Amber
Entrar a un colegio nuevo no es fácil, pero si sabes jugar bien tus cartas, te puedes volver la reina del tablero en poco tiempo. Y yo, desde luego, siempre he sabido jugar mis cartas.
Noah fue el primero en mostrar interés cuando llegué. No es que me sorprendiera. Estoy acostumbrada a que los chicos graviten hacia mí. Fue fácil entablar conversación, más fácil aún hacer que comenzara a verme de una manera diferente, como si yo fuera una especie de respuesta a todos sus problemas. Y, por lo que había escuchado de él y Kara, la verdad es que esos problemas no le faltaban.
Ah, Kara... ella era la única posible espina en mi camino. La chica perfecta, o al menos, así la veían todos. No es que me importara particularmente, pero si quería a Noah, necesitaba asegurarme de que Kara dejara de ser un obstáculo. No iba a compartir ni esperar mi turno. Y luego, esa noche en la fiesta, todo comenzó a caer en su lugar de una manera casi perfecta.
La tensión en el aire era palpable. Noah no dejaba de mirarla, y Kara, con esa expresión perdida, se desvaneció en algún rincón de la casa. Era evidente que algo había pasado entre ellos, y eso me dio la ventaja que necesitaba. No me moví, me limité a observar. Me gusta ver cómo las cosas se despliegan antes de hacer mi movimiento.
Vi a Alex William seguir a Kara al baño. Eso ya fue interesante. Alex, el chico malo, el que no se preocupa por nadie más que por sí mismo, de repente estaba siguiendo a la chica perfecta. No pude evitar sonreír. El juego estaba a punto de volverse aún más entretenido.
Poco después, Noah, con su típica expresión de confusión y ansiedad, comenzó a buscarla. Lo vi tensarse, claramente preocupado por ella. Pero entonces, Alex salió del baño. Su sonrisa descarada lo decía todo. Kara y Alex. Ahora eso sí que era algo que podía utilizar a mi favor.
La mente de Noah estaba revuelta, lo veía en sus ojos. Se sentía fuera de control, algo que seguramente no estaba acostumbrado a sentir. Y ahí es donde entro yo. No me interesa que Kara y Alex estén juntos o no. Lo que me interesa es que, en ese momento, Kara dejó de ser un problema para mí.
—Noah, relájate —le dije, acercándome con una sonrisa tranquila, calculada. Siempre sé cómo manejar estas situaciones—. Seguro que Kara está bien. No te agobies tanto.
Me miró, aún dudando, pero ya comenzaba a ceder. Eso es lo que pasa cuando alguien se siente débil: empieza a buscar en otro lugar lo que no puede controlar. Y yo era exactamente lo que Noah necesitaba en ese momento. Alguien fuerte, alguien que no lo confundiera.
—No entiendo qué pasa —murmuró, como si estuviera hablándose a sí mismo.
—Es Kara, ¿no? —respondí, fingiendo un tono comprensivo—. Siempre parece estar lidiando con algo. Quizás deberías dejar que resuelva sus cosas sola, ¿no crees?
Él asintió lentamente, como si mis palabras le dieran el permiso que necesitaba para soltar el control. Perfecto. Así es como se juega. Sabía que Kara no le daba lo que él quería. Demasiados enigmas, demasiadas dudas. Pero conmigo, todo sería claro y directo.
Le sonreí de nuevo, tomando el control de la conversación como si hubiera sido mío desde el principio. Podía sentir cómo empezaba a relajarse a mi alrededor, cómo comenzaba a confiar en mí. No necesitaba rogar, ni mostrarse débil. Él solo necesitaba alguien que lo hiciera sentir seguro, y yo podía ser esa persona.
—Vamos, Noah —dije suavemente, tocando su brazo con una confianza que no podía rechazar—. ¿Por qué no salimos de aquí un rato? Esta fiesta ya está bajando de ritmo, y no creo que Kara vaya a salir pronto. Si necesitas despejarte, yo te acompaño.
Noah vaciló, pero ya lo tenía. Podía verlo en sus ojos. Él no iba a quedarse más tiempo esperando a Kara. Había perdido esa batalla, y ahora, todo lo que necesitaba era una nueva dirección. Y yo estaba ahí, ofreciéndosela en bandeja de plata.
Sabía que Kara y Alex estaban ocupados. Lo vi en la sonrisa de Alex al salir del baño, y eso me hizo sentir... poderosa. El juego que Kara y Noah tenían entre ellos ya no era mi problema. Noah estaba listo para alejarse, y Kara estaba distraída. Esa fue mi oportunidad, y la aproveché.
Me acerqué un poco más a Noah, lo suficientemente cerca como para que sintiera mi presencia de manera ineludible.
—Ella puede lidiar con lo suyo —le dije, bajando la voz solo lo justo—. Y tú... bueno, no tienes que estar ahí esperando. Hay más en esta noche que preocuparse por lo que Kara está haciendo.
Él me miró, y supe que lo había ganado. No hacía falta que Kara supiera lo que estaba pasando. Porque mientras ella estaba ocupada con Alex, Noah se estaba alejando más de ella con cada segundo que pasaba a mi lado.
Kara podría tener su romance con Alex, su confusión, sus dilemas. Mientras tanto, yo tenía a Noah. Y cuando todo se asentara, ella se daría cuenta de que mientras estaba distraída, yo había tomado lo que quería. Siempre supe cómo moverme en este tipo de situaciones, cómo usar el caos a mi favor.
Ahora, solo quedaba esperar. El tablero había cambiado, y Kara ni siquiera lo sabía. Ella y yo nunca fuimos amigas, y nunca lo seríamos. Esto no se trataba solo de Noah, se trataba de saber quién tenía el poder. Y en ese momento, ese poder era mío.
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La lista de besos 💋 [ESPAÑOL] |
Teen FictionEl concurso entre Kara y Amber ha creado una tensión palpable en el instituto, con cada movimiento estratégico y cada interacción cargada de rivalidad y desafío. Desde que Kara presentó su "kiss list" con los nombres de los diez chicos más guapos de...