Capítulo VI

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『 °*• ❀ •*°』

Gwen V.

...

Su mente seguía procesando lo que acababa de ocurrir. Ojo, estaba siendo razonable pero su sentido y su corazón enamorado llegaron a una conclusión, que bien podía ser errónea pero, había algo extrañamente satisfactorio en ver a Reyna... ¿Molesta? Bueno, ella no lo diría así. Tensa tal vez era una mejor palabra. La línea de su mandíbula apretada, sus hombros rígidos como si estuviera lista para saltar en cualquier momento. Reyna era así, pero en ese instante se le notó más.

¿Será que estaba celosa?

La idea la hizo sonreír. Por supuesto, Reyna jamás admitiría algo así, ni siquiera a sí misma. La pretora era todo control y compostura las veinticuatro horas del día, siempre tan centrada en su deber y en mantener su distancia emocional. Pero hoy, ese pequeño cambio en su expresión cuando Tyler se acercó... Gwen no pudo evitar pensarlo. Algo había ocurrido.

Recordó cómo Reyna había limpiado la pequeña herida en su brazo con tanta dedicación, casi con una ternura que jamás mostraría a los demás. El calor de sus dedos contra su piel aún la hacía estremecer. Y luego, cuando Tyler entró y tomó el control, Reyna no se había apartado de inmediato. En cambio, se quedó allí, observando con esos ojos oscuros que rara vez dejaban entrever lo que sentía, pero que en ese momento parecían estar enfocados en algo más que el simple cuidado médico.

”¿Atenta? No, protectora”, pensó Gwen, su sonrisa ampliándose. Era extraño, pero había una parte de ella que disfrutaba viendo a Reyna tan desconcertada. No por maldad, sino porque era una faceta nueva, algo que pocas personas jamás verían.

Reyna celosa. La idea era casi divertida. Después de todo, Tyler sólo estaba haciendo su trabajo. ¿Cómo podría Reyna, la impenetrable hija de Belona, sentirse amenazada por un chico como Tyler?

Pero algo en los ojos de Reyna le decía que, aunque no lo admitiera, había algo más ahí. Algo que Gwen no había visto ni percibido antes. Una emoción nueva quizás, fuerte para que pudiera ser notada.

Mientras caminaba de regreso al campo de Marte con Reyna a su lado, notó el silencio que se extendía entre ellas. No era incómodo, pero definitivamente era diferente a otros momentos. Gwen decidió aprovechar la situación, divertida por la posibilidad de que Reyna se sintiera un poco fuera de su zona de confort.

—Tyler es un buen chico, ¿no crees?—comentó con ligereza, lanzando una mirada a Reyna para observar su reacción.

Reyna no respondió de inmediato. Sus ojos seguían al frente, su postura rígida y su mandíbula apretada de nuevo.

—Sí. —respondió finalmente, su tono neutral, casi cortante.

“Definitivamente celosa”, pensó Gwen, aguantando una pequeña risa.

—Es muy atento. Me ayuda cuando me lastimo en el entrenamiento. —añadió Gwen, esperando que la mención casual provocara algo más. Una pequeña sonrisa traviesa se asomó en sus labios.—Debo admitir que no sabía que los sanadores fueran tan… Detallistas. —Su tono juguetón era intencional. Quería ver hasta dónde podía llevar la conversación antes de que Reyna se diera cuenta de su pequeño juego.

Sabía que era muy arriesgado.

—¿Detallistas? —Reyna finalmente giró su mirada hacia Gwen, frunciendo ligeramente el ceño.

—Oh, sí. —Gwen hizo un gesto inocente con la mano libre, fingiendo que no había nada sospechoso en sus palabras. —¿No viste cómo me tocaba el brazo? Tan... Minucioso. —Dio una pequeña risa mientras se llevaba las manos al pecho, fingiendo exagerar la situación. —Casi me sentí como una princesa.

Reyna apretó la mandíbula, su paso se volvió un poco más decidido, como si intentara mantener la compostura. Gwen sabía que había dado en el clavo.

—Tyler sólo estaba haciendo su trabajo, Gwen. No es para tanto. —Su voz era tensa, pero trataba de sonar indiferente.

Reyna giró ligeramente la cabeza, mirándola de reojo, pero aún manteniendo su compostura como si quisiera cerrar la conversación antes de que continuara.

Gwen no iba a dejarlo pasar tan fácilmente. ¿Por qué no jugar un poco más? pensó.

—¿Crees que debería pedirle que me revise más seguido? —preguntó con una dulzura fingida, sus ojos fijos en los de Reyna. —Digo, no sé... Parece ser muy cuidadoso y... Servicial.

La pretora se detuvo abruptamente y se giró hacia Gwen. Sus ojos oscuros tenían una intensidad que la hija de Cupido conocía muy bien, pero que rara vez estaba dirigida hacia ella.

—No necesitas que alguien como Tyler te esté revisando cada vez que te haces un rasguño, Gwen. Sabes defenderte sola. —El tono de Reyna fue más firme de lo habitual, casi como una advertencia.

La chica alzó una ceja, impresionada por la reacción. Decidió suavizar el golpe, aunque no podía dejar pasar el momento de hacerle una última broma.

—Oh, Reyna... —Se acercó un poco más a la pretora, bajando la voz hasta un susurro, con una sonrisa maliciosa que sabía que la confundiría. —¿Estás celosa?

Reyna se quedó quieta por un momento, claramente desconcertada por la pregunta. Su mente calculadora no lograba procesar del todo lo que Gwen insinuaba. ¿Celosa? ¿Ella? No, no era eso. O al menos, no podía ser. Se negó a siquiera considerar la posibilidad.

—¿Celosa? —repitió, su tono lleno de incredulidad, aunque sus ojos traicionaban una leve confusión. —No seas ridícula. Solo creo que... Deberías ser más cuidadosa. No puedes confiar en cualquiera.

Ella rió suavemente, dando un paso hacia atrás para liberar un poco de la tensión que se había acumulado entre ellas.

—Está bien, está bien. Pero Tyler es agradable. —Guiñó un ojo, disfrutando de la incomodidad palpable de Reyna.

Siguieron caminando, pero no podía dejar de sentirse satisfecha. Algo en Reyna había cambiado, y aunque ella no lo entendiera del todo, Gwen sí. O al menos eso creía, eso que alimentaba sus esperanzas de ser correspondida algún día.

La fuerte voz de la pretora la sacó de sus pensamientos.

—Tú y Tyler parecen llevarse bien. —El comentario parecía una pregunta disfrazada.

—Sí, lo hemos pasado bien. Es muy simpático —respondió Gwen con una sonrisa, manteniendo su tono juguetón. —¿No te parece?

—Supongo. —Reyna sonaba pensativa. —Es útil en la enfermería.

Gwen alzó una ceja. “Útil”. Esa era una palabra interesante viniendo de Reyna. Estaba claro que la pretora estaba lidiando con algo internamente, aunque no sabía qué con certeza. Decidió dejar que ese pensamiento reposara, pero no sin antes añadir una última travesura.

—Sabes... Me preguntaba si tal vez deberíamos invitar a Tyler a cenar con nosotras esta noche. Podrías conocerlo mejor... —dejó caer la frase con una entonación ligeramente provocadora, como tanteando los límites.

Reyna se quedó en silencio por un momento, sus ojos se estrecharon mientras estudiaba a la otra chica.

—No lo sé  —respondió al fin, su voz baja y controlada. —Tú y yo ya tenemos mucho de qué hablar.

Gwen sonrió para sí misma. Era todo lo que necesitaba escuchar.

—Tienes razón —admitió, tratando de sonar casual. —Tú y yo siempre hemos sido suficiente.

La hija de Belona no respondió, pero Gwen pudo ver la leve tensión en sus hombros relajándose mientras seguían caminando hacia el campo de Marte. Quizás no podía ponerle nombre a lo que estaba pasando entre ellas, pero estaba claro que Reyna sentía algo. Algo que ni siquiera ella misma comprendía del todo.

Gwen decidió que era mejor no presionar más… Por ahora.

Pero vaya que se estaba divirtiendo. Si cabía la posibilidad de que sus sospechas fueran ciertas, jugaría sus cartas con sabiduría si quería el amor de Reyna.

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|| 𝐂𝐈𝐍𝐍𝐀𝐌𝐎𝐍 𝐆𝐈𝐑𝐋 || 𝚁𝚎𝚢𝚗𝚊 𝚁𝚊𝚖𝚒́𝚛𝚎𝚣-𝙰𝚛𝚎𝚕𝚕𝚊𝚗𝚘 ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora