Capitulo 05.

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—¿qué pasó con Patito? Los vi ahí muy cerquita. —me preguntaba Flor mientras íbamos caminando a la casa de Joni que puso para hacer after.

—Nada, hablamos un rato de los mambos nuestros. Aparte le había tirado espuma en los ojos, lo hice mierda. Casi se larga a llorar. —respondí riéndome. Primero por los nervios y después porque estaba bastante entonada.

—Estaban muy cerquita.

—Nah, no flashes nada que no pasó nada y tampoco pienso darle bola, amiga, ¿estás loca?

—El tiempo me va a dar la razón a mi. Vas a ver. —me dijo señalándome.

No entendí porque tanto ensañamiento con que termine entrelazada de alguna manera con Patricio. Del amor al odio hay un paso, saben decir. Pero yo lo dudo muchísimo. Aparte en enero ya me tengo que ir a la otra punta del continente. Si antes, ahora y después no había chances muchísimo menos en el contexto que nos iba a estar atravesando en un futuro. Mi idea era centrarme en mi carrera. Me había costado muchísimo esfuerzo y dedicación el ganarme la beca y no estaba dispuesta a desperdiciarlo por concentrarme el alguien más que no sea yo.

Llegamos a lo de Joni y nos pusimos a tomar algo mientras hablábamos de todo lo que había pasado en la noche y en el año. Rememoramos el viaje de egreso, contamos cómo fue el beso con Joni ante la mirada atenta de Pato que no paraba de reírse y dar algún que otro bocado que, como siempre, nos hacía estallar de risa. Nuestras miradas se chocaban más de lo normal. Y no me voy a lavar las manos y echarle la culpa a todo lo que había tomado. No éramos más dos nenes, éramos jóvenes adultos y Patricio estaba hermoso. Salí al patio a acompañar a Florencia que quería fumar y nos pusimos un poco melancólicas.

—Aunque los banque muy poco se que los voy a extrañar. —dijo mi amiga mientras se prendía el cigarro.

—Es que es así, en la vida misma hay muchas despedidas y muchos encuentros nuevos. Hay que ver que nos depara el futuro, capaz nos volvemos a cruzar, quien te dice. —acote mientras me cruzaba de brazos, estaba haciendo algo de frío ya eran las siete de la mañana y seguíamos ahí.

—Ojalá la vida te cruce con cierto músico...

—Amiga... ¿por qué el ensañamiento con Pato y conmigo?

—Hermana... sos la ÚNICA que no se da cuenta que ese chabon te tiene unas ganas pero desde que nos conocemos, más o menos. Es increíble la habilidad que tenes para esquivar el tema, o capaz sos muy boluda y no te diste cuenta.

—Ay... a ver, lleva jodiendome desde que entramos al colegio juntos, no nos sopórtamos, nos vemos y nos ladramos, incluso ahora que paso un tiempo sin vernos, ¿como podes suponer que me tiene ganas? Ni siquiera tranzamos, no nos abrazamos, te sacas las conclusiones del culo o no se de donde.

—De cómo te mira cuando no te jode, de cómo busca llamar tu atención a toda costa, de cómo te molesta únicamente a vos... hermana, los varones son así. Son estúpidos y no saben reconocer sus sentimientos, entonces con tal de estar en contacto con la mina que les gusta son capaces de ser así de insoportables.

—Eso lo sé, pero justamente Pato y yo no somos esos. Y basta con el temita ese porque me cansa tener que aclarártelo, Florencia.

Levantó sus manos en forma de rendimiento.— El tiempo me va a dar la razón, ya te lo dije. No lo hablo más. Lo juro. Ya vengo...

Se fue dejándome con la palabra en la boca y enseguida sentí otra presencia.

—Tas cagadisima de frío vos. Toma... —y puso su campera de jean en mis hombros, me iba a negar pero creo que es momento de bajar la guardia, la estamos pasando bien y no me dijo nada malo.— ¿la estás pasando bien?

Bardelli | Patricio SardelliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora