Capítulo 10 - Canada

3 0 0
                                    


Te extraño —susurra.

–¿Has estado bebiendo? —le pregunto indiferente.

–Te extraño –repite–. Iliana, te extraño.

–¿Por qué me haces esto?, ¿por qué vuelves a mí?

–Porque es a ti a donde pertenezco.

–No Devon, no nos pertenecemos. Esto es enfermo, somos una obsesión, somos tóxicos, somos...

–Nos amamos —me interrumpe— simplemente nos amamos. Tu eres el amor de mi vida y yo soy el amor de la tuya.

Aprieto con fuerza el móvil a mi oreja mientras contengo las lágrimas.

–Ven a verme, te necesito aquí. Extraño tu aroma, tus gestos, tu presencia. Preciosa... te extraño.

Tengo frente a mí la escena de Dominic y Emily con sus hijas siendo felices y mi corazón oprimido anhela a Devon. Cameron tiene razón, la única manera de acabar con esto es arriesgándolo todo.

–Voy a ir –mascullo.

–¿Perdona?, no he podido escucharte.

–Dije que iré.

***

Tras comprar boletos de avión disponibles para la misma noche, inventar una excusa suficientemente convincente para que Dominic entendiera mi repentina partida y viajar de nuevo en coche pero esta vez con un extraño, me subo al avión intentando tolerar el hecho de que voy a durar 8 horas en el con el pánico que me da volar, además voy a ir a un País que es terriblemente frío solo por ver a la persona que tanto amo. El vuelo es estresante, la ansiedad me agobia y no veo la hora de bajarme de aquí.

***

Aterrizamos y ya cruzados todos los puestos migratorios me encuentro en la salida intentando encontrarlo entre las personas. Alguien sostiene un cartel con la palabra "preciosa", tiene gafas oscuras, una gorra y una chaqueta gruesa. Podría reconocerte entre mil personas, porque solo tu presencia me puede estremecer de esta manera. Dejo la maleta a un lado y corro hasta él. Me abalanzo y sus brazos me reciben levantándome y apretándome fuertemente. Escucho como susurra en Francés al hombre que está a su lado "va chercher tes bagages"

–¿Francés? –pregunto sorprendida.

–Estoy aprendiendo, tengo una colaboración y quiero manejar un poco el idioma –responde caminando conmigo.

Le quito las gafas y meto mi lengua en su boca. Mi corazón retumba, estoy feliz de estar entre sus brazos.

–¿Puedes hablarme en francés cuando estemos follando? –pregunto sujetando su rostro.

–¿Solo has venido para follar?

–Te mentiría si dijera que no es uno de mis motivos –le sonrío– pero no es el único.

El fortachón con mi maleta en sus manos se acerca a nosotros y murmura:

– "Monsieur, remettez vos lunettes"

El karma, el amor y yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora