Capítulo 35

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El viaje que sus amigos tenían que hacer les iba a llevar un tiempo, Aether lo sabía y aunque estaba preocupado, solo podía quedarse allí y planear el viaje para que sus amigos se pudiesen olvidar un poco de lo que esperaba en Inazuma, al menos... era lo mínimo. Pero aquella noche no, aquella noche había quedado con la persona que últimamente ocupaba sus pensamientos... ¿o debía decir que los ocupaba desde que se habían conocido tiempo atrás? Al llegar a la posada, pidieron la cena y poco después, se fueron a su habitación. Se tumbó al lado de Paimon y tras tener una pequeña charla como cada noche, esperó a que su pequeña compañera se quedase dormida y se levantó sin hacer ruido, tapándola después con cuidado.

No tardó en salir de la habitación y dirigirse hacia donde había quedado con Xiao, al estar en el sitio, se sorprendió al ver que el yaksha no estaba. Estaba tan preocupado, ya que Xiao nunca fallaba cuando se trataba de él. Antes de que pudiese darse cuenta, se vio placado contra el suelo y un cuerpo encima suyo.

–¿Preocupado? –aquella voz se le hizo conocida nada más llegar a sus oídos.

–Claro que sí, habíamos quedado aquí y no te he visto al llegar –Aether no estaba incómodo, parecía no importarle estar en el suelo con el contrario encima.

–Nunca te abandonaría, deberías saberlo –Xiao se levantó y lo ayudó a ponerse también en pie.

No tardó en pasarle un brazo por la cintura y llevarlo con él a la zona más alta de la posada, allí donde había las vistas más hermosas y Xiao las conocía bien, allí nadie podía encontrarlos.

–Te he echado de menos... –las mejillas de Xiao se colorearon al decir aquellas palabras.

–Yo también, he estado pensando mucho en nuestra última charla... –no terminó de hablar, pero pudo ver como el rostro de Xiao se giró hacia él, parecía ansioso. –Y he decidido que quiero que hagamos reales nuestras palabras.

Los ojos del yaksha se abrieron de la sorpresa, pero al poco sonrió y colocó su mano en la mejilla de Aether.

–Entonces... –parecía querer decir algo, pero pareció pensárselo mejor y decidió callar, acercándose a los labios del contrario y besarlo con ternura.

Para ser el primer beso de ambos, no estaba tan mal, fueron algo torpes, pero lo disfrutaron tanto que no les importó.

–Estaba deseando este momento –la risita tierna de Aether no se hizo esperar.

–Yo también, desde que hablamos antes de que te marchases de Liyue la última vez –Xiao dejó que el viajero apoyase su cabeza en su hombro, sonriendo levemente.

–Uno de mis amigos me dijo que le estaban hablando de buscarse una esposa y tener su descendencia, es cabeza de la familia y son importantes en Inazuma –Aether suspiró al recordar aquella breve conversación con Ayato. –Eso me hizo pensar en nosotros, nuestra situación es diferente, nosotros no tenemos a nadie que nos obligue a casarnos con otra persona... pero solo pensar en no estar contigo, se me rompe el corazón. Por eso, no quiero que esto siga sin ser hablado... me gustas, Xiao...

–Y tú a mí, Aether. No quiero que nada nos separe, nunca te he mentido, mi promesa siempre ha sido para mantenerme a tu lado. Puedes decir mi nombre estés donde estés y apareceré a tu lado, pero ahora... –miró a aquellos ojos que le volvían loco.

–¿A qué te refieres? –Aether no estaba entendiendo nada de lo que estaba diciendo, aunque esperaba que sus imaginaciones fuesen ciertas.

–Hablaré con Re... Zhongli. Sé que soy uno de los protectores de Liyue, pero tú eres también importante para y me gustaría poder viajar contigo, o al menos, poder moverme con más libertad y estar a tu lado y proteger a Liyue cuando sea necesario.



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