saberlo eres tu, tu eres quien esta casado con un fisioterapeuta... — de hecho me encantaría saber mas. 

Me sentí con mas confianza con mi hermano, especialmente porque me cargó de vuelta a la cama para ayudarme a ponerme la piyama.

Me arropó y sentía que extrañaba algo que no recordaba. Se me hizo extraño, no es como si pudiera pedirle a mi propio hermano un beso de buenas noches.

—Descansa — me dijo antes de salir, apagando la luz y sentí la cama muy grande, muy vacía y aburrida, sabía que no recordaba mucho, pero mi cuerpo si, porque toqué la almohada a mi lado de manera inconsciente, tomándola, sabiendo de algún modo que esa no era el lado de mi cama, comencé a olerla, tenia aroma de un perfume que no recuerdo. Pero me tranquilizaba, ni siquiera supe en que momento quedé dormido.

¡¡Su Currículo solo tiene 100 páginas!!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora