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En estos momentos me duele demasiado la espalda. Llevo horas haciéndole un regalo a Lu, además de que le envié un gran texto de feliz cumpleaños agradeciéndole cada cosa, como en cada cumpleaños que tiene. Es muy afortunado de tenerme en su vida.
Le estaba haciendo una sudadera con nuestras iniciales, y lo estaba haciendo con un labial de mis favoritos. También le estaba haciendo una caja que, cuando la abres, hace que salgan volando mariposas (claramente son falsas). Estoy segurísima de que le van a encantar mis regalos.
Y bueno, por fin quedó la sudadera. En la parte de atrás estaba mi inicial y en la de enfrente, en el pecho, del lado derecho, estaban nuestras iniciales juntas, pero en pequeño.
Sé que este regalo es muy de parejas/novios, pero en verdad quería hacerlo; me pareció súper lindo cuando lo vi en Pinterest.
Vi la hora, eran las 3:26 a.m., demasiado tarde, debía dormir ya, si no mañana amanecería con una cara espantosa.
•••
4:50 p.m
Me levanté hace como 7 horas para hacer mi rutina y que mi cara no se viera tan mal, o más bien, para que no se notara que dormí demasiado tarde.
Ahora estoy terminando con mi cabello. Me encantó demasiado mi outfit de hoy, y claro, me esforcé en lucir bien porque hoy es el cumpleaños de Lu.
Ya terminando absolutamente todo, tomé mis cosas y los regalos de Lu. Bajé, y mi padre ya me estaba esperando en el auto. Me despedí de mi mamá y salí para subirme al auto.
— ¿Esta vez que le regalarás a Lukas? — me miró por el retrovisor.
— Oh, dulces, una hoodie, recuerdos juntos y una carta. — enumeré con mis dedos cada regalo que mencionaba.
— Ya veo, tu siempre te esfuerzas con los regalos, más con los de él, en verdad me sorprende demasiado tu creatividad. — soltó una pequeña risa al igual que yo.
— Lo sé, es que, Lukas es muy especial para mí, es mi mejor amigo y me ha apoyado en absolutamente todo, en verdad le tengo un gran aprecio. — al decir esto, un cosquilleo inquieto se hizo presente en mi estómago, me hacía temblar y sonreír al mismo tiempo.
— Eso se puede notar a kilómetros, hija, su amistad es muy bella, ¡amistad como la de ustedes quedan pocas! — dijo mi papá con un toque de emoción.
Negué divertida y riendo a la vez, mi padre tenía razón, quedan pocas amistades como la nuestra. Me aterraba pensar en que algún día podríamos separarnos.
En un abrir y cerrar de ojos ya estaba frente a la casa de Lukas. Bajé del auto y me despedí de mi padre.
— ¡Cualquier cosa nos llamas!, ¡Te quiero, no lo olvides! — sacudió su mano en signo de despedida, imité su acto, después encendió de nuevo el auto para irse.
