El día había comenzado como cualquier otro desde que Aria y Ren iniciaron su investigación, pero esta vez la tensión era palpable. Habían recorrido numerosos lugares, investigado archivos antiguos, interrogado testigos y descifrado pistas que parecían llevarlos siempre al mismo lugar: una puerta sin salida.
Ese día, ambos se encontraban en una antigua biblioteca, revisando pergaminos y documentos secretos que relataban la historia de los tres gobernantes: demonios, ángeles y humanos. Mientras leían, la verdad oculta en esos escritos comenzó a revelarse.
—No puede ser —murmuró Aria, con la voz temblorosa. Sus ojos recorrían frenéticamente las páginas amarillentas de un viejo manuscrito que acababan de descubrir.
Ren se inclinó sobre su hombro para leer el pasaje que la había conmocionado. El escrito hablaba de un antiguo ritual que había mantenido el equilibrio entre los tres reinos. Un ritual que requería el sacrificio de alguien de sangre humana pura. Aria apenas podía respirar al leer la última línea.
"El sacrificio final debe ser el descendiente directo del primer pacto, la sangre de la madre debe sellarse con la del hijo."
Aria retrocedió, su cuerpo temblando. Sabía lo que eso significaba. Su madre había sido la primera en realizar el sacrificio, y ahora, todo apuntaba a que el siguiente en la línea... era ella.
Ren, al notar su estado, la tomó del brazo, intentando reconfortarla.
—Aria, esto no tiene por qué ser el final —dijo, su voz baja pero firme—. No tienes que hacerlo. No puede ser la única manera.
—Pero todas las pistas, Ren... todo lo que hemos encontrado, todo lo que está escrito aquí, apunta a lo mismo. Mi madre murió para mantener el equilibrio, y ahora... quieren que yo haga lo mismo.
Ren apretó los dientes, sus ojos se oscurecieron con rabia e impotencia. Había visto cómo las piezas encajaban, pero se negaba a aceptar ese destino para Aria. Había algo más, tenía que haber otra forma.
—No lo permitiré, Aria —declaró con determinación—. Encontraremos otra solución, aunque tenga que enfrentarme a los tres gobernantes yo mismo.
Aria lo miró, su corazón latiendo con fuerza. Sabía que Ren hablaba en serio, pero el peso de la verdad era demasiado grande. Sentía que se estaba ahogando en el destino que parecía haberse tejido a su alrededor, uno que no podía evitar.
—Necesito estar sola —susurró, apartando su mirada de Ren—. Necesito pensar.
Ren dudó por un momento, pero asintió. Sabía que Aria estaba lidiando con algo mucho más grande que ellos, algo que iba más allá de cualquier investigación o conspiración. Era personal.
—Si necesitas algo, estaré cerca —le dijo suavemente antes de salir de la biblioteca.
Aria quedó sola en la gran sala, rodeada de libros y documentos que ahora se sentían como una carga aplastante. No sabía qué hacer, ni a dónde acudir. Cada pista que habían seguido no los había llevado a su padre. Y ahora, para colmo, este sacrificio era la única respuesta que parecían encontrar para restaurar el equilibrio.
Se sentó en una de las mesas, cerrando los ojos y respirando profundamente. Intentó poner en orden sus pensamientos, pero todo era un caos en su mente. Su madre había dado su vida por algo que Aria no comprendía del todo, y ahora ese mismo destino la llamaba. Pero ella no podía, no quería seguir ese camino. Debía haber otra opción.
De repente, un suave golpeteo en la puerta la sacó de sus pensamientos. Levantó la cabeza, pero no vio a nadie. Entonces, se dio cuenta de que alguien había deslizado una pequeña nota bajo la puerta. Se levantó lentamente, su corazón acelerándose sin razón aparente, y caminó hacia el papel doblado.
Lo recogió con manos temblorosas y lo abrió. Las palabras escritas eran breves, pero estremecedoras:
"Tu padre está vivo. Él conoce la verdad. Ven sola al lugar donde comenzó todo."
Aria sintió como si el suelo se desvaneciera bajo sus pies. Su padre... ¿vivo? Pero entonces, ¿dónde estaba? ¿Por qué no había aparecido todo este tiempo? Y más importante aún, ¿qué significaba "el lugar donde comenzó todo"?
Las preguntas empezaron a asaltar su mente con una velocidad vertiginosa. Su respiración se aceleró, el pánico invadiendo su cuerpo. La nota no tenía ninguna firma, ni pista sobre quién la había dejado, pero el contenido era lo suficientemente impactante como para paralizarla.
Los recuerdos de su infancia, de su vida antes de que todo cambiara, la invadieron. ¿Podía ser cierto? ¿Su padre estaba vivo después de todo? Si eso era verdad, entonces había estado buscando respuestas en el lugar equivocado todo este tiempo.
Aria apretó la nota en sus manos, el impacto emocional era demasiado. Su mente no podía procesar todo lo que estaba sucediendo. El peso de las revelaciones, las mentiras y el destino que parecía querer atraparla eran demasiado. Sentía que se ahogaba, que el aire le faltaba.
El mundo a su alrededor comenzó a girar, su vista se nubló, y antes de que pudiera reaccionar, todo se volvió oscuro.
Cayó al suelo de la biblioteca, desmayada, la nota todavía aferrada en su mano. El silencio en la sala se hizo profundo, como si el tiempo se hubiera detenido por completo.
Cuando Ren, preocupado por el tiempo que Aria llevaba sola, volvió a la biblioteca, encontró la puerta entreabierta y el cuerpo de Aria tendido en el suelo. Su corazón se detuvo por un segundo.
—¡Aria! —corrió hacia ella, su rostro lleno de pánico. La tomó en brazos, intentando despertarla.
En ese momento, vio la nota apretada en su mano. Con cuidado, la tomó y la leyó rápidamente. Al terminar, su expresión cambió, pasando de preocupación a furia. Esto no era una coincidencia. Alguien estaba jugando con ellos, y ahora, más que nunca, tenían que encontrar la verdad.
Pero primero, tenía que asegurarse de que Aria estuviera bien.
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¿De quien me enamore?
FantasyEn un mundo donde ángeles, demonios y humanos comparten el poder, cada uno con su propio reino y normas, Aria vive una vida aparentemente normal en la ciudad humana. Su padre es el abogado más influyente de la región, un hombre admirado por todos, p...