Soulmate

Capítulo 39

Al escuchar aquella voz, los cuerpos de ambos chicos se tensaron y es que no esperaban que nadie los encontrase. Cuando se giraron hacia la persona, pudieron ver a la muchacha que el consejo había llamado "su prometida". Los dos pensaban que aquello iba a ser su final, ninguno de los dos quería separarse del otro, pero sabían lo que podían pensar de su relación y no querían que aquello saliese a la luz de aquella manera.

–Señorita... –Ayato fue el primero en poder hablar, le daba miedo que la chica saliese corriendo a contar lo que había visto. –Por favor... escu...

–Mi señor, señor Thoma, no tienen que contarme nada... los seguí porque quería hablar con usted, pero creo que puedo hablar con ambos... ¿me darían un momento de su tiempo? –la muchacha parecía incluso más preocupada de lo que había aparentado en el sitio de reunión.

–¿Está bien, señorita? –Thoma se levantó junto a su chico preocupado por el estado de la muchacha, algo les decía que podían confiar en ella.

–Antes de nada, quiero decirles que no voy a decir nada de todo esto, supongo que este es un sitio seguro para ustedes y no pienso decirle a nadie sobre él, pero quiero contarles que yo no quería esto... –eso hizo que los dos chicos se mirasen y volviesen a mirarla a ella.

–¿A qué se refiere? –Ayato intentaba entender todo lo que ella estaba diciendo, pero no lograba adivinar qué les quería decir.

–Yo no quiero casarme con usted, estoy enamorada de otro hombre, quiero casarme con él y él conmigo. Mi padre es un buen amigo de algunos hombres de su consejo y no quiere aceptar al hombre al que amo, con esto intenta alejarnos. Yo no quiero estar encerrada en un matrimonio sin amor y ustedes tampoco se lo merecen –los ojos de los chicos se abrieron de la sorpresa al escucharlo.

–¿Puede decirme quién es? –después de las declaraciones de Riko sabía lo que ellos dos debían hacer por ella.

–Su nombre es Yoshida Ren... –la voz de la chica fue rápidamente acallada.

–¡Lo conozco! Ren es un gran chico, por favor, quédese con Ayato, no tardaré demasiado –Thoma iba a salir corriendo cuando la mano de Ayato lo agarró de la muñeca.

–¿Qué estás tramando? –estaba preocupado por su chico, pero estaba claro que confiaba ciegamente en él.

–Confía en mí, haré que todo esto se olvide y que ninguno de nosotros tenga que aceptar algo que no deseamos. Eres tú el que manda aquí, Ayato, no ellos –después de aquellas palabras, el peliazul asintió y lo dejó ir.

El amo de llaves salió corriendo tras aquellas palabras dejando a Ayato con Riko en aquel sitio especial.

–¿Cree que podrá solucionar todo? –la chica estaba asustada e intentaba calmar las cosas.

–Por supuesto, confiaría mi vida en Thoma y sé que siempre consigue todo lo que se propone, no se preocupe... tampoco quiero casarme con nadie que no sea él –Ayato se estaba abriendo con la muchacha.

–Lo ama, ¿verdad? –la sonrisa de Riko salió rápidamente al darse cuenta de los sentimientos de Ayato.

–Más que a mi vida, señorita Riko, y no pienso dejarlo por nada ni nadie –parecía que los dos estaban empezando a confiar un poco en el otro para decir cosas realmente importantes para ellos sin miedo de que nadie más los escuchase.

–¿Puedo darle un consejo, mi señor? –la mano de la chica se colocó encima del hombro del chico.

–Por supuesto –la mirada de Ayato se posó en la muchacha, ¿qué cosa podría decir ella para ayudarlos?

–Tiene que cambiar todo el consejo que tiene ahora mismo reunido en su propio hogar.